martes, 30 de mayo de 2017

VIOLENCIA DE GENERO: PRIORIZAR LA FORMACION DE PROFESIONALES Y JOVENES


La violencia de genero sigue incrementando sus víctimas mortales. No hay manera de frenarla. Las reformas legislativas y las medidas políticas adoptadas para combatirla, si es que se las puede llamar así, no están dando resultados de cierta entidad. Aunque cabe la duda de cuál sería la situación si estas medidas no se hubieran aprobado.

Los partidos de la oposición al gobierno resaltan que la causa de este desastre son los recortes presupuestarios llevados a cabo por el PP en los últimos años, a lo que habría que sumar la muy insuficiente dotación en las legislaturas anteriores del PSOE. Es evidente que con más presupuesto se podrían hacer más cosas en la persecución policial y en la tutela judicial, podrían reforzarse los servicios sociales especializados y las ayudas a las mujeres maltratadas y en su caso a sus hijos. Pero desgraciadamente la violencia de genero tiene profundas raíces sociales y culturales, es un gravísimo problema estructural que hay que abordar con políticas estructurales, transversales, fundamentalmente de prevención y con horizontes que combinen el corto, el medio y largo plazo.

Y para empezar a abordar esta compleja realidad, lo primero que hay que hacer es situar ante la opinión publica de España cual es el perfil de los maltratadores, de las maltratadas, de las circunstancias sociales, económicas y culturales donde se producen el maltrato. Es posible que los organismos especializados de las Administraciones Públicas tengan mayor o menor conocimiento de esa realidad, pero la ciudadanía solo contamos con informaciones muy genéricas. Sin información muy pormenorizada es difícil diseñar medidas preventivas eficaces y también dificulta el abordar programas de actuación que más allá de sus costes presupuestarios, requieren la colaboración activa de la ciudadanía, de colectivos profesionales, de las familias y de los estudiantes.

Lo que sí parece cierto, de esa genérica información disponible, es que la violencia de genero empieza a incubarse en la niñez de la mano de los todavía muy arraigados sentimientos machistas. Un niño o un preadolescente que en su entorno vive conductas machistas, más o menos explicitas, con una carga más o menos violenta, puede ir asumiendo que “eso” es lo normal en la actitud hacia las niñas, las adolescentes y las mujeres. Si desde temprana edad percibe que despreciar, insultar, ningunear, controlar despóticamente y hasta agredir a sus hermanas, a su madre, a su abuela, etc. es normal y peor aún es símbolo de hombría, ese adolescente, ese joven o ese adulto puede reproducir esas actitudes que ha visto en su padre, en sus hermanos, en sus primos o tíos, en sus abuelos, sin que le genere especiales problemas morales.

Combatir esas actitudes en el hogar, no es tarea fácil. Exige que las victimas puedan denunciarlo sin que les acarree problemas sin fin, que cuenten para ello con el apoyo de servicios sociales especializados, con una rápida cobertura legal (policial y judicial) y con recursos temporales para llegado el caso terminar con la convivencia dañina e iniciar un nuevo proyecto de vida. Está demostrado que ese paso no es fácil de dar y a veces la demora en decidirse tiene consecuencias nefastas; por ello el papel de los familiares, amigos y vecinos, no contaminados de la tolerancia hacia el maltrato, es fundamental para poner en marcha la dinámica de intervención de los poderes públicos.

Más fácil podría ser combatir el machismo en el ámbito escolar, en toda su escala, desde la educación infantil hasta la universitaria y la formación profesional. Educar en la igualdad y en la tolerancia cero hacia el machismo y el maltrato, solo puede empezar por “educar a los educadores” y así evitar esas vergonzosas e intolerables actitudes de una parte del profesorado que mira para otro lado, que disculpa o peor aún que “ríe las gracias machistas” o que reacciona cuando ya es tarde. En la educación de los educadores hay que incluir de manera destacada la formación adecuada y suficiente para la lucha contra el machismo y el maltrato (y contra la lgtbfobia, el racismo y la xenofobia). La lucha contra el machismo y el maltrato no puede dejarse en manos del profesorado de apoyo o especializado en los centros escolares; este colectivo tiene un papel especializado de gran importancia, pero si no hay una receptividad general y profunda por parte de todo el profesorado, solo podrían ir poniendo parches o en el mejor de los casos detectando los problemas más virulentos.

En esa dirección la reforma curricular de los estudios de educación se convierte en una cuestión decisiva. Y además no tiene por qué acarrear un coste importante.

Es evidente que no podemos esperar a los resultados de esa reforma educativa de los educadores. Hay que afrontar medidas transitorias de urgencia, desde la ampliación de los orientadores y del profesorado especializado de apoyo, la generalización de protocolos de actuación para combatir la cultura machista y maltratadora, la inclusión de actividades docentes sistemáticas de explicación y defensa de los valores igualitarios, la difusión de buenas prácticas, incidiendo especialmente en la figura del tutor o tutora como responsable más directo del seguimiento de las clases….Y por supuesto todo ello en los centros públicos, los concertados y los privados.

El papel de las AMPAS es igualmente importante para generar dinámicas igualitarias y de denuncia del machismo y maltrato.

Por otra parte, el sistema sanitario, aunque ha asumido la lucha contra los malos tratos y ha definido algunos protocolos de actuación, con la actual situación de la atención primaria es difícil prevenir, detectar e intervenir en situaciones de malos tratos de forma masiva. Los profesionales sanitarios (médicos y enfermería) deberían poder atender con especial dedicación a las mujeres “diana” de posibles malos tratos y no solo cuando aparecen con moratones. La depresión en muchos casos puede ser un síntoma de alerta, pero tal y como está la atención psicológica en nuestro Sistema Nacional de Salud, con gravísima escasez de profesionales, tiene limitadas sus posibilidades de actuación eficaz en esa prevención y detección de malos tratos.

En lo que se refiere a la Administración de Justicia, a pesar de las reformas legales realizadas en los últimos 15 años, la capacidad de actuación con la inmediatez y contundencia necesaria sigue siendo muy limitada, reflejo de las carencias generales del aparato judicial. A su vez todavía son excesivos los jueces y fiscales que no tienen suficientemente asumida la prioridad de la lucha contra la violencia y el maltrato. Siguen produciéndose agresiones, incluso mortales, por no haber adoptado las medidas adecuadas de alejamiento de los agresores y/o protección eficaz de las víctimas o por una visión tolerante hacia lo que podríamos considerar síntomas de maltrato y violencia. La formación de jueces y fiscales en esta cuestión es poco más que inexistente en las facultades de derecho y posteriormente en la especialización en la carrera fiscal o judicial. Formación que, por tanto, debe ser una prioridad en el acceso a los destinos judiciales del ámbito penal y en la fiscalía.

En cuanto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son evidentes la sensibilización y los cambios de actitud que se han producido desde hace unos años. Esta realidad, siendo muy positiva, no es suficiente. La formación mucho más especializada y continuada, es imprescindible para prevenir y detectar situaciones de maltrato y violencia con más eficacia y prontitud.

Por ultimo y como tantas veces he insistido, sin una red de servicios sociales, de carácter público, suficiente, especializada, ampliamente descentralizada, será más difícil prestar el apoyo cuidado a las mujeres víctimas de mal trato y violencia.

En definitiva, es posible diseñar y ejecutar una política a corto, medio y largo plazo, con medidas estructurales, transversales, en las que la formación de los diversos tipos de profesionales y del alumnado sea una prioridad política y por tanto presupuestaria. Así podremos frenar el crecimiento de las víctimas, mortales y no mortales, e ir paulatinamente reduciendo sensiblemente su número, hasta alcanzar un horizonte en el que el maltrato y la violencia queden atrás como una de las más terribles lacras de la humanidad, al igual que en el pasado se erradicó la esclavitud (o casi) y la pena de muerte (aunque no en todas partes).





martes, 23 de mayo de 2017

PEDRO SÁNCHEZ CAMINARÁ POR EL FILO DE LA NAVAJA


Tras los catastróficos resultados electorales del PSOE en junio del año pasado, muchos, a izquierda y derecha, consideraron que este partido estaba abocado a su paulatina desaparición, siguiendo las huellas del PASOK griego. Pero no, los socialistas no están muertos, han demostrado ser un partido vivo como bien refleja que hayan votado PRESENCIALMENTE 150.000 afiliados,  algo absolutamente inédito en la democracia de nuestro país.

También hubo quienes, en este caso fuera y dentro del PSOE, consideraron a Pedro Sánchez un cadáver político, burlándose de su voluntad de recorrerse España y las agrupaciones socialistas para recuperar el liderazgo que le habían arrebatado de mala manera. Seguramente tod@s tenemos amig@s socialistas que en estos meses nos han asegurado con absoluta convicción que Pedro Sánchez no tenía ninguna posibilidad de ganar a Susana Diaz; incluso han difundido bulos como que a los mítines de Sánchez iban sobre todo afiliados o simpatizantes de PODEMOS.

Pedro ha librado una batalla contra casi todas las figuras históricas del PSOE, contra los barones y los aparatos territoriales y de la Comisión gestora, contra la infame actitud del Grupo PRISA y contra la hostilidad de la inmensa mayoría de los grandes medios de comunicación social. Aunque hay que tener cuidado al comparaciones de situaciones muy distintas, el viejo aparato socialista debería haber tomado nota de lo ocurrido en el Partido Laborista inglés.

Para quienes pontifican de que el resultado de Sánchez es una victoria pírrica, hay que responder que los resultados de Susana Diaz han confirmado una realidad y es que su discurso vacío, su prepotencia, su estilo viejuno, pueden todavía convencer a los sectores más retardatarios del socialismo español, pero del Guadiana para arriba Susana ha cosechado un desastre sin paliativos, especialmente en Cataluña, País Valenciano, Asturias, Galicia, Navarra, País Vasco, Baleares, Madrid…Anticipando lo que hubiera pasado de presentarse a las elecciones generales. Frente al infame editorial de El País, que decía que Susana era el futuro y Pedro Sánchez el pasado, hay que responder que si algo ha quedado claro es que Susana es el pasado rancio y clientelar y no precisamente el pasado positivo de los gobiernos de Felipe González o la primera legislatura de Zapatero. La desgracia es que la protagonista de este desastre haya sido la primera mujer, que en la totalidad de los partidos políticos estatales, se hubiera presentado como candidata a la Presidencia del gobierno.

Pero Pedro Sánchez y en su conjunto los socialistas, no lo tienen nada fácil.

Superar la profunda brecha interna va a requerir caminar por el filo de la navaja, compatibilizando una política de integración de los sectores derrotados, y a la vez reafirmar sin titubeos la línea programática que ha salido mayoritariamente. No tolerar que el viejo aparato vuelva a las andadas a la vuelta de la esquina, sin caer en una actitud revanchista, moviéndole las sillas a todos los que han estado enfrente. Repito, no es fácil, pero ahí está una de las garantías para la recuperación electoral de los socialistas. El próximo Congreso del mes de junio nos dará las claves de si Sánchez ha acertado en ese equilibrio entre la firmeza y la integración.

Si dentro del partido el trabajo de Pedro Sánchez y su equipo es difícil, en el campo político tampoco el camino va a ser de rosas. Pedro ha mantenido un discurso muy claro frente al gobierno de Rajoy, pero tampoco se puede liar la manta a la cabeza de la noche a la mañana. Tiene que trazar alianzas con PODEMOS, con los nacionalistas y a ser posible neutralizar la oposición de Ciudadanos. Tiene que recuperar la confianza de los sindicatos, de las ONGS y movimientos sociales. Tiene que dar la seguridad a las clases medias de que tiene una alternativa sólida y coherente, un partido pacificado, y un equipo capaz de asumir responsabilidades de gobierno. Por ello sería muy arriesgado lanzar una moción de censura de manera inmediata, sin tener urdidos los mimbres de una alternativa parlamentaria viable. Como tampoco sería conveniente que sin haber consolidado mínimamente su proyecto, bloqueara desde ya mismo la acción del gobierno, provocando como respuesta unas elecciones anticipadas.

Así que en el campo político Pedro Sánchez también va a tener que deslizarse por el filo de la navaja. Demostrando de manera clara que los socialistas ya no son los de la abstención sin contrapartidas o de los frecuentes guiños al gobierno en las Cortes y a la vez convencer a la ciudadanía de que son capaces de hacerse cargo de un gobierno de coalición progresista, que garantice estabilidad, con propuestas consensuadas con sus alianzas políticas y sociales, incluyendo iniciativas para el desbloqueo del conflicto catalán.

La rápida y sensata reacción de la dirección de PODEMOS, da un respiro a Pedro Sánchez y facilita recuperar la imprescindible interlocución entre ambos partidos.

Por ultimo no olvidemos que Pedro ha ganado con un compromiso de renovar la socialdemocracia desde la izquierda y no puede frustrar ese compromiso, por muchas dificultades que le pongan fuera y dentro del PSOE.

En definitiva, después de muchos meses de disgustos, por fin la ciudadanía progresista de nuestro país ha tenido una buena noticia. Los socialistas tienen una ocasión de oro para iniciar su remontada y esperemos que los demás sectores de izquierda estén a la altura de las circunstancias y superen estrechos intereses partidistas del corto plazo, de esta manera entre todos colaboren en la consecución de la alternativa al gobierno de Rajoy.

martes, 16 de mayo de 2017

PRIMARIAS DEL PSOE: PEDRO SANCHEZ + PATXI LOPEZ


Para mi suerte no estoy afiliado al PSOE y este domingo no tendré que resolver el dilema de a cuál de los tres candidatos votar para la Secretaría General de este partido.

No esperaba muchas novedades del debate, aunque me parecía una iniciativa positiva. Su resultado ha clarificado ciertas cuestiones, algunas poco alentadoras; pero también ha sido una ocasión desaprovechada para que cada candidato expusiera sus propuestas concretas. 

Lo primero a destacar, es la confirmación de la brecha tan profunda que existe entre las dos corrientes mayoritarias y sus respectivos líderes. Quienes hemos vivido situaciones de fuerte confrontación en un partido político, sabemos lo difícil que es, al menos a corto plazo, superar enfrentamientos internos. En el PSOE hay una larga tradición de pugnas internas con nefastos resultados para ellos, para sus seguidores y para la ciudadanía progresista: los seguidores de Largo Caballero y los de Indalecio Prieto, los de Juan Negrín y la mayoría de la Ejecutiva al final de la guerra y después, los guerristas y los felipistas…Pero también es verdad que los socialistas en otros momentos han tenido la virtud y la capacidad de integrar diferencias y lograr la convivencia entre posiciones diferentes.

El debate me confirmó que Susana Diaz tiene un evidente vacío de propuestas o si las tiene se las calló, ya que no salió de cuatro o cinco lugares comunes y muy genéricos, que cualquier persona de izquierdas puede compartir. Estuvo reiteradamente agresiva con Pedro Sánchez y su intervención se dirigió, en mi opinión, a las bases menos politizadas y formadas del PSOE. Pero lo más preocupante es que si gana Susana y se convierte en la nueva cabeza de lista nacional de los socialistas, ni por sus formas ni por su discurso va a ser capaz de enganchar ni a los jóvenes, ni a las capas medias urbanas, ni a los sectores de la cultura y de la ciencia. No olvidemos que el PSOE andaluz con Susana no ha ganado en la mayoría de las grandes ciudades, sino sobre todo en el ámbito rural de pequeños y medianos pueblos andaluces. Peor aún, no tengo la certeza de que Susana en un debate a dos con Mariano Rajoy saliera triunfadora.

En definitiva, muchísimo tendría que cambiar Susana para hacer realidad una mayoría de progreso en nuestro país.

Patxi López estuvo interesante, con ideas, con un tono digno y conciliador y no apareció como recitador de frases de manual. Hacía unas semanas que le había escuchado en su presentación en Madrid y me había gustado sus formas y el contenido de sus propuestas. Es moderadamente autocritico, tiene profundo bagaje socialdemócrata, es cercano en la comunicación, se le entiende cuando habla, cuenta con experiencia de gobierno en circunstancias nada fáciles y en principio no es sectario con el resto de la izquierda de nuestro país. El problema es que sería un excelente vicesecretario del PSOE o un sólido vipresidente del gobierno, pero le falta carisma, en mi modesta opinión carece de suficiente tirón para enardecer y recuperar al electorado socialista, sobre todo al que se ha perdido en los últimos cinco años.

La verdad es que, de los tres candidatos, del que más me fio es de Patxi y estoy seguro que en la medida de sus posibilidades procuraría cumplir fielmente sus compromisos electorales.

Nunca he ocultado mis preferencias por Pedro Sánchez, sobre todo después del golpe palaciego sufrido el pasado 1 de octubre y desde luego por la brutal ofensiva contra él por parte del Grupo Prisa. Y a pesar de los evidentes cambios que ha dado, de ciertas incongruencias y de alguna práctica autoritaria en el pasado, es el candidato que hasta ahora había representado mejor la necesidad de renovación de las formas y de los contenidos del PSOE. Empezó muy bien y de forma valiente el debate, con una interesante referencia al 15-M, pero en cuanto Susana Díaz le metió los dedos en los ojos, entró al trapo como un toro descontrolado. En lugar de aprovechar el tiempo para exponer sus propuestas se dedicó a recitar todas las incongruencias de Susana y de sus seguidores. Hizo un discurso básicamente en negativo y no en positivo. Una pena. Lo más aprovechable y no es poca cosa, fueron sus referencias a la experiencia de gobierno de la alianza de izquierdas en Portugal, que propuso con un modelo no a copiar, pero sí a tener en cuenta en nuestro país y su compromiso con los jóvenes y las mujeres.

A pesar de su desafortunada intervención en el debate, Pedro Sánchez tiene madera de líder, es buen comunicador, sus formas son más dinámicas y puede ser capaz de enganchar con el voto joven, del que tan necesitado está el PSOE. Aunque sigo sin estar seguro de si una vez en la Secretaría General o posteriormente en la Presidencia del Gobierno, mantendría sus posiciones actuales.

En definitiva, si estuviera previsto y si yo tuviera que ejercer el voto, defendería un tándem formado por Pedro Sánchez con el apoyo de Patxi López. Esa conjunción, completaría y complementaría las ventajas y virtudes de cada uno y facilitaría neutralizar sus evidentes déficits y carencias.

Ahora lo urgente es que el PSOE supere de una vez su etapa de interiorización y se ponga las pilas.

Los socialistas no lo tienen fácil. Pero es fundamental que acierten, porque en ello nos jugamos mucho quienes en España queremos un gobierno progresista, que derrote electoralmente al PP y que con la colaboración de toda la izquierda saque adelante propuestas de desarrollo económico sostenible y solidario, con bienestar y cohesión social, con empleo digno y convivencia democrática entre todos los pueblos de España.







martes, 9 de mayo de 2017

ALGUNAS ENSEÑANZAS DE LAS ELECCIONES FRANCESAS


El buen sentido democrático se impuso en Francia, con una muy holgada mayoría de Macron. Tras Austria y Holanda, ahora el voto democrático de Francia ha derrotado a la extrema derecha. Que esto sea una buena noticia para el pueblo francés y para la ciudadanía europea, no puede ocultar los graves problemas existentes y la necesidad de dar un profundo cambio a la situación de las estados y sociedades de Europa.

Nada menos que 10’6 millones de votos, casi un tercio de los votantes, fueron para Marie Le Pen, que, aunque en los últimos días intentó suavizar algunas de sus propuestas, nunca ha ocultado el carácter extremista de su programa y su partido. Como tampoco podemos obviar el desastre sin paliativos del Partido Socialista y el notable crecimiento del voto en blanco y nulo y sobre todo de la abstención. Y aunque más de 20 millones de franceses han votado a Macron, arrastrando un sustancial voto del centro derecha y de la izquierda, el apoyo al nuevo presidente no es tanto en positivo, por compartir sus propuestas, como para evitar el triunfo de Le Pen.

Que el voto francés, como antes el holandés o el austriaco (y seguramente el italiano dentro de muy poco tiempo) refleja un tremendo malestar es más que evidente. Un bueno parte de la clase obrera, del campesinado y de la pequeña burguesía rural, ha votado a Le Pen como factor de seguridad ante el desconcierto ante la globalización o la apertura de fronteras. Es un voto que mira al pasado; un voto que en otros tiempos fue en buena medida fue para la izquierda y en especial para aquel potente Partido Comunista. Por cierto, los comunistas se desmarcaron abiertamente del silencio incomprensible de Melenchón y pidieron el voto a Macron para evitar el triunfo de Le Pen, siguiendo la tradición progresista francesa desde el final de la II Guerra Mundial.

Los que votaron a Melenchón, la parte más concienciada de la clase trabajadora, una parte de los jóvenes y de las clases medias urbanas más solidarias, por supuesto tampoco comparten la situación actual. 

Que las cosas se estaban torciendo en Francia ya se puso de relieve en el Referéndum sobre el proyecto de Constitución Europea, que fue rechazado, con nefastas consecuencias para la continuidad de ese proyecto y para el avance en la construcción política de la Unión Europea.

La izquierda y en primer lugar la socialdemocracia como fuerza mayoritaria hasta ahora, no hemos sido capaces de defender una política creible alternativa al neoliberalismo; no hemos conseguido diseñar un modelo de globalización solidaria y redistributiva y respetuosa con el medio ambiente,  que mantenga las políticas de bienestar social y las generalice en nuestro planeta; no hemos afrontado las avalanchas de la inmigración desde presupuestos que combinen solidaridad y cohesión social: no hemos dado seguridad sobre principios democráticos a la lucha contra el terrorismo y las nuevas formas de  delincuencia urbana; no hemos logrado trazar amplias alianzas con las nuevos movimientos sociales y con las nuevas formas políticas de carácter progresista; no hemos propuesto un modelo cultural diferente al modelo consumista e individualista procedente del “american way of life” y potenciado por la mayoría de los medios de comunicación social.

En definitiva, tras la caída del Muro de Berlín y la falta de voluntad transformadora de la mayoría de los gobiernos socialdemócratas, se ha creado un vacío que por el momento quien mejor lo está llenando son la extrema derecha y los nacionalismos y localismos.

El revulsivo francés, austriaco y holandés, incluso las amenazas cruzadas de Trump y Putin, (que por cierto han ayudado a Le Pen), pueden ser un estímulo para cambiar la Unión Europea y la actuación de los partidos democráticos, desde la izquierda alternativa hasta el centroderecha. Pero no podemos esperar. Italia está cerca de unas elecciones, en las que, los nacionalistas antieuropeos, los grupos disolventes de la democracia y los restos del fascismo, amenazan igualmente con ganar.

Macron, Renzi, Van der Bellen (el muy veterano y ecologista presidente de Austria) o  Mark Rutte (el liberal primer ministro holandés), han sido el tapón que ha impedido el triunfo de la extrema derecha. No es poca cosa, no podemos minusvalorarlos y debemos contar con ellos. Pero no son lo que necesitan las clases populares, la ciudadanía progresista. Necesitamos partidos y líderes con propuestas claras de transformación social y sobre todo con voluntad política de aplicar, si llegan al gobierno, lo prometido en sus programas. Y desde luego necesitamos el propósito de colaboración de los partidos progresistas, algo que p.e. en España solo es aceptado por una parte del PSOE y otra parte de PODEMOS.

La izquierda plural debe reconstruirse y volver a dar confianza y esperanza a la mayoría de la población y hacerlo deprisa, porque no podemos arriesgarnos a que un día la que triunfe sea Le Pen o sus semejantes. Por supuesto que las lecciones de Francia también cuentan para España y haríamos muy mal en tranquilizarnos y esconder la cabeza, amparándonos en que por ahora no tenemos una potente extrema derecha organizada.


  

lunes, 8 de mayo de 2017

MARTA FERRUSOLA, "MADRE SUPERIORA"


Hay que reconocer que la señora de Jordi Pujol tiene un arte....!!! Ni nuestro añorado Berlanga hubiera imaginado en sus películas una trama tan carpetovetonica como la de Marta Ferrusola y sus trapicheos moviendo el dinero negro de la familia, haciéndose llamar "la madre superiora". ¡A donde ha llegado a parar la clase capitalista catalana! 

miércoles, 3 de mayo de 2017

MOCION DE CENSURA, ¿AYUDA O PERJUDICA A LA IZQUIERDA?


La trayectoria gubernamental de Mariano Rajoy, tanto en esta legislatura, como en la anterior, dan motivos más que suficientes para no seguir ni un minuto más dirigiendo la política de nuestro país. Aunque también hay que asumir que la repetición del gobierno del PP es fruto, del voto de una parte del electorado y del respaldo de Ciudadanos, pero también de la incapacidad de la izquierda para lograr una mayoría alternativa, tras las elecciones de diciembre del 2015 y de junio del 2016.

Cuando el líder de PODEMOS anuncia la presentación de la moción de censura, sin duda conecta con el sentimiento de mucha gente. Sin embargo lo que más se ha destacado a raíz de su anuncio, han sido las criticas casi generalizadas de los partidos políticos y de los medios de comunicación, tachándola en el peor de los casos como un espectáculo circense y en el mejor como algo inoportuno en estos momentos. A este respecto Pablo Iglesias y su equipo deberían tener muy presente que algunos de sus comportamientos de estos últimos meses en el Congreso de los Diputados y en la calle, no ayudan mucho a dar una imagen de seriedad y credibilidad, a quien pretende forjar una alternativa a Rajoy.

Porque la moción de censura que contempla nuestra Constitución es una moción “constructiva”, que pretende sustituir al gobierno existente por una nueva mayoría parlamentaria y por ello debe ofrecer un programa y un candidato presidencial; este instrumento constitucional, no busca la inestabilidad sino la estabilidad.

Aunque una cosa es lo que recoge la Constitución y otra muy distinta el uso que han hecho de ello, los dos grandes partidos políticos de nuestro país.

En 1980, en medio de una grave y peligrosa crisis política y económica y de un creciente proceso de descomposición de la UCD, el PSOE presentó una moción de censura, que no tenía ninguna posibilidad de prosperar (salvo que la hubiera votado toda la oposición y parte de los diputados de UCD), y su única finalidad era debilitar a Adolfo Suarez y ahondar las tensiones en su partido. No era una moción “constructiva” y la perdió. En 1987, Alianza Popular hizo lo mismo, pero de forma mucho más aventurera, ya que el país estaba saliendo de la crisis y viviendo una etapa de crecimiento, con un gobierno que acumulaba éxitos en la modernización de España y en su integración en la Comunidad Europea. Hernández Mancha, protagonista de aquella moción, quiso sacar pecho y aparecer ante la opinión pública como el gran líder de la derecha; fracasó estrepitosamente, cavando su tumba política.

Curiosamente quienes hoy más critican la moción de censura de PODEMOS, en su pasado no han sido precisamente muy cuidadosos a la hora de utilizarla, así que no son los más adecuados para rasgarse las vestiduras.

Recordando ese pasado, sería una desgracia que la moción de censura se volviera en contra de PODEMOS y sirviera para reforzar al gobierno del PP. Y tal y como se ha anunciado, da la impresión de estar poco preparada y desde luego nada negociada.

Pablo Iglesias ha repetido su actuación del año pasado, cuando en el marco de las negociaciones para formar gobierno, echó un órdago al PSOE, con propuesta de ministerios incluida y se sentó a esperar la previsible contestación de los socialistas, que por su parte habían preferido la interlocución con Ciudadanos y relegar a PODEMOS a un segundo plano. Pablo pensaba que el fracaso de aquella frustrada negociación debilitaría más al PSOE y permitiría a PODEMOS adelantarlo en las inevitables nuevas elecciones. Ya conocemos los resultados. 

Ahora ha repetido el órdago, teoricamente bien diseñado: con la moción conecta con una parte de la gente progresista harta del PP, incluidos votantes del PSOE; por otra coloca en una incómoda situación a los 3 candidatos socialistas, que centrados en los últimos meses en su lucha por el liderazgo, se han desmarcado de la moción con   excesivo énfasis, para no dar la impresión de que son compañeros de viaje de Pablo Iglesias; y por ultimo Pablo pretende situar a PODEMOS como el único que combate a fondo al PP. Por tanto aparentemente es una iniciativa perfecta.

La moción perjudica especialmente a Pedro Sánchez, por cierto el único candidato que se había pronunciado a favor de llegar a acuerdos con PODEMOS, que ha tenido que hacer equilibrios entre su rechazo a la moción y la petición de dimisión de Rajoy; pero también al conjunto de los socialistas les viene fatal la moción de censura en estos momentos, por ello la han rechazado algunos con cajas destempladas, acumulando otro elemento mas de hostilidad hacia PODEMOS. Y sin los socialistas y algunas otras fuerzas parlamentarias, la moción de censura se convierte en un fuego de artificio de 48 horas. 

Por ello el máximo líder de PODEMOS tenía que haber pensado en el medio plazo y no en el impacto mediático inmediato, que sin duda va a tener la moción. Esta moción de censura va a demostrar la soledad de PODEMOS en el Congreso, con tan solo el apoyo de ERC y Bildu, además de Compromis (que me figuro que tampoco estarán entusiasmados con la idea). Con esa soledad no se construye la mayoría que los progresistas necesitamos para desalojar las políticas de la derecha y desde luego el mandar a posteriori una carta a la gestora del PSOE, para que se sumen a su moción es un mero paripe. En definitiva, después de la moción de censura las posibilidades de acuerdo en la izquierda serán todavía un poco más difíciles. 


¿Merece la pena quemar la opción de la moción de censura, con los costes que ello va a tener para el futuro de la izquierda? ¿Compensa políticamente unas horas resaltando en el Congreso el malestar de amplios sectores de la izquierda denunciando al PP y después el vacío? ¿Esta tan seguro Pablo Iglesias de que va a ganar dialécticamente a un correoso Mariano Rajoy, que tiene ya algunas bazas en su mano con la recuperación económica y que va a utilizar a fondo la soledad parlamentaria de PODEMOS? Esperemos que la moción de censura, además de desunir más a la izquierda, no sea un boomerang que golpee a PODEMOS.