PODEMOS no se quebró en la Asamblea de
Vistalegre II; para sorpresa de unos y decepción de otros. Es una buena noticia
para quienes desean un profundo cambio progresista en nuestro país.
Dicho esto, que es lo importante, creo
que la Asamblea no fue capaz de dar adecuada respuesta a algunas de las demandas
imperiosas de la sociedad española y que se pueden resumir en cómo generar una
amplia alianza política y social para desplazar a la derecha de las
instituciones democráticas o al menos, hasta que ello sea posible, cómo
bloquear y revertir sus políticas regresivas.
Para quienes venimos de una cultura política
“clásica”, la Asamblea de Vistalegre II no tuvo nada que ver con un Congreso.
Los documentos políticos y organizativos habían sido votados con anterioridad y
los órganos de dirección ya habían sido elegidos. Además el carácter
multitudinario de la reunión no dejaba espacio para el debate político en
profundidad y no permitía la participación efectiva de los asistentes. La
Asamblea se convirtió en un acto de reafirmación y proyección social. Sin
embargo lo que había tenido sentido en el momento fundacional y preelectoral de
Vistalegre I, no debería haberse repetido en Vistalegre II, cuyos únicos
mensajes políticos que han quedado claros ha sido la voluntad de unidad
interna, la reafirmación del liderazgo de Pablo Iglesias y la derrota de la
candidatura de Iñigo Errejon. Insisto, no subestimo la importancia de esos
mensajes, en especial el de la unidad, pero es evidente que de un Congreso político
cabe exigir mucho más.
Se podrá argumentar que los documentos políticos
habían sido debatidos y confrontados con anterioridad a la Asamblea. Tengo
serias dudas. En las dos asambleas de círculos
a las que asistí como candidato de la lista de Errejon, buena parte de
los asistentes intervinientes reconocieron que no habían leído los documentos,
alegando su extensión y farragosidad.
Por otra parte en la Asamblea me
impactaron negativamente dos cosas. La renuncia de Pablo Iglesias a realizar un
balance de su gestión política desde el anterior Asamblea y el no aprovechar
sus tres intervenciones, que las tuvo, para exponer su programa de acción
futura, mas allá del objetivo global de echar al PP y denunciar la “triple
alianza” (PP-PSOE-Ciudadanos). En segundo lugar, me preocupó, aunque no me
cogio por sorpresa, que cuanto mas radicales eran las intervenciones, más
aplausos recibían del publico, lo que resultó muy evidente en las arengas que
nos echaron los dos máximos dirigentes de la corriente Anticapitalista.
La restructuración posterior a la
Asamblea de los máximos órganos de dirección y del grupo parlamentario, aunque
pueden ser comprensibles desde una lógica partidaria, en este caso bien
tradicional, personalmente creo que es un derroche político que PODEMOS no debería
permitirse prescindir de la probada capacidad de dirigentes como Errejon y
otras personas de su candidatura u otros como Nacho Álvarez.
En definitiva la reorientación política
de PODEMOS, mas allá de utilizar o no calificativos clásicos como de giro a la
izquierda o radicalización, sí creo que va a dificultar el avance en ese
objetivo de crear amplias alianzas políticas y sociales para ganar a la derecha
y detener sus iniciativas. La interlocución con el PSOE va a ser aun más
difícil, en todos los ámbitos (local, autonómico y estatal) y supongo la alegría
que deben albergar algunos dirigentes y sectores socialistas ante el giro de
PODEMOS, ya que seguramente les va a facilitar una paulatina recuperación del
electorado moderado de izquierda y centro-izquierda, a los que a partir de ahora
el discurso de PODEMOS puede no gustar.
Un mayor equilibrio interno entre las
diversas posiciones y un mantenimiento del papel de Errejon, de paso hubiera
fortalecido las posiciones de Pedro Sánchez, más partidario de forjar una
amplia alianza progresista.
Pero lo pasado, pasado esta. Ahora hay
que mirar hacia delante, como de forma rotunda y leal se ha comprometido Iñigo
Errejon.
PODEMOS y desde luego todas las fuerzas políticas
de nuestro país, tenemos un primer e inmediato reto: la aprobación de los
Presupuestos Generales del Estado para el año 2017. Ello conlleva replantearse
los ingresos y la política fiscal, de manera que garantice una nueva reducción
del déficit publico y también señalar las prioridades de gasto publico,
evitando nuevos recortes sociales y revirtiendo en lo posible una parte de los
ya realizados (sanidad, educación y dependencia). En este terreno PODEMOS deberíamos
ser capaces de trazar un acuerdo básico con el PSOE, con los nacionalistas de
izquierdas e incluso con Ciudadanos.
El segundo reto es la negociación de una
salida al grave conflicto político en Cataluña (sin olvidar el conflicto
latente con el gobierno vasco del PNV). En este terreno PODEMOS debe hilar muy
fino, manteniendo sus compromisos con sus aliados en Cataluña, País Valenciano,
Galicia, Baleares, etc. y a la vez buscar un cierto acuerdo con el PSOE, para
que se aleje del PP y no sirva de coartada para la increíble pasividad de
Rajoy. La portavocia de Errejon en la Comisión Constitucional del Congreso de
los Diputados puede dar mucho juego al respecto.
En tercer lugar, PODEMOS debe contribuir
a que España juegue un papel activo en el ámbito de la Unión Europea en la
ingente tarea de relanzar el proceso de avance de las políticas progresistas en
el ámbito de la lucha contra el paro y la pobreza, de armonización fiscal, de
cohesión social, de derechos humanos, de pacificación del Oriente Próximo.
En los próximos años la Unión Europea se
juega su futuro, atenazada por los diversos fundamentalismos externos (Trump,
Putin, los islamistas) y el crecimiento interno de la extrema derecha. En esta recuperación
política de la Unión Europea las fuerzas progresistas deben articular amplias
alianzas, incluyendo a los partidos verdes y también a los de centroderecha. En
ese marco PODEMOS debe tener capacidad de propuestas; la presencia de Pablo
Bustinduy al frente de la Secretaria de Relaciones Internacionales es una buena
garantía.
No son pequeños ni fáciles los retos que
tiene PODEMOS, de ahí la necesidad de afrontarlos con rigor, con inteligencia política,
sin sectarismo, con ideas claras y razonadas que puedan convencer a una amplia mayoría
de la ciudadanía, con equipos dirigentes capaces y con el máximo respeto a la
diversidad interna y a los deseos de unidad.
Cabe la posibilidad de Rajoy si no logra
el aval para los presupuestos convoque elecciones esta primavera. PODEMOS debe
estar preparado para esa eventualidad.