lunes, 31 de octubre de 2016

"I, DANIEL BLAKE", EXCELENTE CINE SOCIAL


El director de cine británico Ken Loach sigue en la brecha. Su última película “I, Daniel Blake” es una buena muestra. Después de las magnificas “The Spirit of 45” y “Jimmys Hall”, que se centraban en las luchas sociales del pasado siglo XX en Reino Unido e Irlanda, ha vuelto a la actualidad, tratando los efectos de la crisis y muy en especial los recortes del Estado de Bienestar Social británico.

Dirigida con una aparente frialdad de docudrama, es una durísima radiografía de cómo están funcionando los tradicionales instrumentos de protección a los parados y a los mayores con limitaciones de salud; también de forma colateral la ineficacia de las medidas de apoyo a las familias. Una película que vale por 100 tratados teóricos, reportajes o artículos sobre el ataque al Estado de Bienestar Social protagonizado por los gobiernos neoliberales, aunque no solo por ellos.

En apenas 100 minutos traza un panorama completo: la rigidez y burocracia de los procedimientos de ayuda, las consecuencias de la  privatización de la  gestión de los servicios sociales, la utilización indiscriminada y abusiva de la comunicación informática o telefónica, la insensibilidad del personal, la dramática situación de familias monoparentales desahuciadas, la sobrevenida pobreza absoluta de trabajadores cualificados que pierden el empleo o la salud….

Y también el otro lado: el apoyo mutuo entre personas de características muy distintas pero unidas por la perdida de derechos, la solidaridad de los vecinos, muy en especial los inmigrantes, el papel de redes sociales como los bancos de alimentos, la simpatía de la ciudadanía hacia las personas luchadoras….  

Lo mejor de todo es que esa visión de tantos y tan diversos aspectos de la sociedad capitalista actual no resulta un pastiche, ni su inclusión resulta forzada; están perfectamente integradas las cuestiones en esta panorámica transversal.

Todo o casi todo nos suena muy cercano. Lo único que no encaja con la realidad española, al menos hoy por hoy,  es la tremenda insensibilidad del personal de los servicios sociales y de empleo, privatizados eso sí. Creo y quiero creer que en nuestro país los profesionales de los servicios sociales y de los servicios públicos de empleo, tienen un perfil y una actitud muy distinta, a lo que se refleja en esta película.¡Ojala sigan así siempre!

El guión es magnifico, se evita la demagogia y la sensibilería, la tensión y el interés se mantienen todo el tiempo y los actores son excelentes y muy creíbles.

En definitiva una película muy recomendable.



miércoles, 19 de octubre de 2016

NEGOCIAR YA CON LAS INSTITUCIONES CATALANAS



El profundo egocentrismo que caracteriza a buena parte de los políticos que viven y/o trabajan en Madrid, les lleva a mantener aparcado en un cajón el conflicto del proceso independentista en Cataluña, considerando que antes o después terminará por resolverse. Craso error, porque la situación no ha cambiado ni tiene viso alguno de cambiar por el mero transcurso del tiempo.

Si la aprobación de unos muy difíciles presupuestos para el año 2017 es el reto más urgente del Congreso de los Diputados, el segundo es abordar la negociación de una solución legal, realista, viable y con futuro, entre las instituciones del Estado y las instituciones de Cataluña.

La carencia de mayoría absoluta del PP en la presente legislatura es una ocasión de oro para terminar con la parálisis, los errores e incluso las provocaciones, que han caracterizado el gobierno de Rajoy en relación a la mayoría política y social de Cataluña.

Para comenzar una nueva etapa, lo primero que habría que hacer es instar a los fiscales que retiraran sin dilación las actuaciones emprendidas por motivos estrictamente políticos contra diferentes dirigentes nacionalistas. Ya el Tribunal Constitucional, de forma harto irresponsable, nos metió a todo el país en un buen embrollo por una interpretación rígida y obsoleta de la Constitución. No hemos aprendido la lección y ahora esperamos que el poder judicial resuelva con el garrote penal lo que los políticos del Estado y de Cataluña no quieren o no saben resolver.

El sobreseimiento de las actuaciones judiciales contribuiría a sosegar el ambiente y propiciar un clima de negociación.

En segundo lugar, el Congreso de los Diputados debería constituir, también de forma inmediata, una Comisión que abordara un proceso de dialogo con el Parlament de Cataluña, inicialmente para explorar fórmulas que en el marco constitucional permitieran realizar la consulta o referéndum, acordando fechas, garantías, campañas de información, neutralidad institucional, y por supuesto contenido de las preguntas.

La urgencia de esta Comisión esta ligada a la necesidad de frenar o ralentizar la adopción de medidas legislativas por parte del Parlament de Cataluña, que después tuvieran más difícil vuelta atrás.

En paralelo la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados debería iniciar la elaboración de un informe sobre la necesaria actualización y reforma parcial de la Constitución de 1978, que contemplara un marco de relaciones entre las nacionalidades y regiones de España, posiblemente federal y que pudiera ser razonablemente aceptado por una parte del nacionalismo catalán y en definitiva lograr una nueva mayoría política y social en Cataluña distanciada del independentismo. 

No es tarea fácil. Como no lo era en Canadá ni tampoco en Gran Bretaña y sin embargo, a través de la negociación, lograron formulas satisfactorias para la mayoría de la ciudadanía.

Es evidente que en Cataluña (y en el País Vasco) ha habido siempre un núcleo duro de población independentista, que ha oscilado entre el 10% y el 20% del electorado y al que ni un referéndum pactado, ni una reforma constitucional van a satisfacer. Lo que social y políticamente es insostenible es mantener en cifras que superan los dos tercios del electorado, los partidarios del derecho a decidir e ignorarlos e incluso favorecer que entre ellos se incrementen día a día los independentistas.

Debería ser un objetivo compartido el revertir el independentismo a unos porcentajes plenamente asumibles sin profundas tensiones, en torno al 20%. Pero para ello hay que moverse y hacerlo rápidamente.

En estos momentos es más que perceptible un cambio de tono en el nacionalismo moderado, en el partido de Artur Mas y en el Presidente Puigdemont. No lo dejemos caer en saco roto. Empecemos los contactos, realicemos gestos de distensión. PODEMOS hace unos días y Pedro Sánchez hace unas semanas se acercaron a hablar con Puigdemont. Ese es el camino. Aunque es de temer que el Susanismo y los barones socialistas mas centralistas, en la nueva correlación de fuerzas del PSOE, acentúen los tics antinacionalistas. PODEMOS,  a su vez, tiene un papel importante que jugar como intermediario, pero para ello debe también dar confianza a quienes entre su electorado no terminan de ver claro cual es su actitud ante el independentismo. En este sentido, vuelvo a llamar la atención sobre la equilibrada y a la vez clara posición de COMPROMIS.

Y también hay que ganar para la causa de la negociación a Ciudadanos. Deben comprender que una Cataluña integrada y cohesionada requiere ceder por ambas partes y que ellos pueden jugar un papel de oposición constructiva a los nacionalistas. No es fácil, pero hay que evitar que Ciudadanos cierre filas con la derecha españolista mas rancia.

A su vez el PP debe asumir que los hechos han demostrado que la política seguida desde el año 2000 y en especial en la última legislatura, les ha llevado al desastre en Cataluña y a arrojar en el independentismo a cientos de miles de personas que no lo eran. Y en todo caso tienen que aceptar que ya no podrán seguir gobernando de la misma manera que desde finales del 2011.

Una consideración  final. Es urgente mover ficha por parte de los partidos estatales, porque no podemos olvidar que,  aunque con unas características formalmente muy distintas, el nacionalismo vasco esta preparando sus propias propuestas y que una vez Urkullu forme su gobierno, algún recado va a mandar al gobierno de España. Y tener abiertos a la vez dos conflictos de esta envergadura y sin ofrecer solución alguna, con dos de los territorios más dinámicos, ricos y modernizados de España, no lo puede asumir una sociedad democrática como la nuestra.




jueves, 13 de octubre de 2016

¡DYLAN PARA SIEMPRE!


Rodeados de tantas malas noticias en España y en el mundo en general, la concesión del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan es un acontecimiento que debe llenarnos de alegría.

Ya sé que es un reconocimiento controvertido, ¡faltaría más!, sería extraño que Dylan no produjera polémica; ha sucedido siempre a lo largo de más de cinco décadas de creación artística.

Admito que en esto de Dylan no soy nada imparcial. Desde hace 52 años soy un ferviente seguidor y admirador, incluso cuando en los años 80 y 90 del siglo pasado, los discos de Dylan levantaron fuertes criticas y desacuerdos. Por tanto no solo considero merecidísimo el Premio Nobel, sino que además recalco ¡que ya era hora!. Hay quienes dicen que había otros magníficos candidatos, mas merecedores, es posible aunque o no se identifican o no los conoce nadie.

Cuando en el futuro, con un cierto distanciamiento, se escriba la historia del siglo XX, los dos hechos culturales más relevantes del mismo serán sin duda la aparición y desarrollo del cine y la aparición y desarrollo de la música rock. Si estamos de acuerdo con esa evidencia, resulta que el músico que más influido en la historia del rock ha sido precisamente Bob Dylan, cuya obra temprana, aunque ya muy madura, provocó en 1965 un profundo revulsivo creativo nada menos que en The Beatles, que tras conocerla cambiaron radicalmente su forma de componer.

Las canciones de Dylan, decenas y decenas de ellas, y no solo de los años 60, han sido interpretadas, cuando no copiadas, por miles de músicos de primera, segunda, tercera y cuarta división. Su forma de componer, letra y música, ha inspirado a muchísimos músicos, bastantes de ellos primeras figuras, que no se han recatado en reconocer la profunda influencia de Bob.

Hay quien dice, que muy bien, que Dylan es la cumbre de la música popular del siglo XX, pero que ello no tiene nada que ver con ser una gran figura literaria merecedora del Premio Nobel. ¿Se puede disasociar la letra y la música en las canciones de Dylan? Imposible.

Dylan ha sido y es todavía una esponja cultural, que ha absorbido numerosas y valiosas tradiciones literarias, que se reflejan en las letras de sus canciones. Para empezar la Biblia (tan presente en toda su obra como buen judío y buen norteamericano), y desde luego dos de los mas grandes escritores de las primeras décadas del siglo XX como Walt Whitman o Faulkner; tambien el surrealismo francés, la poesía beatnick, el folksong tradicional, las canciones de lucha de los movimientos sociales del siglo XIX y XX…. Hay que leer muy despacio sus canciones, unos textos sin duda muy difíciles, para apreciar el enorme poso cultural que hay en ellas.

Ser un buen escritor, no es solo ser un buen artesano de la lengua, ejemplos los tenemos en nuestro país, donde el tenebroso factotum del Grupo Prisa ocupa una silla en la Real Academia. Ser un buen escritor es ser capaz de transmitir y catalizar sentimientos, de contar historias que capten el interés de la gente, de que las personas se reconozcan e identifiquen con lo que leen o escuchan. Y ahí  Dylan tiene pocos rivales en el pasado siglo XX.

Porque ¿quién describió mejor que Dylan los sentimientos de los jóvenes nacidos en la posguerra mundial? ¿quién popularizó mensajes pacifistas asumidos por millones de personas en todo el mundo? ¿quién puso mejor de relieve los profundos cambios que se estaban produciendo en la moderna sociedad de consumo? ¿quién reflejó con mayor energía la resistente discriminación racial y las desigualdades sociales en el país más rico del mundo y que se presentaba como el modelo a seguir? ¿quién presentó con más claridad el miedo al holocausto nuclear y a la vez la denuncia de los mercaderes de armas? ¿quién cantó con mayor madurez, sin ñoñeria, las crisis de las relaciones amorosas de las nuevas generaciones, que se creían vacunadas por el amor libre o las parejas autoconsideradas igualitarias? ¿quién narró con sencillez la soledad de la gente en las grandes ciudades o la vida vulgar de los habitantes del hábitat rural?.... y así podríamos seguir….

Y un apunte más local. Buena parte de las cosas que se decían en nuestro país en las plazas del 15-M, estaban ya escritas casi 50 años antes por Bob Dylan.

En mi opinión, eso es la cultura. La comunicación creativa entre el artista y la gente. Y eso lo ha logrado como pocos Bob Dylan, con sus canciones, sus letras y su música.

Termino con tres apostillas.

Por favor no buscar la traducción de las letras de las canciones de Dylan en la Wikipedia, es un destrozo. Lamentablemente las buenas traducciones en castellano tienen ya bastantes años y en muchos casos son inencontrables; esperemos que al hilo del Premio Nobel se reedite, actualice y complete su obra en ingles y al menos  en castellano.

Lo segundo. Tuve la gran suerte de conocer a Dylan a finales de 1964 gracias a Ángel Álvarez y a sus programas de radio “Caravana/Vuelo 605”, mi eterna gratitud por descubrirme una obra que me ha acompañado e influido de manera decisiva en mi vida.


Por ultimo, en mi funeral laico quiero que me pongan “Blowin in the wind”. 

jueves, 6 de octubre de 2016

PASAR PAGINA, TRABAJAR YA EL FUTURO



La suerte, o la mala suerte, parece estar ya echada: tendremos un nuevo gobierno del PP. A estas alturas no merece la pena ahondar en los graves errores cometidos por los partidos progresistas en la anterior legislatura y en la actual. Es un ejercicio estéril, con tintes masoquistas.

Ahora hay que empezar una especie de larga marcha con un objetivo difícil pero no imposible: construir el entendimiento de la izquierda para que en un futuro se pueda presentar una propuesta de gobierno común, sustentada en un programa acordado.

No va a ser fácil porque tanto el PSOE como PODEMOS están sumidos en debates esencialistas, que aun no sabemos ni cómo ni cuando van a terminar. Todavía no están pensando en programas, en iniciativas a medio y largo plazo. Unos preguntándose qué es la socialdemocracia en el siglo XXI, los otros dando vueltas a una abstracción en torno al populismo o al transversalismo. Casi nada.

Y sin embargo deberíamos estar preparando ya algunas ideas centrales en torno a las primeras medidas que va a tomar el futuro gobierno del PP, es decir los presupuestos para el año 2017. Porque esa es la primera y fundamental batalla que se va a librar en el Congreso de los Diputados y que va a marcar el tono de la legislatura.

Habrá que confrontar las prioridades de la derecha y las de la izquierda.

¿Cómo se va responder a las exigencias de ajuste del déficit que nos van a llegar desde las instituciones de la Unión Europea? ¿Qué calendario de ajuste vamos a asumir en la presente legislatura? ¿Dónde se van a congelar o reducir los gastos? ¿Qué política de ingresos, es decir fiscal, va a acompañar la reducción del déficit?

 ¿Cómo vamos a responder a las evidentes carencias en la lucha contra la pobreza y la exclusión, incluyendo el reconocimiento de una prestación estatal de renta minima, en la política de salud, en la atención a la dependencia?

¿Qué medidas a medio y largo plazo se van adoptar para mejorar el sistema educativo?

¿Qué inversión pública y privada se va a realizar en I+D+I, para ir modificando paulatinamente el modelo de desarrollo productivo?
¿Cuál va a ser la inversión en infraestructuras?

¿Cómo vamos a corregir la insoportable política energética?

Todas esas preguntas y algunas otras, tienen su contestación en las partidas presupuestarias.

Si yo fuera el responsable de los grupos parlamentarios del PSOE y de PODEMOS pondría ya mismo a trabajar a l@s diputad@s en ir diseñando las enmiendas presupuestarias que con toda seguridad habrá que hacer, a partir de la revisión del presupuesto inicial del 2015 y su ejecución, así como de la ejecución de su prorroga en el año 2016.

El debate presupuestario debe ser un debate económico pero sobre todo político, el primer gran debate político de esta legislatura en el que queden claras las propuestas de los progresistas, en el que se puedan diseñar y exponer  unas primeras iniciativas comunes. Tiene que ser un debate político, riguroso, que evite el discurso tecnocrático pero también el mero panfleto, que contribuya a desmontar el espejismo de que la crisis es cosa del pasado y que en definitiva resulte comprensible para toda la  ciudadanía, 

Y tras los presupuestos hay que poner encima de la mesa las reformas pasadas y futuras.

La izquierda tiene que presentar una evaluación rigurosa de las consecuencias de las dos ultimas reformas laborales, especialmente en términos de la inestabilidad  del empleo que se ha ido sustituyendo o creando y del grave deterioro de las condiciones de trabajo, en especial los salarios y a partir de esa evaluación ofrecer propuestas de cambio legislativo, sobre todo en dos cuestiones fundamentales: tipología de contrato y modelo de negociación colectiva.

La consolidación del sistema público de pensiones, es otro objetivo fundamental, en el que la izquierda, primero deberá acercar posiciones en su propio ámbito y después elaborar propuestas solidarias y sostenibles.

Para esas dos tareas el PSOE y PODEMOS, tienen que contar con el mucho trabajo realizado por CCOO y UGT, que no lo olvidemos deben ser aliados estratégicos en esta larga marcha y que pueden ayudar a que se abran espacios de encuentro y acuerdo.

Y por supuesto la izquierda tiene que afrontar de manera urgente la crisis independentista. No va a ser nada fácil aproximarse en este tema, por la cerrazón a negociar de buena parte de los dirigentes socialistas y la confusa ambigüedad de PODEMOS. Pero negociar habrá que negociar y la izquierda tiene que impedir que el futuro gobierno del PP ahonde más la ruptura y para ello tiene que presentar propuestas, audaces, bien elaboradas y fundamentadas. En ese camino no estaría mal empezar a recuperar el dialogo con el PNV y con los sectores menos crispados del nacionalismo catalán, sin excluir a sectores de BILDU y de ERC.

En definitiva tenemos que “ponerle cara” a la propuesta de una España federal.

En ese arduo camino, en el que las animadversiones personales entre dirigentes socialistas y de PODEMOS, van a ser un obstáculo no menor, podrían jugar un papel muy positivo COMPROMIS, cuyos dos máximos dirigentes, Mónica Oltra y Joan Baldovi, han demostrado ser dos de los políticos mas serios, sensatos, con sentido común y templados que hay en España. 

Tenemos un panorama muy difícil, pero también lo tenían muy complicado los portugueses y han conseguido establecer un gobierno de coalición de izquierdas, impensable hace unos años (ya sé que no son lo mismo España y Portugal, pero algo podremos aprender de ellos).

Que la larga marcha dure una legislatura más o menos completa o que se prolongue más años, depende de nuestra capacidad para superar los errores y los enfrentamientos suicidas y por ir trazando una senda de colaboración paulatina, sobre propuestas e iniciativas concretas (en las Cortes, en los Parlamentos autonómicos, en los Ayuntamientos y en las calles y plazas). Y no olvidemos que 156 diputados en el Congreso dan para mucho.

Una ultima cuestión. Es de sentido común que lo peor que podría suceder ahora y en los próximos meses, es que se abrieran procesos desestabilizadores por unos y otros, debilitando o echando abajo gobiernos progresistas en Ayuntamientos o Comunidades Autónomas, incluso aunque hubiera motivos. Solo habría un ganador, el PP.