jueves, 31 de marzo de 2016

MI SUEGRA CUMPLE 91 AÑOS



En medio de la vorágine nacional e internacional, no todo son malas noticias. Mi suegra ha cumplido 91 años. Viuda, vive sola, con el apoyo del aparatito de la teleasistencia. Todas las mañanas acude a Misa y después a lo que haga falta, hacer compra, con frecuencia a visitar a su médico de cabecera o algún especialista. La verdad es que el Sistema Nacional de Salud la mantiene en estupendas condiciones, tan solo se ayuda de una muleta, mas que nada como seguridad adicional. Por la tarde sale de paseo con una amiga, ven tiendas, meriendan en una cafetería y es raro encontrarla en casa antes de las 8 de la tarde. Es usuaria del transporte público, viste de colores muy claros y con ropa actual y suele ir a la peluquería cada dos semanas. Es verdad que el disfrutar de una situación económica acomodada ayuda mucho para afrontar la vejez en mejores condiciones-

Este verano pasado se bañaba en el mar y en la piscina de la urbanización. Tiene una televisión más grande que la nuestra y todos los canales habidos y por haber. Maneja razonablemente bien el ordenador y el móvil, wasapea con sus hijos y  nietos y skipea con un hijo que tiene en Doha. Tiene un ebook en el que se descarga y lee novelas.  Hasta hace pocos años utilizaba su coche y no precisamente despacio. Come, no mucho, pero de casi todo. Esta dándole vueltas a hacer un viaje a Centroeuropa o a Berlín, que no lo conoce. El único defecto, por así decirlo,  es a quien vota, pero como le contestaron a Jack Lemmon al final de “Con faldas y a lo loco”, nadie es perfecto. 

Mi suegra no es una excepción, es una muestra de las miles de personas, sobre todo mujeres, muy mayores, lo que algunos llaman “cuarta edad” o “envejecimiento del envejecimiento”.

Nada que ver a como eran y vivían los mayores de mi familia cuando yo era niño o adolescente, que desde luego ninguno llegó a esa edad.

Cuando en el siglo XXII se escriba la historia de España de las ultimas décadas del siglo XX y primeras del XXI, por supuesto que nadie se fijara en el déficit público, el derecho a decidir o los tira y aflojas  para formar un gobierno en un Congreso fragmentado. Hablaran del profundísimo cambio social, económico y cultural que ha supuesto la aparición del “envejecimiento activo y saludable”. Por primera vez en la historia de la humanidad en los países democráticos, socialmente avanzados, ser viejo o vieja no es equivalente a ser pobre, enfermo, marginado, solitario, recluido en casa.

Es una transformación a la que nos hemos ido acostumbrando y  que ya damos por supuesta, pero que tiene una trascendencia enorme. 

Es verdad que el disfrutar de una situación económica acomodada, como es el caso de mi suegra, ayuda mucho para afrontar la vejez en mejores condiciones y es evidente que no todas las personas mayores de nuestro país están en esa situación, ni mucho menos. Todavía hay muchas pensiones bajas o muy bajas, sobre toda de las mujeres, de mayores que han trabajado en el campo o de empleadas de hogar, de habitantes de Extremadura, Andalucía o Canarias. Las listas de espera para acceder a los Servicios Sociales y en especial para los programas de atención a la dependencia, son excesivas, lo que obliga a un esfuerzo tremendo de cuidados a sus familiares, la inmensa mayoría mujeres. Hay cientos de miles de personas mayores, también en especial mujeres, que se sienten muy solas, con cuadros de fuerte depresión o con lo que se llama “una mala salud de hierro”. Hay incontables abuelas y abuelos que en medio de la crisis y de la precariedad laboral,  de nuevo tienen que ayudar a sus hijos a subsistir o vuelven a ejercer de padres-abuelos con sus nietos y nietas….

Efectivamente el panorama no es de color de rosa, pero lleva años cambiando y ese cambio es irreversible y cada vez será mas generalizado, salvo que se impongan y amplíen las políticas de recortes.

Porque ese cambio histórico no ha venido volando ni por arte de magia. Lo han traído luchas sociales, acción sindical, gobiernos de progreso y desde luego el meritorio trabajo de profesionales de la salud, de la intervención social, de la aplicación de las nuevas tecnologías con “diseño para todos”….

Y ahora que esta tan de moda criticar a los sindicatos, es bueno subrayar que ya desde 1977, CCOO y UGT situaron como un eje central de su actividad la mejora de las condiciones de vida de las personas mayores de nuestro país. El actual sistema de pensiones, contributivo y no contributivo, la implantación de un Sistema Nacional de Salud, universal y de extraordinaria eficiencia y calidad, el desarrollo (todavía muy limitado) de los Servicios Sociales y del Sistema de atención a la dependencia, los programas de Turismo y Termalismo Social del IMSERSO y de otras Administraciones, etc. etc. recibieron un gran impulso desde la sindicatos de clase, que lucharon muchos años por su reconocimiento y desarrollo.

Hoy mi suegra puede considerarse una ciudadana de primera fila, no sentirse discriminada en relación a sus nietos o bisnietos y encima no ser una carga para el resto de su familia. Es un buen motivo para celebrar con satisfacción esos 91 años.



sábado, 26 de marzo de 2016

LA PAELLA DEL DOMINGO DE PASCUA


Mi abuela Elisa, madre de mi padre, murió unos años antes de que yo naciera. Su marido, mi abuelo José María, a los pocos meses de mi nacimiento. Así que no vivimos los abuelos paternos, pero en cambio disfrutamos de la tía Ascensión, hermana de mi abuela. Era bajita, gordita, siempre con vestidos estampados con flores pequeñitas y prendido en el pecho un ramillete de capullos de jazmines, que al atardecer se abrían con ese olor intenso que a mi tanto me gusta.

La tía Ascensión nos quería y mimaba como una abuela. Con sus dulces de arnadi, (a los que hace varios años dediqué un post en este blog), sus rosquillas, su coca en llanda, sus empanadas de pimiento y tomate. Pero lo mejor de lo mejor eran sus paellas, sobre todo la del domingo de Pascua.

Mientras vivió, todos los domingos de Resurrección mi padre bajaba a su casa de Xativa, encima justo de la Plaza del Españoleto y  subía a la tía Ascensión, a su marido el tío Andrés, a su ahijada Josefa María y a la anciana perra Ney. Su llegada a nuestro secano de Bixquert era un acontecimiento, preludio de una maravillosa paella.

En el espacioso patio de la casa, mi padre ya tenía preparado la leña, haces de sarmientos de la poda de las viñas y alguna rama fina de pino, el caldero y el trípode para sostenerlo. Todo colocado debajo de un inmenso y viejísimo azufaifo, que seguía dando muchos frutos pero ya agusanados.

La tía Ascensión revisaba las verduras, la carne, el arroz y cuando estaba todo en orden, echaba bien de aceite en el caldero; para que el arroz no se quemara mas allá de una pequeña capa de socarrat, convenía que el aceite cubriera con amplitud el fondo del caldero. Entonces era el momento de que mi padre encendiera la leña. La tía Ascensión echaba un poquitín, muy poco, de ajo muy cortado, después unos trocitos de pimiento rojo y verde, tomate natural muy picado, corazones de alcachofa, judias verdes y habas.

Enseguida esparcía abundantes trozos de pollo, de magro y conejo y, lo que más me gustaba, hígados y corazones de pollo y conejo. Una vez sofrita la verdura y dorada la carne, medía las tazas de arroz y las iba distribuyendo por el caldero, revolviendo con una espumadera grande. Todo lentamente. Echaba la sal y luego vaciaba la jarra de agua, con la cantidad previamente medida. Una vez echados todos los condimentos, había que poner el fuego a la máxima potencia, hasta que hirviera el agua.

Mi padre y yo siempre asistíamos a la preparación de la paella, mientras, fuera de la casa, en la replaza bajo los pinos, mi madre hablaba con Josefa María y el tío Andrés leía “Las Provincias”  en una mecedora. De vez en cuando mi madre se asomaba el patio y preguntaba cómo iba todo y si se necesitaba algo.

A pesar del calor que desprendía el fuego y el caldero, mi tía Ascensión no se apartaba, ni se sentaba para descansar; vigilaba constantemente cómo se estaba haciendo la paella. Cuando el caldo iba desapareciendo y el arroz engordando, procedía a retirar poco a poco los sarmientos, hasta que solo quedaban las brasas. Mientras tanto mi padre y yo ya habíamos puesto unas páginas de periódico en la parte del patio que no era de tierra sino de piedra, para colocar el caldero sin manchar. Cuando la tía Ascensión nos lo indicaba, agarrábamos el caldero por las asas, con unos papeles bien doblados para no quemarnos y lo depositábamos en el suelo. Enseguida tapaba el caldero con otras hojas de periódico, para dejar reposar unos minutos el arroz.

La mesa ya estaba preparada, con ensalada de tomate, lechuga y cebolla, con unos platitos con mejillones en escabeche y sobre todo aceitunas, tomates y pimientos en salmuera, que había ido a comprar con mi padre a una deliciosa tienda en un bajo de la calle Moncada. Los niños picoteábamos un poco, lo que nos dejaban mis padres, hasta que ya era tiempo de entrar el caldero en la casa.

Como siempre, al quitar los periódicos y descubrir la obra de arte que nos había vuelto a hacer la tía Ascensión, venían los aplausos y alabanzas. Ella no solo hacía la paella, también la servía. ¡Vaya platos que nos comíamos!, sobre todo y por este orden, mi padre, Josefa María, yo y la tía Ascensión. El tío Andrés, como él mismo decía, comía como un pajarito, era alto y delgado y siempre lleno de aprensiones y temores de todo tipo.

Afortunadamente la tía Ascensión calculaba las dimensiones de la paella con extrema generosidad, lo que nos permitía a los mas tragones repetir e incluso tripitir. Y eso que de postre teníamos los inconmensurables e inmensos  pasteles merengues de la mejor pastelería de Xativa, “Dulces Campos”, que mis padres compraban los domingos.

Mientras mi madre, Josefa María y la tía Ascensión, recogían, los demás nos quedábamos aletargados por la comilona.

A media tarde nos íbamos al secano de mis primos Blasco Maravall a comer la mona de pascua, pan quemado con un huevo cocido y unas onzas de chocolate. ¡Éramos muy jóvenes y a todas horas comíamos como leones!

En el verano también la tía Ascensión nos hacía paellas. Y ademas  de vez en cuando, con su generosidad acostumbrada, mi tía Adela Soldevila nos invitaba (o invitaba a mi padre y a mí) a una de sus gigantescas paellas, en compañía de varios de sus hijos, yernos, nueras, nietos y nietas, sobrinos, primos, hermana; (pero de estas paellas en el secano de los Casesnoves ya escribiré otro día).

Para cuando murió mi tía Ascensión, por desgracia no muy mayor, mi padre ya era un auténtico experto en paellas y lo siguió siendo durante muchos años. Pero nunca podre olvidar a la querida tía Ascensión haciendo aquellas paellas debajo del azufaifo, que después hubo que cortar, plantando un limonero.



jueves, 24 de marzo de 2016

LA BRUSELAS QUE YO CONOCI


En los años 80 y 90, por razones de trabajo, de vez en cuando viajaba a Bruselas. Me parecía una ciudad deliciosa, en la que además a las 5 de la tarde se acababa la jornada de trabajo, cuando de forma inflexible los servicios de traducción simultánea se levantaban y se iban y las reuniones tenían que terminar.

Pasear por Bruselas al atardecer era maravilloso. Me conocía todas las tiendas de la Rue Neuve y desde luego el Centro Comercial de Rogier, en donde había un FNAC, cuando todavía no había llegado a España, con una sección de música clásica, de opera y de jazz que tumbaba de espaldas, y con muchas buenas ofertas. Bruselas contaba además con otras estupendas tiendas de discos, en los que siempre encontraba World music ilocalizable en España.

Como todos los años antes de Navidad había una reunión del Comité de Seguridad Social de trabajadores desplazados y transfronterizos,  a la que iba en representación de CCOO, era la ocasión de disfrutar la ciudad engalanada de adornos navideños y de comprar en “CASA” (que tampoco había abierto aun en España) o en alguna tienda de diseño de Les Galeries Royales, cantidad de objetos navideños, que tanto me gustan.

En el Hotel al que siempre iba, al final de la Avenida Adolphe Max, era muy céntrico lo que me permitía dar largos paseos sin problemas para regresar. Casi todas las noches cenaba lo mismo en cualquiera de las terrazas de las calles cercanas a la Gran Place, un puchero de mejillones al vapor con apio; barato, suculento y nutritivo. Después solía ir a la cervecería “A la Morte Subite” y cada noche probaba una o dos cervezas distintas. Si hacía buena noche terminaba dando un paseíto por la Gran Place, tomando un helado o un dulce en sus excelentes pastelerías y cafés.

La sede las reuniones estaba muy cerca de la Plaza Schuman, donde año tras año estaban construyendo el impresionante nuevo edificio de la entonces Comunidad Europea y tenía una hora para comer con compañeros en alguna terracita de los alrededores.

En Bruselas en cuanto salía el sol, todas las terrazas se llenaban de gente en camiseta o mangas de camisa para aprovechar cada minuto de rayos solares. Una ciudad con unas floristerías de ensueño y unas papelerías-librerías llenas de apetecibles carteles, postales, cajitas, libretitas, sobres….

Y a la vuelta a Madrid, en su aeropuerto cómodo, amable, manejable, siempre encontraba alguna tienda para comprar alguna cosa para mis hijos Javier y Juan, para Elena y a veces para mis padres.

Bruselas me hizo sentir y vivir Europa, el sentimiento de ser europeo. Claro que eran tiempos muy diferentes. Jacques Delors desde la presidencia Comunitaria empujaba y empujaba la construcción de una Comunidad de bienestar y cohesión social, de solidaridad y cooperación internacional. “El libro blanco” y “El libro verde” eran la hoja de ruta que impregnaba de optimismo e ilusión a los organismos y personal de la Comunidad Europea.

Bruselas con la diversidad étnica, cultural, lingüística, política, religiosa, que se vivía y respetaba por sus calles, era el crisol donde se estaba forjando esa nueva Europa, esa nueva referencia de convivencia y progreso para todos.

Hoy es una ciudad asolada, entristecida y asustada. Pero esto no ha venido de la nada. Algo hemos tenido que ver todos los europeos (y desde luego los norteamericanos y los rusos) en ello.

Hoy la persona de referencia de la Unión Europea es Mario Draghi, el Presidente del Banco Central y no critico sus actuaciones, solo señalo que la mayor personalidad no es un político cristiano y socialdemócrata como Delors sino un experto banquero. Hoy hay fuerzas militares de la Unión en buena parte del norte de África y de Oriente Medio. Soldados europeos han contribuido a la desestabilización de Afganistán e Irak. La diplomacia europea ha sido incapaz de poner freno a los abusos del Estado de Israel frente a Palestina, a la vez que han sido permisivas con las dictaduras petroleras, que han armado y financiado a grupos extremistas. La caída del muro de Berlín y el final de la guerra fría, no ha sido aprovechada para desengancharnos de la tutela y supeditación a los intereses de los gobiernos y empresas norteamericanas, ni de dar un giro radical a una OTAN ya obsoleta.

Las políticas de máxima austeridad y de recortes de derechos han provocado más desigualdad social, ha aumentado el paro, se ha instalado el miedo en amplios sectores de las clases trabajadoras que ahora tienen que disputar el trabajo y las prestaciones sociales con las minorías de la inmigración. Millones de jóvenes de la segunda y tercera generación de inmigrantes se encuentran desintegrados socialmente, marginados económicamente y perdiendo sus referencias culturales.

Todo ello tiene mucho que ver con el terrorismo. Estoy convencido de que si Jacques Delors estuviera hoy al frente de la Unión Europea las cosas serían muy diferentes.

Hoy solo nos cabe expresar la solidaridad con las víctimas de la masacre y esperar que la Unión Europea y la OTAN revisen a fondo sus políticas para que al menos a medio plazo se superen las causas que originan el terrorismo y pueda ser erradicado eficazmente.

Ojalá pronto Bruselas vuelva a vivir con un horizonte de bienestar y cohesión social, de solidaridad, convivencia y cooperación.


   

lunes, 21 de marzo de 2016

PODEMOS, LAS PRISAS Y "EL DESENCANTO"


Si en 1978, en su momento de más influencia política y mayor poder orgánico, Santiago Carrillo, de manera personal y unilateral, hubiera cesado al Secretario de Organización del PCE, se hubiera montado un impresionante lío por parte de los militantes y cuadros comunistas. Por ello sorprende la nula reacción de las bases de PODEMOS, ante el cese fulminante de Sergio Pascual.

Esta sorprendente actuación, ha sido para muchas personas la gota que ha colmado el vaso del “desencanto” con PODEMOS, que se había ido gestando en las últimas semanas con el frustrado proceso de investidura. Cada día es mas frecuente escuchar “yo les vote, pero si se repiten las elecciones, no pienso volver a hacerlo”.

Aunque las actuales encuestas son solo indicativas de tendencias, sí parece que se esta produciendo un cierto descenso de la intención de voto, que pudiera ser más intenso si no se consiguiera repetir  la formula empleada en las elecciones del 20 de diciembre, de acuerdos amplios en Cataluña, Galicia y Comunidad Valenciana. Ante esas tendencias de voto, que insisto deben tomarse con muchísima precaución, y con la suma de tensiones organizativas y políticas en PODEMOS, ya hay quienes se frotan la manos ante lo que consideran pudiera  ser el desinfle de esta organización.

Sin infravalorar los problemas y contradicciones de diversa índole que afectan a PODEMOS, creo que hay que hacer un esfuerzo de rigor a la hora de considerar las razones de esa situación y las posibles consecuencias.

Lo que ha logrado PODEMOS,  muy en especial su equipo impulsor y dirigente, en tan solo dos años es impresionante. Construir, desde un sentimiento de profundo malestar político y social, un partido  que ha llegado a convertirse en el tercero (o cuarto) de España, sin contar apenas con cuadros experimentados, sin respaldo financiero, sin ayudas internacionales de cierta entidad y con fuerte oposición en la mayoría de los grandes medios de comunicación, es algo inédito en nuestra historia democrática.  

En segundo lugar, resulta impensable que, con sus orígenes y sus limitaciones, en tan corto espacio de tiempo hubieran logrado una homogeneidad política e ideológica. Por no hablar de los partidos de la derecha, en el PSOE durante muchos años y en especial en tiempos tan decisivos como la II Republica y la Guerra Civil, convivieron prácticamente dos partidos con posiciones bien divergentes. El PCE tardó casi 15 años, desde su fundación hasta el giro hacia la política del Frente Popular en 1935, en construir una estrategia política sólida y coherente.  Y sin olvidar los frecuentes conflictos políticos y organizativos del PSOE y del PCE en su historia más reciente. ¿Y queremos que PODEMOS en dos años sea una balsa de aceite, en unos momentos tan convulsos política, económica, socialmente, como los que a nivel de nuestro país y de nuestro entorno internacional estamos atravesando?

En tercer lugar, no podemos obviar, que a diferencia de los otros grandes partidos de nuestra democracia, socialistas, comunistas y conservadores, que tuvieron y han tenido referencias ideológicas claras en su nacimiento y desarrollo, PODEMOS nació como la plasmación política de un rechazo primario al statu quo, con un genérico posicionamiento progresista y poco más. En sus filas convivían y conviven, militantes trotskistas de larga trayectoria, luchadores sociales, la mayoría sin adscripción política, desencantados de IU y del PSOE, militantes ecologistas, sindicalistas críticos y politólogos influidos de alguna forma por experiencias transformadoras de países latinoamericanos. Por tanto no había ninguna argamasa ideológica y tan solo un sentimiento “anti”. La resistencia inicial a ser considerados de izquierdas es muy elocuente al respecto.

En ese variadísimo crisol han tenido que navegar sus dirigentes. Quien piense  que era una tarea fácil, no tiene ni idea de lo que es construir un proyecto político. Y por si fuera poco, se han visto en la necesidad de diseñar a toda velocidad los programas políticos de los sucesivos procesos electorales y encima hacer diversos reajustes de los mismos, en algún  caso de evidente importancia. Además han tenido que bajar al terreno de las alianzas políticas, de afrontar decisiones de apoyo a gobiernos de partidos hasta hace poco considerados como la despreciada casta. Es decir, han hecho política y me supongo que habrán tenido serias tensiones internas, ante algunas votaciones en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.

Por supuesto que no se trata ni de ignorar o justificar los errores, las contradicciones, las exigencias de líneas rojas, los ataques desorbitados a otros partidos o políticos, algunas malas formas, las tentaciones personalistas de algunos de sus dirigentes o las decisiones orgánicas de tinte autoritario. Pero sí de contextualizarlas en un complejísimo proceso de crecimiento y consolidación.

PODEMOS es un partido imprescindible para la democracia de nuestro país. Y necesitamos que sea un partido fuerte, sólido, coherente, progresista. Son la referencia política para millones de personas, especialmente jóvenes, que están muy alejados de la vida política y desconfían profundamente de las instituciones democráticas. PODEMOS ha sido decisivo para que el malestar social no cristalizara en nuestro país en organizaciones de extrema derecha, racistas y xenófobas. Aunque solo fuera por eso, ya merecería la pena valorar positivamente el papel que están jugando.

No esperemos milagros a corto plazo de que las posiciones políticas de PODEMOS vayan a satisfacernos al resto de las fuerzas progresistas, al menos en la medida que nos gustaría. Los procesos de desarrollo y consolidación llevaran su tiempo y serán inevitables nuevas y fuertes crisis y conflictos en sus equipos dirigentes y organizaciones de base, hasta que se vaya decantando su perfil ideológico, su estrategia política y su modelo organizativo.

Los que no estamos en sus filas, debemos facilitar ese proceso, aunque sea desde posiciones políticas divergentes o incluso muy divergentes. (Y lo mismo en lo que se refiere a CIUDADANOS).

Esperemos que en ese camino de crecimiento acierten en la próxima y decisiva decisión de posibilitar un gobierno de progreso, encabezado por Pedro Sánchez, que desplace al PP y nos evite la repetición de las elecciones.  
 


  

martes, 15 de marzo de 2016

ESPAÑA Y EL ACUERDO UNION EUROPEA-TURQUIA: MENOS DISCURSOS Y MAS MEDIDAS EFECTIVAS


La situación de los desplazados de Oriente Medio sigue sin resolverse y el Acuerdo que se esta negociando en la Unión Europea, mas allá de violaciones de la legalidad internacional, en el mejor de los casos puede taponar una brecha y sin embargo abrir otras a corto o medio plazo. Se sigue persistiendo en el error de mezclar distintas realidades, refugiados, desplazados y emigrantes económicos, que si bien tienen causas en buena medida comunes (pobreza, guerras, dictaduras, conflictos étnicos y religiosos, etc.), el tratamiento necesario tiene que ser diferenciado.

Por otra parte resultan un tanto superficiales las reacciones de bastantes comentaristas, organizaciones, personalidades y partidos, ante las posibles respuestas a esta dramática situación. Resulta muy cómodo, desde Madrid, desde España, criticar o pontificar cuando la realidad es que nosotros aun no hemos acogido prácticamente a nadie de los desplazados. Y lo que es peor, hoy por hoy no estamos en condiciones reales de acoger de forma digna a las 17.000 personas, a  las que inicialmente se comprometió España. Mientras tanto, la sociedad alemana lleva acogidos en torno a un millón de personas. No quiero ni pensar que sucedería en nuestro país si recibiéramos al 10% de lo que ha hecho Alemania o en menor medida, pero con cifras igualmente elevadas, otros estados del centro y norte de Europa.

Así que deberíamos dejar de un lado la fácil demagogia, porque desgraciadamente acoger a miles de desplazados no tiene nada que ver con poner pancartas de bienvenida en las fachadas de edificios institucionales o  hacer pronunciamientos públicos de solidaridad. Hay que disponer de una red de profesionales de atención, de centros y lugares de acogida, de medios diversos de apoyo, todo ello inserto en programas de actuación que no se improvisan de la noche a la mañana. Y quien diga lo contrario sencillamente esta engañándose. España, a diferencia de otros estados europeos, ha carecido y carece de una política de atención a refugiados digna de ese nombre. Es una de las tantas carencias que tenemos en nuestro modelo de bienestar social. ¿Qué haríamos si en los próximos meses tuviéramos que recibir a esas 17.000 personas del cupo que nos corresponde?

Lo he comentado en otras ocasiones. Nuestras experiencias de atención a refugiados en los años 80 y 90, fueron posibles porque acogimos a unos pocos centenares (de la exYugoeslavia, de Cuba, de Guinea, de algún otros país asiático o africano). El IMSERSO se volcó en esas actuaciones, con la colaboración de algunas ONGs especializadas y nos costó bastante lograr la colaboración sostenida, más allá de ayudas  iniciales, de Ayuntamientos y Gobiernos Autonómicos, aunque hubo algunas notables excepciones.

¿Quiere esto decir, que no hay nada que hacer y que lo mejor es no meterse en este lío? ¡No, en absoluto! Sí se puede y se debe participar en programas europeos de acogida.

Eso sí debemos ser mínimamente serios, preguntarnos y responder ¿Cuántos desplazados estamos dispuestos a acoger? ¿Por cuánto tiempo? ¿Con que tipo de actuaciones? Y lo mas importante ¿Quién y como lo va a pagar? Todo ello sin gobierno, sin presupuestos específicos, sin centros ni programas especializados y con la mayoría de las Comunidades Autónomas inmersas en déficits presupuestarios. 

Hay una segunda cuestión que quizás en España no sea tan urgente, pero que no conviene soslayar y se refiere a los efectos de la presencia de millones de desplazados, la mayoría con perfil de emigrantes económicos, en unas sociedades sometidas a fuertes tensiones por causas diversas: crisis económica, aumento del paro y la desigualdad, incomprensión ante las contradicciones del proceso de construcción de la Unión Europea, cambios profundos en los modelos familiares, envejecimiento de la población…Todo ello esta generando el resurgimiento del nacionalismo, el antieuropeismo, el populismo y lo que es peor la xenofobia, el racismo, la LGTBfobia, etc.

El avance de la extrema derecha, que todavía se esta conteniendo gracias a las peculiaridades de algunos sistemas electorales como los de Gran Bretaña y Francia, no parece ser pasajero ni limitado. Los gobiernos de Polonia y Hungría cada día recuerdan más a las dictaduras en esos mismos países en los años 30 del siglo XX. Y no olvidemos el dato del carácter obrero de la mayoría del voto de la extrema derecha. Como tampoco podemos desvincular el crecimiento de los riesgos de terrorismo yihadista con las malas condiciones de integración de las segundas y terceras generaciones de inmigrantes. 

La respuesta no puede ser el “contentar”, “apaciguar” o “contemporizar” con la extrema derecha, eso se hizo en Europa entre 1925 y 1940 y ya sabemos cómo acabó. La reacción no puede ser una Europa de puertas cerradas. Pero sí ser conscientes que la política de acogida de inmigrantes y desplazados tiene que ir acompañada de actuaciones en profundidad a corto, medio y largo plazo y eso se llama en gran medida fortalecer y desarrollar más el Estado de Bienestar Social y por tanto las políticas fiscales progresivas.
No es posible atender las nuevas demandas de los millones de desplazados con el mismo gasto social y fiscal, porque inevitablemente saldrán perjudicados sectores populares que verán recortados sus derechos, alimentando así la xenofobia. Y desde luego no pensemos que una política de acogida e integración equivale o se limita a prestaciones económicas. Tiene que haber una política educativa, de vivienda y urbanismo, de atención a la salud, etc. que fomente y haga posible la integración de la primera y de las siguientes generaciones.

No es fácil, ni rápido, pero no imposible, si hay voluntad política y consenso social.

Y mientras tanto es indispensable atender las inhumanas condiciones en las que se encuentran decenas de miles de personas en zonas fronterizas. Esa sí es una tarea urgente que debe afrontar la Unión Europea.

Un último apunte. En las negociaciones para el control de los desplazados, se contienen  diversas “contrapartidas” a Turquía. Aunque comparto que en un futuro sería bueno que Turquía formara parte de la Unión Europea, no deberíamos caer en los mismos  errores cometidos con la mayoría de los países del Este, cuya integración se precipitó demasiado y ahora algunos de ellos son una grave rémora para avanzar en la construcción europea. A este respecto recomiendo ver la excelente película turca “MUSTANG”, un buen reflejo de las tensiones regresivas que asolan la sociedad turca y que el actual gobierno esta propiciando.

En definitiva, abordemos el grave conflicto de los desplazados, con rigor, sin chapuzas y desde posiciones de solidaridad consciente y eficaz. En todo caso España debería plantearse con urgencia el diseño y puesta en marcha de una política de acogida a refugiados y desplazados como desde hace muchos años tienen los estados más avanzados y solidarios de Europa.



jueves, 10 de marzo de 2016

LA REVOLUCION MUSICAL DE NIKOLAUS HARNONCOURT


El pasado 5 de marzo ha fallecido, Nikolaus Harnoncourt, uno de los más grandes directores de orquesta y de los músicos más innovadores de los últimos cien años.

La primera referencia que tuve de Harnoncourt fue muy tardía,  en el año 1988, gracias a la revista, lamentablemente  ya desaparecida, CD Compact, entusiasta divulgadora de la obra de este músico. Y hubo de pasar algún año más hasta que a principios de los 90 empecé a comprar varias de sus grabaciones fundamentales.

Harnoncourt era entonces un músico muy poco conocido en España, aunque ya tenía una larga trayectoria artística. Había nacido en Berlín en 1929, si bien su familia, por cierto de abolengo nobiliario, se trasladó pronto a vivir a Austria y de hecho Nikolaus estaba considerado prácticamente como un artista austriaco.

En 1952 entró nada menos que en la Orquesta Filarmónica de Viena, una de las primeras de todo el mundo, como violonchelo. Y ya en 1953, con su mujer y algunos otros músicos de la propia O.F. de Viena,  crea el grupo “Concentus Musicus Wien”, con el que pretendían buscar nuevas formas de abordar la música barroca, que consideraban, con mucha razón,  estaba adulterada por una visión “romántica” que se había ido imponiendo a lo largo de los siglos XIX y XX, tanto en la utilización del instrumental como en la interpretación de la misma.

Cualquiera que hoy escuche las grabaciones de las Sinfonías de Haydn y Mozart, los conciertos o pasiones de Bach, las operas de Monteverdi, que se hacían en aquellos tiempos, no notara grandes diferencias con la música del clasicismo de Beethoven, Schubert o Schumann. Sin restarle una pizca de grandiosidad a esas interpretaciones románticas y las compare con las que después fue haciendo Harnoncourt (y todos los demás músicos que han seguido sus pasos), es evidente el distinto sonido entre unas y otras versiones.

La revolución musical de Harnoncourt caminaba, como he apuntado, sobre una doble vía: interpretar la música con el mismo tipo de instrumentos de los siglos XVII y XVIII, descartando los cambios en la modernización de los mismos que se habían producido desde principios del siglo XIX; y en segundo lugar realizar la interpretación con fidelidad absoluta a los tiempos y ritmos, criterios, número y características de los músicos, perfil de los coros y de los cantantes masculinos y femeninos, etc. En resumen, que la música de Bach o de Mozart sonará igual a como ellos la crearon, la escucharon y la interpretaron en vida, en lugar de cómo la habían ido reinterpretando los directores y las orquestas de los siglos XIX y XX. Esa revolución metodológica se ha conocido como interpretación “historicista”. 

Harnoncourt se mantuvo hasta 1969  en la O.F. de Viena, abandonándola para dedicarse a la dirección orquestal y en especial al impulso del Concentus que empezaba a tener ya prestigio y reconocimiento. En 1971 se une con la otra gran referencia de la renovación de la interpretación del barroco, el director de orquesta y clavecinista holandés  Gustav Leonhardt, con el que afronta una de las tareas mas titánicas en la historia de la discografía: la grabación de la integral de las Cantatas de Bach, inicialmente 120 lps, posteriormente 60 cds. Terminaron esa colosal iniciativa en el año 1990 y abrieron el camino para que otros muchos directores y grupos iniciaran grabaciones parciales y hasta alguna integral de las Cantatas con criterios “historicistas”.

Simultáneamente Harnoncourt inicia una impresionante tarea de dirección en las Orquestas mas importantes del mundo, empezando por las mas innovadoras, como la holandesa Royal Concertgebouw Orchestra y terminando en las Filarmónicas de Berlín o la de Viena. A partir de la década de los 80 desarrolla una frenética labor de grabación de discos. Centrándose inicialmente en Mozart, Monteverdi, Bach, Telemann, Haydn, Handel, sus conciertos, sinfonías, operas, misas, pasiones…

En 1991, Harnoncourt da un salto espectacular, con la grabación de las nueve Sinfonías de Beethoven, con la Chamber Orchestra of Europe. Un desafío que levantó una gran polémica, al adentrarse en un terreno “sagrado” y del que parecían tener la referencia imbatible la Orquesta Filarmónica de Berlín y sus sucesivos directores, en aquel momento Herbert Von Karajan. No seré yo quien se atreva a decir cual de las versiones es la mejor, pero desde luego la de Harnoncourt es seductora desde el primer momento.

Tras esa experiencia y para sorpresa general,  Harnoncourt siguió avanzando por el siglo XIX, con Schubert, Schumann, Verdi, Bruckner, Strauss, operetas vienesas y hasta se asomó al siglo XX, nada menos que con Bela Bartok y Gershwin y siempre causando sensación. Pero no descuidó sus barrocos favoritos y volvió a grabar una y otra vez Cantatas de Bach,  Operas de Mozart, Sinfonías de Haydn….

Estuvo en activo, grabando discos y dirigiendo hasta fechas muy recientes. Esta prevista la inminente publicación de  las Sinfonías 38 a 41 de Mozart con su querida Royal Concertgebouw Orchestra.

No he tenido la suerte de verle dirigiendo en directo, algo que al parecer resultaba fascinante, como se refleja en el Concierto de Año Nuevo que dirigió en el año 2001 y 2003.

El camino de Harnoncourt ha ejercido una influencia fundamental y hoy la interpretación historicista se ha impuesto a la hora de abordar la música barroca, y aunque la utilización de instrumentos de formato  antiguo no haya tenido tanta generalización en las grandes orquestas del mundo, sí en cambio se ha impuesto la visión historicista en la interpretación de la música. Además, la revolución de Harnoncourt y también la de Gustav Leonhardt, propició una impresionante eclosión de músicos, conjuntos y orquestas en la onda historicista, del que España es un buen y prestigioso ejemplo. Se despertó un enorme interés por la música barroca y del renacimiento, se rescataron compositores olvidados o desconocidos, se desempolvaron partituras abandonadas y podemos decir que hoy la música barroca y del renacimiento viven una nueva edad de oro, tras haber sido arrolladas durante muchos años por la grandiosidad de Beethoven, Schubert, Schumann, Bruckner, Tchaikovsky o Mahler.

En todo caso Harnoncourt en la actualidad ya no era un músico rebelde, sino un gran clásico.

Hoy Mozart, Bach, Haydn, Monteverdi, Handel, suenan mas ligeros, mas luminosos, mas brillantes y hasta mas alegres, gracias a Harnoncourt y a sus múltiples seguidores. ¡Cuánto les hubiera gustado a esos grandes compositores escuchar su obra interpretada por Harnoncourt! Afortunadamente nosotros podemos hacerlo, aprovechando ese inmenso legado discográfico que nos ha dejado.

 







miércoles, 9 de marzo de 2016

GEORGE MARTIN ORCHESTRA "Ringo's Theme, (This Boy)"




¡Esta fue una de sus grandes versiones orquestales!

GEORGE MARTIN & HIS ORCHESTRA - AND I LOVE HER



Ha muerto George Martin, el productor de los grandes discos de The Beatles. Su genialidad unida a la de John, Paul, George y Ringo, contribuyó  a ese maravilloso sonido que ha marcado la música pop de nuestro tiempo. Con su orquesta realizó grandes versiones instrumentales como este inolvidable "And i love her".

lunes, 7 de marzo de 2016

CANDIDO MENDEZ Y LA UNIDAD DE ACCION SINDICAL


Cándido Méndez deja la Secretaria General de UGT con un amplio consenso de sus afiliados por el buen y difícil trabajo realizado. No es fácil desempeñar un puesto de tanta responsabilidad durante tantos años, nada menos que 22 y no dejar detrás conflictos y críticas.

Tres datos a tener muy en cuenta. Cándido asumió la Secretaria General siendo joven, 42 años, sucediendo a un dirigente tan carismático para la UGT (y con un carácter tan difícil) como fue Nicolás Redondo y en un momento tan delicado como fue la crisis de la cooperativa de viviendas de PSV, que creó tremendas dificultades económicas al sindicato, además de un severo desgaste en la opinión pública.

Me interesa subrayar lo de la edad, porque el posible sustituto con al parecer más posibilidades tiene ya 60 años y lleva en la Secretaria General de UGT de Cataluña la friolera de 26 años. Y tampoco es un chaval el otro candidato mejor situado, Cilleros, (53 años). No se trata de penalizar a los mayores de 50 años, pero difícilmente se puede asociar  renovación con dirigentes, muy respetables y experimentados, pero que llevan muchísimos años en funciones de dirección.

Cándido tuvo que afrontar retos trascendentales, tanto hacia dentro de la organización como en la actuación de la UGT en las relaciones laborales, la negociación colectiva y la concertación social.

Quizás el aspecto mas positivo de su largo mandato haya sido el impulso y fortalecimiento de la unidad de acción sindical con CCOO, tarea nada fácil, después de frecuentes tensiones durante los mandatos de Nicolás Redondo y Marcelino Camacho. Es muy posible que en esa construcción de la unidad de acción haya influido mucho el talante abierto, afable, dialogante de Cándido, que facilitó el entendimiento con los dirigentes de CCOO, Antonio Gutiérrez, José María Fidalgo y sobre todo Ignacio Fernández-Toxo. Pero por encima de todo ha sido una decisión de política sindical de largo alcance, en la que estoy convencido debió superar importantes resistencias en sectores tradicionales de UGT (y también de CCOO).

La unidad de acción sindical permitió afrontar juntos la llegada de la derecha neoliberal del PP al gobierno de España y la presencia en la cumbre patronal de personajes que después han terminado en la cárcel o inmersos en tramas de corrupción o de negocios oscuros. La unidad de acción ayudó a solventar diferencias de criterios entre ambos sindicatos a la hora de afrontar la concertación social en la segunda legislatura de Aznar, como fue el Acuerdo de las Pensiones del año 2001. Y sobre todo la unidad de acción contribuyó a hacer frente a los efectos de la crisis económica y a las políticas de recortes, primero de Rodríguez Zapatero y después de Rajoy.

Sin esa unidad de acción hoy la situación de l@s trabjador@s, parad@s y pensionistas de nuestro país, sería muchisimo peor.

Cándido Méndez, al igual que Fernández-Toxo, han tenido que afrontar una sostenida y poderosa campaña contra los sindicatos, magnificando y manipulando errores que sin duda ambos sindicatos hemos cometido en estos años. El que a pesar de los ataques, la unidad de acción no se haya resentido, también es un elemento muy positivo a resaltar.

Una unidad de acción que no ha sido formal, sino resultado de un proceso de acercamiento, de encuentro entre culturas y prácticas sindicales diferentes. CCOO se acercó a UGT y UGT se acercó a CCOO, todo ello sin dejar de lado su pasado, sus señas de identidad, sus afinidades ideológicas…etc. Esta aproximación ha permitido afrontar juntos complicados procesos de concertación con la patronal, con los gobiernos y con ambos, así como hacer llamamientos conjuntos a la movilización social, incluyendo varias huelgas generales, nada fáciles de hacer en el marco de una profunda crisis económica y un contexto  político claramente hostil.

Ambos sindicatos, a partir del positivo revulsivo que supuso el 15-M, diseñaron un camino de acercamiento a los nuevos ámbitos de organización y movilización, las mareas;  impulsando las Cumbres Sociales, novedoso instrumento de encuentro y trabajo en común del sindicalismo de clase tradicional y los nuevos movimientos sociales.

Por tanto, Cándido Méndez deja un amplio bagaje de logros, de buenas practicas, por lo que merece el reconocimiento y el agradecimiento de las clases trabajadoras de nuestro país. Desde luego quienes pertenecemos a CCOO, así se lo debemos expresar y sin duda le echaremos mucho de menos.

El último esfuerzo de Cándido podría ser facilitar una profunda renovación en UGT, preparar al sindicato ante los difíciles retos que tiene y va a tener en los próximos años. En mi modesta opinión no sería bueno plantearse este Congreso como un Congreso de trámite y una dirección transitoria. Hay que agarrar el toro por los cuernos y apostar decididamente por savia nueva, aunque no tenga tanta experiencia, ni tanto respaldo orgánico. Al igual que ha sucedido en las principales fuerzas políticas, es el tiempo de los que andan entre los 30 y los 40 años. Los sindicatos debemos dar claras muestras de fomento de la renovación. UGT ahora y en el próximo año CCOO; nadie entendería las resistencias a la renovación, aunque conlleve riesgos y eventuales errores.

En todo caso, además de ese agradecimiento a Cándido, como afiliado a CCOO espero y deseo que la prioridad de la nueva dirección ugetista siga siendo el mantenimiento de la unidad de acción sindical, porque lo vamos a necesitar y mucho.





martes, 1 de marzo de 2016

ACUERDO PSOE-CIUDADANOS: UNA PROPUESTA MODERADA PARA EMPEZAR A CAMINAR


Lo primero que hay que hacer con el Acuerdo suscrito entre el PSOE y Ciudadanos es leerlo y hacerlo detenidamente. Tengo la impresión de que hay mucha gente opinando al respecto de oídas o con haber echado un vistazo por encima. Merece la pena tomárselo en serio. Por ello  estoy muy satisfecho de que la dirección confederal de CCOO, mi sindicato, haya hecho una valoración bastante matizada, mas allá de que haya aspectos que personalmente no comparta.

En segundo lugar es conveniente contextualizar el pacto, quienes lo han suscrito, para qué y en qué momento va a ser aplicado.

A partir de ello, tengo varias preguntas, respuestas y comentarios. ¿Estamos antes un Pacto para una política de derechas? Rotundamente no; las propias reacciones del PP, de medios de comunicación afines a la derecha, expertos y analistas de índole conservador o neoliberal, han dejado muy claro su rechazo. Pero más allá de esas reacciones, el Acuerdo supone enmendar la plana en numerosas cuestiones sustanciales a lo hecho por el gobierno de Rajoy en la anterior legislatura, aunque en algunos aspectos debería ser mas explicito.

¿Estamos ante un Pacto para realizar una política de izquierdas? Pues tampoco. No lo hubiera suscrito Ciudadanos.

En resumen estamos ante un acuerdo para realizar una política moderada,  con muchos aspectos progresistas e incluso de izquierdas y otros muchos meramente centristas e incluso muy asumibles por la derecha y desde luego por fuerzas como el PNV o los nacionalistas canarios y hasta los nacionalistas catalanes, sino estuvieran tan radicalmente obcecados.

Creo que el pacto tiene elementos descompensados. P.e. esta muy pormenorizado todo lo que se refiere a las reformas del funcionamiento del Congreso de los Diputados y el Senado y en cambio pasa demasiado rápidamente sobre aspectos sustanciales de la política social, en especial la atención a la dependencia o la renta minima de inserción.

También llama la atención los plazos que se barajan, en unos casos muy concretos y cercanos y en otros temas importantes no se mencionan o quedan muy en el aire.

En tercer lugar hay medidas que vienen claramente cuantificadas, en relación a su coste o a la obtención de fuentes para su financiación y otras en las que no hay referencia al coste y a la financiación y debería haberlas.

Estos tres desequilibrios metodológicos, son importantes y tendrían corregirse. En mi opinión son fruto de dos cuestiones: las diferencias políticas entre los dos partidos y la dificultad para en tan poco tiempo, algo más de dos semanas, ponerse de acuerdo. No quiero ser pesado refiriéndome a los acuerdos de la Concertación Social con los diversos gobiernos que ha habido en España desde 1978 hasta hoy, en muchos de los cuales he tenido el privilegio de participar como miembro asesor de las delegaciones de CCOO, pero muchas de esas negociaciones duraron meses y meses y cuando se llegaron a Acuerdos, que no siempre fue así ni mucho menos, con frecuencia hubo que recurrir a esos equilibrios metodológicos que antes señalaba de plazos imprecisos, inconcreciones, o falta de memoria económica, etc. Si lo que se quería era salvar las divergencias y conseguir el acuerdo, no había otra vía.

Yendo por partes, el capítulo 1, “Impulsar un nuevo modelo de crecimiento”, en general esta bastante desarrollado, es una propuesta reformista, moderada, innovadora, respetuosa con las coordenadas en las que se mueve la Unión Europea. No es una propuesta rupturista o anticapitalista. Pero desde luego tiene muy poco que ver con el modelo de crecimiento que hemos tenido en nuestro país, al menos desde 1996.

El capítulo 2, “Empleo estable y de calidad” tiene aspectos positivos y otros que no lo son, como es la imprecisión de lo que se quiere hacer con las reformas laborales de los últimos años. Especialmente criticable es la propuesta de reforma del despido, la irrisoria subida del Salario Mínimo y el silencio sobre la necesidad de mejorar los salarios,  como instrumento para recuperar el consumo interno. Es sin duda el apartado menos asumible del Pacto.

El capítulo 3, “Pacto por la educación, la ciencia y la cultura”, en general es aceptable desde una óptica progresista, aunque habrá que ver la financiación del mismo y concretar más que va a suceder con la LOMCE.

El capítulo 4, sobre las “políticas de bienestar Social”, ya he indicado que podían haber concretado mucho más en materia de dependencia o rentas mínimas, incluso en lo que se refiere a la mejora del Sistema Nacional de Salud. No esta mal, pero es demasiado cauto y hubieran sido necesarios compromisos más claros en lo que se refiere al gasto social y su financiación.

El capítulo 5, “reformas del sistema democrático”, es el más pormenorizado y en el que hay menos elementos criticables y conlleva medidas de gran importancia para sanear la política en España.

El capítulo 6, “política internacional”, es genérico, sin muchas aristas.

El capítulo 7, “Reforma constitucional”, tiene dos partes diferenciadas. Una positiva de constitucionalización de derechos y otro absolutamente imprecisa sobre la reforma del Estado autonómico hacia un Estado federal, a lo que se añade una salida por la tangente en relación al conflicto independentista en Cataluña y en el País Vasco (afortunadamente con otras características). Es evidente que viniendo Ciudadanos de donde viene, no era presumible que avanzaran mucho mas en esta materia, pero en cualquier caso es dejar el problema sin afrontar. 

En mi modesta opinión el Acuerdo adolece de excesivas medidas y propuestas. Es un programa de gobierno muy amplio, quizás hubiera sido mejor no ser tan ambiciosos y no entrar en tantos temas. Y dicho esto mi opinión se resume en cinco  palabras: ¡ojala lo firmado se cumpliera!

Comprendo que desde los deseos y las propuestas de la izquierda alternativa este Pacto no sea satisfactorio y no pueda ser asumido, al menos en su totalidad, pero de ahí a su descalificación como un pacto poco menos que de derechas hay un trecho muy muy largo. Nadie puede olvidar que sería un funesto espejismo diseñar un pacto nítidamente  de izquierdas que a la vuelta de unas semanas hubiera que archivar por razones de imposible aplicación. Ya hemos tenido bastante con la frustración de Syriza y Tsipras en Grecia, no merece la pena volver a repetir el fiasco.

Podemos, Compromis e IU, tienen dos opciones. La primera el rechazo y la descalificación global, con el consiguiente voto en contra. O apoyándose en los numerosos aspectos positivos que tiene, limitarse a la abstención, tras conseguir el compromiso público de Pedro Sánchez de que en su programa de gobierno, replanteará los aspectos más negativos, concretará otros demasiado imprecisos y por ultimo incluirá algunas propuestas de la izquierda, sin que todo ello conlleve deformar el Acuerdo suscrito con Ciudadanos. Sería una salida digna y razonable para todos. 




   
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