martes, 28 de julio de 2015

PEDRO SANCHEZ Y LA LUCHA CONTRA LA POBREZA:UN COMPROMISO QUE NO PUEDE OLVIDAR



En la última semana de septiembre del año 2013, CCOO hizo pública su propuesta de una Renta Minima Garantizada para quienes no tuvieran ingresos propios ni prestaciones públicas. La iniciativa  pretendía dar respuesta a un grave vacío de protección social para las personas en situación o en riesgo de pobreza, que se iban incrementando como resultado de la larga y profunda crisis económica. El sindicato presentó una propuesta a financiar por el Estado, en el ámbito del Sistema de Seguridad Social, complementaria de las muy insuficientes Rentas Mínimas de las Comunidades Autónomas y delegando la gestión en los propios gobiernos autonómicos.

La iniciativa de CCOO obtuvo la callada por respuesta por parte del Gobierno y en general de las fuerzas políticas, salvo IU, que poco después impulsó una iniciativa parlamentaria con un cierto parecido. Tan solo apoyaron al sindicato entidades como Caritas, Cruz Roja, la Red Española contra la pobreza (EAPN) o UNICEF.

Afortunadamente hace unos pocos meses, UGT se sumó a la idea y los dos sindicatos reformularon la propuesta inicial, ampliaron sus objetivos de cobertura y elevaron sustancialmente el coste de la misma. Ante el reiterado silencio del gobierno, decidieron presentar una Iniciativa Popular Legislativa y en estos momentos están recogiendo miles de firmas para hacerla posible.

Por su parte PODEMOS, en su corta vida política, ha hecho diversas propuestas, que han oscilado entre la Renta Minima de Inserción y la Renta de Ciudadanía, aunque preocupados por la inviabilidad gestora, loa costes desorbitados y los efectos dudosamente redistributivos  de esta ultima, parece que la han abandonado implícitamente y se han aproximado a la iniciativa sindical.

Por ultimo el PSOE acaba de presentar su propuesta, que aunque todavía con ciertas imprecisiones, se aproxima bastante a la original de CCOO. Para reforzar el compromiso político con esta iniciativa, Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, ha escrito un importante artículo en El País, argumentando su propuesta. Es la primera vez en la historia de nuestra democracia que el máximo responsable de los socialistas adquiere un compromiso tan claro y tan firme con una iniciativa de política social en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.

Por ello hay que saludar sin ninguna reticencia este decisivo compromiso del principal partido de la izquierda de nuestro país.  Eso sí, debemos tomar muy buena nota, recordárselo en la próxima campaña electoral  para que ocupe un lugar preeminente del programa electoral y sobre todo si consiguen gobernar, en solitario o en una coalición progresista como será lo más probable y deseable, lo cumplan sin retraso y sin recortes.

Todavía algunos recordamos la frustración de lo ocurrido con la Ley de Atención a la Dependencia aprobada en la primera legislatura de Rodríguez Zapatero. Por cierto también una iniciativa puesta a rodar en solitario por CCOO en el año 2000 y después asumida por todos el arco parlamentario en el año 2006, menos los nacionalistas de derechas. (Para que luego haya quienes se preguntan por la utilidad del sindicalismo de clase).

Como todos recordamos, el gobierno de Zapatero aprobó la ley, un avance de indudable importancia, pero sin incluirla en el ámbito de la Seguridad Social para blindar las tentaciones de recorte o inadecuada aplicación por los gobiernos autonómicos., como ha ocurrido desde el año 2011. La ley tenía algunas imprecisiones u carencias que ni CCOO ni IU consiguieron evitar en la negociación previa y en la tramitación de la misma y sobre todo adolecía de  una notabilísima insuficiencia presupuestaria.

Quienes apostamos por la consolidación y mejora de nuestro Estado de Bienestar Social, todavía con evidentes limitaciones, no quisiéramos que con el Sistema de Rentas Mínimas se volviera a repetir lo ocurrido con la Ley de Dependencia. Nos gustaría que en España no suceda otra vez que el ala centrista de los socialistas, que suele copar los gobiernos  y sobre todo los ministerios económicos, prevalezca sobre el ala de izquierdas. Queremos que el compromiso avalado por Pedro Sánchez no se lo lleve el viento.

Una de las prioridades básicas de una superación de los efectos más dramáticos de la crisis debe ser la reducción sustancial de la pobreza y de los riesgos de pobreza. Para ello un sistema de Rentas Mínimas Garantizadas en toda España, es un instrumento fundamental, aunque desde luego no el único.

No le va a ser fácil a Pedro Sánchez lograr los 6.500 millones de euros anuales, que según sus cálculos son necesarios. Pero al menos los socialistas saben que contaran con el apoyo de los sindicatos y de las otras fuerzas de izquierda para contrarrestar las fuertes presiones que sin duda recibiría para que el próximo gobierno de España siga reduciendo el déficit de manera rápida a costa del gasto social.


700.000 familias sin recursos no pueden seguir esperando indefinidamente. 

lunes, 20 de julio de 2015

LOS GOBIERNOS AUTONOMICOS DE LA IZQUIERDA: EL PRIMER PASO


Las izquierdas de nuestro país, a diferencia de lo que ocurre en el ámbito municipal, no han querido, sabido o podido colaborar en el poder autonómico, salvo muy contadas experiencias. Incluso cuando lo han hecho, por lo general han terminado embroncados y renegando de la experiencia de coalición. Sin duda la desigual fuerza parlamentaria entre ellas, ha sido un factor de dificultad a la hora de establecer una sólida confianza y leal colaboración.

Las cosas han cambiado, aun no sabemos si de forma definitiva, y la mayor pluralidad de la izquierda y un cierto reequilibrio de fuerzas, puede dar paso a unas nuevas formas de relación mas estables, abandonando en unos casos actitudes de prepotencia, como ha sido bastante habitual entre los socialistas, y en otros la actitud de sistemático complejo de haberse “institucionalizado”.

Tras las elecciones del  24 de mayo, han surgido al menos tres escenarios interesantes y positivos en el ámbito autonómico: la Comunidad Valenciana,  las Islas Baleares, y Navarra, los tres con unas características diferentes.

En Navarra va a tener lugar una experiencia nueva de coalición entre la socialdemocracia de perfil abertzale de Geroa Bai, la izquierda alternativa vinculada a IU y la izquierda puramente abertzale de Bildu. De este pacto se autoexcluido el PSOE, agarrotado aun por el pasado de persecución a sus militantes en el País Vasco y Navarra y por el temor a las criticas que la derecha les haría de forma despiadada y sus efectos en el conjunto de España. Podemos, aunque ha apoyado el acuerdo, no se ha decidido a entrar en el gobierno.

En otro sentido, es presumible que IU se sienta, por fin, cómoda en un gobierno progresista y cuenta para ello con un excelente representante en el nuevo gobierno de Navarra como vicepresidente de políticas sociales, el prestigioso catedrático Miguel Laparra.

La experiencia de la Comunidad Valenciana con el gobierno de coalición entre el PSPV (PSOE) y Compromis, resulta un cambio de actitud muy positivo por parte de los socialistas. Por primera vez en la historia de la democracia, el PSOE ha aceptado un gobierno autonómico prácticamente igualado, aunque haya sido forzado por la correlación de fuerzas. El socialista Ximo Puig, presidente del gobierno, ha demostrado cintura negociadora y ahora va a tener que aprender a compartir las políticas y hacer un permanente esfuerzo de dialogo leal, algo que no  ha sido frecuente entre muchos socialistas. Para empezar el PSPV ha asumido toda una serie de iniciativas de acentuado carácter progresista, a propuesta de Compromis.

A su vez, Compromis ( con una parte de  su militancia procedente, o mejor dicho, echados de IU y otra con origen en el nacionalismo de izquierdas), ha superado los arraigados prejuicios de la izquierda alternativa de colaborar con el PSOE, ha rebajado sus  pretensiones iniciales de ostentar la presidencia, y han acordado un programa que aúna las mejores tradiciones socialdemócratas con las innovadoras reivindicaciones de la nueva izquierda ecosocialista.

La experiencia del gobierno valenciano de coalición, que tendra que remontar la pesadísima losa que les ha dejado 20 años de gobierno del PP mas corrupto, debería ser un importante referente para toda la izquierda de España y marcar un camino para un deseable gobierno de amplia coalición progresista tras las próximas elecciones generales. De ahí la importancia de que su gestión sea un modelo de transparencia, eficacia, solidaridad, progreso y lucha implacable  contra las profundas capas de fraude, economía sumergida y corrupción que asolan la Comunidad  Valenciana. Debemos desear el máximo éxito a Ximo Puig y a Mónica Oltra.    

Por ultimo, esta el gobierno de coalición de las Islas Baleares, entre el PSOE y MES, una organización de izquierdas de origen muy plural, con bastante similitud con Compromis. Aunque en el gobierno el predominio de los socialistas es evidente, el programa también es un claro giro a la izquierda para el PSOE. En Baleares ya ha habido experiencias de coalición de izquierdas, aunque no les sacaron todo el potencial posible; esperemos que en esta ocasión los resultados sean de mayor calado, aunque al igual que sucedió en el pasado, van a contar con la dura oposición de los fuertes intereses económicos de quienes consideran las Baleares un complejo turístico propio.

Este nuevo panorama de más y mejor colaboración entre la izquierda, ha tenido otros aspectos positivos, como el apoyo de IU de Asturias a la investidura del candidato socialista, apoyo decidido por referéndum de la militancia (¡que diferencia con la vergonzosa actitud adoptada en Extremadura en el año 2011!). O el  apoyo de Podemos también a los candidatos socialistas en Castilla La Mancha, Aragón  y Extremadura, que muestran un notable cambio de actitud de la organización de Pablo Iglesias, que ojala se consolide y amplíe en el futuro.

Confiemos en que esta dinámica de dialogo y colaboración, sean el preámbulo que permita un gobierno de amplia coalición progresista, tras las próximas elecciones generales.





miércoles, 15 de julio de 2015

RESIDENCIA INCENDIADA EN ZARAGOZA: UNA MUESTRA DE LAS CARENCIAS DEL SISTEMA DE DEPENDENCIA


Impactados por las noticias internacionales de distinto signo, corremos el riesgo de dejar en un tercer plano algunos hechos que deberían ser objeto de más atenta y general reflexión, como p.e. la dramática muerte de 8 personas ancianas en el incendio de una residencia de Zaragoza.

Cualquiera que conozca mínimamente este sector puede llegar a la conclusión de que lo ocurrido en esta residencia afortunadamente es una excepción pero podría ser la regla, ya que solo la “buena suerte” evita que esta tragedia no se repita con más frecuencia.

Y lo primero que hay que decir es que la responsabilidad esta repartida entre las empresas o entidades que gestionan estos centros, las Administraciones Públicas, cuya obligación es el control y vigilancia de los mismos y que sin embargo toleran graves irregularidades y las familias que aceptan que sus ancianos y sobre todo ancianas, permanezcan en esas residencias sin las debidas garantías.

La edad media en las residencias públicas y privadas es de 80 años; buena parte de las personas residentes, lógicamente tienen un elevado grado de dependencia física o mental, y en muchos casos ambas, que les impide en mayor o menor medida actuar con autonomía. Esto requiere instalaciones adaptadas, personal suficiente y con un nivel de conocimiento especializado y con protocolos de actuación claros, rigurosos y conocidos, para saber prestar los cuidados en las mejores condiciones de calidad y buen trato.

Sería demagógico no reconocer el enorme esfuerzo de modernización de instalaciones, equipamientos y personal que el sector residencial ha hecho en España en los últimos 20 años, especialmente en lo que se refiere al ámbito público, pero también al privado.

Es verdad que en el sector público hay todavía carencias relacionadas con el recorte presupuestario en servicios sociales en los últimos años, que afecta tanto a la reducción y perfil de las plantillas, como a la imprescindible adecuación de las instalaciones. Como también es cierto que el sector privado, en especial los centros vinculados a las órdenes religiosas, ha profesionalizado y dignificado la atención de manera notable.

Pero dicho esto, es innegable que el sector residencial en nuestro país arrastra los tradicionales déficits de los servicios sociales que siempre han sido el ámbito subalterno de nuestro estado de bienestar social. La creación del Sistema de atención a la dependencia fue un importantísimo paso normativo para cambiar la situación, pero ha quedado frustrado por la coincidencia de su puesta en marcha con las políticas de austeridad seguidas por el segundo  gobierno de Rodríguez Zapatero y el primero de Rajoy. Insuficiencia presupuestaria que también han practicado, sin excepciones, las Comunidades Autónomas, primeras responsables de la gestión de los servicios sociales.

Estas graves carencias han desembocado en una oferta en la que el protagonismo cada vez mayor es el de la iniciativa privada, concertada o estrictamente mercantil,  a diferencia del Sistema Nacional de Salud (e incluso del Sistema Educativo) en los que la oferta pública es muy superior a la privada.

El panorama de la oferta privada concertada, a su vez, esta muy condicionado por los ajustadísimos precios de las plazas concertadas que por lo general en casi todas las Comunidades Autónomas hacen prácticamente imposible garantizar una asistencia de calidad a las personas residentes. Las empresas y entidades gestoras de las residencias se ven abocadas a tener plantillas claramente insuficientes y sin la formación profesional requerida y a no poder destinar muchos recursos para tener unas instalaciones adecuadas al número y perfil de las personas residentes.

La contrapartida inevitable a esos bajos precios de concertación pública, es una tolerancia o vista gorda con el cumplimiento de los pliegos de condiciones de los contratos de concertación.  Esta realidad es un secreto a voces para quien quiera enterarse y los inspectores que realizan su trabajo con gran escasez de medios y limitada autoridad, comprueban año tras año como sus informes y recomendaciones son archivadas o en el mejor de los casos se hacen requerimientos, que solo en los casos de extrema gravedad producen sanciones efectivas y eficaces. Y la razón de esa tolerancia es evidente: ¿Qué hacemos con las personas residentes si cerramos un centro que no reúne las condiciones? ¿Las mandamos a otro de similares características? ¿a sus casas? ¿a engrosar las listas de espera?

La solución es clara pero tiene un coste económico: una de dos o subimos los precios de la concertación y al que incumpla se le anula de inmediato el concierto o invertimos mucho más en centros de titularidad y gestión pública, o ambas cosas. Es imposible  pensar en tener un Sistema de atención a la Dependencia en un país con casi el 20% de la población mayor de 65 años y gastar en cuidados de servicios sociales menos del 1% del PIB.

Y si esto pasa en el ámbito de financiación o cofinanciación pública, en el sector privado puramente mercantil, la situación es aun peor. Tenemos las residencias de “4 estrellas” por un lado, por lo general con buena atención pero solo accesibles a una pequeñísima minoría de familias y luego los cientos de residencias, la mayoría pequeñas, que se mueven casi siempre en la “alegalidad”, como ha reconocido la administración aragonesa en relación al centro incendiado, muchas de las cuales, si se fuera exigente en la garantía de los derechos de las personas residentes, deberían estar cerradas. Pero volvemos al dilema que antes señalaba ¿y que hacemos con esos miles de ancianas y ancianos que malviven en esos centros si los cerramos?

El exponente más evidente de esa realidad “alegal” es esa residencia incendiada con una sola empleada para cuidar a unas 20 personas por la noche y con unos precios entre 900 y 1200 euros al mes, sin duda caros para muchas familias pero muy insuficientes para una atención de calidad. 

Tras lo ocurrido en la residencia aragonesa, si la propiedad de ese centro tiene una grave responsabilidad penal, mucha mayor la tiene la Administración Pública Aragonesa que toleró esa “alegalidad” durante casi 20 años, todos los responsables político-administrativos implicados en esa letal tolerancia, deberían estar ya declarando ante la Administración de Justicia. Y algo tendrían que explicar también las familias que han podido ser cómplices con su silencio.

En todo caso el problema de fondo no se resolverá hasta que la ciudadanía no exijamos a nuestros gobiernos, estatal y autonómicos, tener un Sistema de atención a la Dependencia digno, suficiente y con cobertura realmente universal.





  

lunes, 6 de julio de 2015

REFERENDUM GRIEGO: LA GESTION DEL "NO"


La historia del pueblo griego en el último siglo es una historia de sufrimientos. La sustitución en referéndum de una monarquía de rasgos autoritarios  por una republica democrática en 1924, terminó abruptamente con un nuevo referéndum que abolió la republica y recuperó la monarquía en 1935. No satisfechas las clases dominantes, un año después se produjo un golpe militar y la instauración de la dictadura del General Metaxas. A finales de  1940 el país fue invadido por el ejercito italiano, que fue derrotado, y posteriormente por el alemán, que ocupó el país, provocando una sangrienta represión y decenas de miles de muertos por una gran hambruna, además de la deportación y eliminación de los judíos griegos.

La guerrilla griega, ayudada por Tito e inicialmente por los británicos, tuvo en jaque a los nazis y  logró la liberación del país al final de la II Guerra Mundial. Era una guerrilla, como casi todas las que tuvieron lugar en la resistencia al nazismo, formada por gentes de la izquierda y sobre todo por comunistas. Y en los planes de los aliados para la posguerra, Grecia correspondía a la orbita “occidental”. La guerrilla siguió luchando, contra el gobierno colocado y sostenido por británicos y norteamericanos.  Stalin no los apoyó, aceptando el “reparto de Europa” y dejó que los masacraran, a pesar de la ayuda de Tito. Hubo más de 100.00 muertos en aquella guerra civil de casi cinco años. Decenas de miles de encarcelados y expulsados de sus trabajos. Durante la década de los años 50, la izquierda estuvo aniquilada políticamente. Pero a mediados de los años 60 volvió a resurgir con fuerza y a convertirse en una opción de gobierno. Otra vez no les dejaron. En abril de 1967 se produjo el golpe militar de los coroneles y una nueva dictadura militar, que solo cayó en agosto de 1974 tras el inicio de una enésima guerra con Turquía.

Desde 1974  al 2014 se han sucedido en el gobierno los conservadores de Nueva Democracia y los socialdemócratas del PASOK. La izquierda heredera de los luchadores comunistas se fue dividiendo y dividiendo, entre eurocomunistas y prosovieticos, cada vez con menos influencia en el país. Hasta que el mal gobierno del bipartidismo y la agudísima crisis económica, dio paso a la creación de Syriza y su triunfo el pasado mes de enero.

Hay un magnifico director de cine griego, Theo Angelopoulos, que ha narrado maravillosamente (aunque con películas muy densas y poco comerciales) esa trágica historia, que a menudo recuerda a nuestro pais. Costa-Gavras, otro director de origen griego, describió en su magnifica “Z” los momentos previos al golpe de los coroneles.
De nuevo el pueblo griego ha vuelto a dar muestras de su indómito espíritu luchador. Ojala esta vez no termine derrotado.

La izquierda alternativa europea ha aplaudido el gran triunfo del “no”. Mi corazón me animaba a ello, pero mi cabeza, no. Y los políticos, muy especialmente los de izquierdas, tenemos que buscar soluciones para la ciudadanía y no solo emotivos momentos como el vivido el domingo por la noche en la Plaza Sintagma de Atenas. 

Ahora Tsipras tendrá que gestionar el “no” en Europa y en Grecia, algo mucho más difícil que ganar el referéndum. La primera consecuencia ha sido la salida de Varoufakis, consciente de que sí se quiere un acuerdo, él no es interlocutor valido.

Tsipras, que hizo un discurso conciliador en la noche del referéndum, debe saber muy bien cuales son los márgenes de maniobra, los suyos y los de los 18 países miembros de la eurozona. El referéndum griego, sin duda un nítido apoyo de la ciudadanía a su gobierno, no puede doblegar la política de los países del euro, ni del Banco Central, ni del FMI. Es económica y políticamente imposible, pues el mensaje a la ciudadanía europea sería muy claro: “no importa endeudarse si antes o después me lo van a perdonar y encima me van a seguir dando dinero”.

Al final quienes pagan las deudas griegas son los contribuyentes europeos con sus impuestos. Y desgraciadamente Grecia necesita para subsistir el apoyo de la Unión Europea y además por muchos, muchos años. Supongo que a la inmensa mayoría de esos contribuyentes europeos les gustaría que Tsipras fuera mucho más enérgico con sus clases dominantes, con sus defraudadores, con su gasto militar, con sus bajos impuestos, con su ineficaz administración pública y su extensísima economía sumergida.

Ahora hay que buscar un pacto que salve la cara a todos. A Tsipras, a los gobiernos europeos (frente a sus ciudadanos), al FMI y al Banco Central. Seguramente será un acuerdo bastante parecido al último que le ofrecieron a Tsipras, aunque tenga una presentación mas asumible.

Hay una vieja idea leninista que aconsejaba que a veces hay que dar un paso atrás, para después dar dos adelante, esperemos que el referéndum no haya sido un paso adelante para después dar dos pasos atrás. 

En la inmediata negociación, Tsipras debería apoyarse en Renzi, en Hollande, en Martín Schulz y en los pocos gobiernos progresistas que quedan en Europa.




 


miércoles, 1 de julio de 2015

YO NO PUDE VER A THE BEATLES EN MADRID


Si todos los que han dicho que el 2 de julio de 1965 fueron al concierto de The Beatles en la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid, realmente lo hubieran hecho, no habrían cabido ni en el estadio de futbol del Bernabeu y sin embargo el coso taurino no se llenó. Es algo muy parecido a los que hoy dicen que en sus años juveniles corrieron delante de la policía y fueron activos antifranquistas y ojala lo hubieran hecho, porque las cosas hubieran ido mejor.

Pues yo desgraciadamente no pude ir al concierto por una razón muy sencilla: no tenía dinero suficiente para pagarme la entrada. Con casi 16 años, y el sexto de bachillerato terminado, recibía de paga semanal 25 pesetas. Con ella tenía que ir al cine (a los de barrio a los que yo iba  costaban entre 5 y 10 pesetas), tomarme alguna caña con los amigos el sábado o el domingo, comprarme las revistas mensuales de música (“Fonorama” y “Discóbolo”) y ahorrar algo para conseguir de oferta de vez en cuando algún “single” o “ep”. Imposible hacer mas ahorros para ir al Concierto.

Ya era un incipiente seguidor de los programas musicales de Ángel Álvarez, “Caravana” y “Vuelo 605”, un absoluto fan de The Beatles y en general del rock and roll y de la música pop y para mi hubiera sido algo increíble tener la oportunidad de escucharles en directo. Intenté que me lo pagaran mis padres, como algo extraordinario. Todos los años al terminar el curso, como premio a las buenas notas, me hacían un regalo; de pequeño juguetes, novelas o cómics de Tintín, de más mayor, discos. En sexto ¡y revalida! de nuevo saque muy buenas notas, con matriculas, diploma y medalla de honor. Así que les pedí ese regalo. Me dijeron que otra cosa, que eso, no.

Mi padre, que en cuestiones de costumbres era bastante liberal para lo habitual en la época, estaba molesto conmigo porque ya en el Colegio me habían llamado seriamente la atención y se habían quejado a mi familia por la longitud de mi pelo beatleliano, algo insignificante para las melenas que llegaron despues. Tengo muy buenos recuerdos del Colegio y en general de casi todos los curas y profesores con los que me llevaba razonablemente bien y era un Colegio bastante tolerante, pero en este tema de los pelos, no sé porque razón, estaban muy intransigentes, a pesar de que de vez en cuando se hacían conciertos de rock, con permiso para que pudieran ir chicas de los colegios vecinos, algo inusual en aquel entonces. Incluso el profesor de Historia del Arte, el Padre de Miguel, nos dijo en clase que en el futuro las canciones de The Beatles tendrían parecida importancia a Beethoven o Mozart, bueno era un cura muy muy especial al que todos adorábamos y del que 50 años después nos seguimos acordando con cariño.

A lo que iba, mi padre que me había obligado a recortar algo el pelo, no quería fomentar mis veleidades beatlelianas, a pesar de que fue él quien primero me compró discos de The Beatles (y de The Rolling Stones!!!) y de vez en cuando le gustaba oírlos.

Mi madre, mucho mas consentidora, como la mayoría de las madres, me dijo que le daba mucho miedo “que hubiera jaleos en el concierto y que me pasara algo”, por lo que sintiéndolo mucho tampoco me iba a pagar la asistencia. Hay que decir en su descargo que vivíamos en la Moncloa y que en ese curso había habido bastante lío en la Universidad y era frecuente ver jeeps de la policía en las cercanías de casa, creando un desasosiego en muchas familias. Y para colmo la prensa mas conservadora (y toda lo era) llevaba unos días metiéndose con “esos melenudos” y advirtiendo de los follones que había habido en sus conciertos en otros países y el peligro de que también los hubiera en Madrid.

En definitiva,  me quedé sin concierto.

Tampoco me frustré demasiado. Ninguno de mis amigos pudo asistir por razones muy parecidas y de hecho en aquel tiempo no conocí a nadie que lo hubiera hecho. Ese verano la familia fuimos al sur de Francia y a Andorra y me compraron, entre otros, dos eps franceses de The Beatles.

Tuve que esperar ocho años para poder ir a un gran concierto en Londres para escuchar a Johnny Cash en el verano de 1973 y al festival de rock de Reading unos días antes.