Cualquiera puede llegar a la conclusión
de que se mire hacia donde se mire el sistema político y económico de nuestro país
esta podrido. Hoy las noticias de las diversas formas de corrupción son más
tremendas que las de ayer, pero posiblemente menos que las de mañana. Y a la
vez tenemos más de cinco millones de parados, un crecimiento de la desigualdad,
cientos de miles de jóvenes en un exilio económico, casi un cuarto de la
población en riesgo de pobreza….Y algo que no podemos olvidar: más del 20% de
la economía de España, es decir más de 200.000 millones de euros, es economía
irregular, lo que afecta a una parte no pequeña de la población.
Con este panorama, uno comprendería
reacciones como la del personaje (“Bombita”) que interpreta magistralmente
Ricardo Darin en la fantástica y altamente recomendable película argentina
“Relatos salvajes”. Lo sorprendente es que la ciudadanía española va asumiendo la ración
diaria de corrupción casi como algo que forma parte del paisaje del país. Aunque es verdad que hay una caída importante
de la intención de voto al PP, al PSOE y a CIU, que existe un cabreo amplio con
empresarios y sindicatos y un ascenso en flecha de PODEMOS y desde luego se vislumbra una amenaza de fuerte abstención.
Y no valen las justificaciones de que ya
se ha superado la corrupción y que ahora lo que esta saliendo es el pasado y además
muy ligado al boom de la construcción.
Esta es una parte de la historia, pero ni mucho menos la única o la
fundamental. Tampoco vale, aun siendo cierto, que la corrupción cuantitativamente es muy pequeña en el conjunto de la actividad económica del país; porque cualitativamente es una agresión a la inmensa ciudadanía honesta y un pésimo mensaje fuera de nuestras fronteras.
Pero más allá de esas lógicas reacciones cabría hacer una reflexión de fondo ¿Qué ha pasado y qué esta pasando para que un país con tan solo 35 años de democracia se haya sumergido en esta espiral de corrupción?
Pero más allá de esas lógicas reacciones cabría hacer una reflexión de fondo ¿Qué ha pasado y qué esta pasando para que un país con tan solo 35 años de democracia se haya sumergido en esta espiral de corrupción?
Intentare esbozar algunas ideas sobre lo que en mi opinión son las raíces de la corrupción.
En primer termino hay que relacionarlo con la todavía muy superficial capa democrática de nuestra sociedad y por supuesto de nuestras clases dirigentes.
En primer termino hay que relacionarlo con la todavía muy superficial capa democrática de nuestra sociedad y por supuesto de nuestras clases dirigentes.
España, es obvio recordarlo, pero hay
que hacerlo, es la sociedad occidental que ha tenido una experiencia mas traumática en su pasado
reciente. Una guerra civil de casi tres años con cientos de miles de muertos en
los dos bandos, con una larga posguerra de terrible represión, que sin duda
deshizo o impidió la creación de vínculos de solidaridad, honradez,
responsabilidad, de pertenencia colectiva a un objetivo de nación común…Se generalizaron sentimientos de “sálvese
quien pueda”, de “buscarse la vida cada uno por su cuenta”.
Cuarenta años en los que solo una
pequeña, muy pequeña, minoría luchó contra esa situación y que por razones
diversas, que no es el momento de desarrollar, fue apartada de un protagonismo
de gobierno al conseguir la democracia. Y llegaron al Consejo de Ministros, a
los gobiernos Autonómicos o a las Corporaciones Locales, quienes poco o nada habían
luchado por la democracia, por supuesto con puñados de notables excepciones. Y
se encontraron con mucho, mucho poder, que aunque se lo dieron los ciudadanos,
a ellos les cayó del cielo. En otras palabras la clase política de la nueva democracia, junto a indudables,
numerosos y valiosos logros, junto a muchos políticos honestos, eficaces y
laboriosos, ha tenido en su seno muchos que pensaron que la política era una forma de
hacer negocio propio.
Pero sería muy injusto decir que la
corrupción es resultado exclusivo de la actuación de una parte de la clase política.
En mi opinión, y seria la segunda raíz de la corrupción, el notable y rápido enriquecimiento de la sociedad española tiene
mucho que ver con la práctica o la tolerancia de la corrupción.
España ha pasado en pocos decenios de
ser un país al borde del subdesarrollo a uno de los estados mas desarrollados
del mundo; procesos que en otros países se han extendido a lo largo de muchas décadas
en el nuestro se ha comprimido muchísimo. Todavía recuerdo cuando era
adolescente cómo se celebró que nuestra renta per capita había llegado a los
1.000 dólares por habitante y en pocos decenios lo hemos multiplicado por mas de
30; es cierto que los dólares de los años 60 no son los dólares de hoy, pero
refleja muy bien el cambio experimentado. Y esta impresionante transformación, de la que debemos estar orgullosos el conjunto de la sociedad española, sin embargo ha tenido otras vertientes muy negativas.
Así, cuando antes de la crisis cruzábamos la
frontera descubríamos con asombro que el parque automovilístico español era de
mucho mayor nivel que el francés, que el italiano e incluso que el alemán. Por
no hablar de la multiplicación de las segundas y terceras residencias o algo
tan pedestre pero tan ilustrativo como ser uno de los países del mundo con mas
operaciones de cirugía estética o cómo eclosionó el turismo masivo de los españoles,
que empezaron a ir al Sudeste Asiático, a cruceros por los fiordos o de luna de
miel a las Islas Maldivas.
Nos hemos convertido en muy
poco tiempo en un país con hábitos y actitudes de nuevos ricos. No todos por supuesto, ni mucho menos,
porque seguíamos con un paro y una pobreza estructural que no desaparecieron ni
en los mejores años del boom económico. Nuevos ricos que en muchos casos
participaron o toleraron o disculparon las diversas formas de corrupción y corruptelas.
Hay una tercera cuestión que ha
favorecido la corrupción: la inoperancia de la Administración de la Justicia
hasta fechas muy recientes, creando una amplia sensación de impunidad. A la cárcel
iban los chorizos, los camellos y los inmigrantes; los delincuentes de corbata eludían la sanción
penal y por supuesto la cárcel.
Un cuarto factor a tener en cuenta es la constatación de que lo sustancial de la corrupción ha estado vinculado a las Administraciones precisamente mas cercanas a la ciudadanía y que se consideran un instrumento de mayor democratización del Estado: las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales. Y sin embargo han fallado los instrumentos públicos y sociales de control y sus políticos y gestores han sido mucho mas permeables a la corrupción que los de la Administración General del Estado. Y sin caer en la recentralización como ha hecho el gobierno de Rajoy con la reforma de las Administraciones Locales, habrá que afrontar profundas medidas de control y transparencia en el funcionamiento de los poderes autónomicos y locales.
Un cuarto factor a tener en cuenta es la constatación de que lo sustancial de la corrupción ha estado vinculado a las Administraciones precisamente mas cercanas a la ciudadanía y que se consideran un instrumento de mayor democratización del Estado: las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales. Y sin embargo han fallado los instrumentos públicos y sociales de control y sus políticos y gestores han sido mucho mas permeables a la corrupción que los de la Administración General del Estado. Y sin caer en la recentralización como ha hecho el gobierno de Rajoy con la reforma de las Administraciones Locales, habrá que afrontar profundas medidas de control y transparencia en el funcionamiento de los poderes autónomicos y locales.
Un quinto aspecto a considerar es la no
beligerancia de la jerarquía de la Iglesia Católica española con la cultura de
los nuevos ricos y con la corrupción. Obsesionados con los gays, los
divorciados o con la legislación del aborto, han hecho la vista gorda con el
pecado de la avaricia. Solo Caritas y otras Instituciones religiosas de
semejante perfil, han predicado año tras año en el desierto sobre la
desigualdad y la injusticia de nuestra sociedad. Y si la Iglesia no excomulgaba
a los ladrones de guante blanco, pues no sería algo tan malo.
Por ultimo hay que admitir que aunque la derecha gobernante, en sus diversas acepciones, ha sido principal responsable y beneficiaria de la corrupción, también hay mucho que criticar a los
gobiernos socialistas que durante sus largos años de gran poder no se
preocuparon en fortalecer los valores democráticos ni en la escuela ni en los
medios de comunicación, ni en la creación cultural y permanecieron pasivos ante
el crecimiento de la ideología del individualismo, más aun, dijeron cosas como
que “España es el país donde uno se puede hacer rico más rápidamente” (Carlos
Solchaga), o aquello de “blanco o negro lo importante es que el gato cace
ratones” (Felipe González).
En todos esos caldos de cultivo es donde
ha crecido la corrupción.
Así las cosas, muchos pueden pensar, y es muy comprensible, que esto solo lo arregla el tsunami PODEMOS. Ojala fuera así de sencillo. La corrupción esta arraigada y diversificada. No será fácil acabar con ella. Las
fuerzas políticas y sociales, tendremos que reformar a fondo nuestro sistema político,
el funcionamiento de nuestra economía y de las administraciones públicas y por
supuesto nuestro modelo educativo y audiovisual.