lunes, 22 de diciembre de 2014

¡JUBILADO! : "GRACIAS AL TRABAJO QUE ME HA DADO TANTO"


Hoy me he jubilado. Parafraseando a Violeta Parra, “gracias al trabajo que me ha dado tanto” y es el momento de recordar y dar las gracias a tantas y tantas personas con las que he tenido la suerte de trabajar a lo largo de más de 43 años.

A finales de 1971, una vez regresado del campamento militar de la Unidad Rápida de Intervención de la Infantería de Marina en Cartagena, me instalé de “okupa” en el despacho laboralista de Lola González Ruiz y Javier Sauquillo en la c./ General Oráa. Su generosidad, amistad  y compañerismo me permitieron quedarme como aprendiz, sin que ellos tuvieran todavía suficiente trabajo para darme, aun y así me pagaban algo, además de invitarme a las cañas a la salida del despacho por las noches. Mi primer juicio en Magistratura del Trabajo fue la reclamación de un plus contra RENFE, defendiendo al entrañable Agustín “el feo”.

La decisión de hacerme laboralista fue inducida por Manuela Carmena, que en el mes de junio de ese año nos reunió a los militantes y simpatizantes del PCE de 5º curso de Derecho, que éramos muy poquitos, para contarnos lo que era el laboralismo y pedirnos que nuestra opción profesional fuera esa. Salí plenamente convencido, descartando las oposiciones a Inspector de Trabajo, como quería mi padre.

La suerte de entrar en el despacho de General Oráa se multiplicó, ya que al poco tiempo se inició la negociación con los compañeros del despacho de Modesto Lafuente para fusionarse y crear un superdespacho laboralista. Lola y Javier me metieron en el paquete de su despacho junto con Julia Marchena, lo que nunca agradeceré lo suficiente y Jesús García Varela, Cristina Almeida, Tomas Duplá y Javier Roldán, lo aceptaron sin poner pegas.

Así que con 22 años y medio me encontré trabajando, como uno más, en el más importante e innovador despacho laboralista de Madrid y el segundo de España (tras el de Montserrat Avilés y Alberto Fina de Barcelona).

Fueron cinco años intensos. Estuve aprendiendo junto a Cristina que me ponía las pilas todos los días. En Españoleto 13, además de los compañeros citados, tuve la oportunidad de trabajar desde el principio con Nacho Salorio y Luis Ramos, que ya han fallecido y después con Nacho Montejo, también fallecido. Y no puedo dejar de recordar y agradecer el apoyo de María Antonia, Emilia, Amparo, Jacinta y Guillermo.

Ejerciendo de laboralista tuve, además, la inmensa suerte de conocer a Elena, despedida en la huelga de Standard, juicio que llevamos, entre otros,  varios abogados de Españoleto. Nos fuimos a vivir juntos unos meses después y nos casamos en marzo de 1975. De película de amor: el abogado y la trabajadora despedida.

La experiencia en Españoleto da por lo menos para un libro. Las huelgas y juicios colectivos (SKF, Induyco, Potasas de Navarra, FASA de Valladolid, Standard, Marconi…), los juicios en el Tribunal de Orden Público, las visitas a cárceles, las reuniones de célula o con otros despachos hasta las tantas de la noche, las visitas a Barcelona a aprender de  Montserrat y Alberto, de Luis Salvadores y José Solé Barbera. Y sin olvidar la larga y poderosa movilización de los actores, a los que me tocó asesorar, tras dejar el despacho Jesús. Teníamos enfrente a Rosón, después Ministro del Interior; entonces conocí a la inolvidable Julia Peña, líder y cerebro gris de la lucha, además de encantadora y guapísima,  a Gerardo Malla y Amparo Valle, a Amparo Climent, a Juan Diego... Lo único malo es que las reuniones eran a partir de las 12 y media de la noche, cuando terminaban las funciones y podían durar hasta las 5 de la mañana, no recuerdo haber dormido menos en mi vida que en aquellos largos meses.

En los primeros meses de 1977 Julián Ariza, que era responsable de las relaciones de la dirección estatal de CCOO con los despachos laboralistas, me sondeó la posibilidad de irme a trabajar en la perspectiva de la próxima legalización del sindicato y junto con Nicolás Sartorius me pidió que les echara una mano en propuestas que estaban preparando: Estatutos para la legalización, una ley de regulación de los sindicatos, la amnistía laboral, la adaptación del Estatuto de los Trabajadores de Italia…

Una vez legalizada CCOO, Julián me volvió a insistir. Yo estaba muy desequilibrado anímicamente tras la matanza de Atocha y agotado por el inmenso volumen de trabajo que tenía, la mayoría de los días con 5 y más juicios, saliendo tardísimo por las noches y los fines de semana preparando demandas. Le dije que sí.

El 1 de julio de 1977 entré a trabajar en la sede confederal  de la c/ Batalla del Salado, en la que todavía se estaban poniendo las moquetas, los teléfonos, pintando paredes…Mi amigo el economista Antonio Gallifa y yo, con el apoyo de Rosa, formamos el Gabinete Técnico de la recién nacida Confederación. No teníamos nada de material, pero sí una enorme ilusión, en mi caso acrecentada porque a las pocas semanas nació Javier, mi primer hijo.

El trabajo aquellos años en CCOO fue tremendo pero fascinante. Gallifa y yo  bajo la dirección de Nicolás participamos en todos los procesos de negociación de la transición, incluidos los Pactos de la Moncloa. También tuve la oportunidad de conocer gente formidable al otro lado de la mesa, desmontándome algunas de las ideas esquemáticas que arrastraba desde mis primeros años de militancia. No puedo olvidar el gran impacto que me causó Abril Martorell en las muchas reuniones en las que estuve con él o las actividades con Antonio Garrigues Walker en la Asociación para el Progreso de la dirección (APD). En esos tiempos, lo que es la vida, mis colegas en UGT eran Joaquín Almunia, Manolo Chaves y Jerónimo Saavedra; años mas tarde mi padre me diría a menudo que esos sí que habían sido listos y se habían colocado bien, comentario algo injusto porque los tres, diferencias ideológicas aparte, eran gente mas preparada que yo.

Después del primer Congreso de CCOO me situaron de adjunto de Marcelino Camacho. Fueron tiempos complicados, en los que, entre otras cosas, asistía a las reuniones del Secretariado y de la Comisión Ejecutiva para hacer el acta. No era tarea fácil y reconozco que a veces salía muy tocado por las fuertes tensiones existentes, que no se percibían fuera y a las que yo no estaba acostumbrado. Coincidió también con la crisis del PCE, el fuerte distanciamiento de Marcelino de Carrillo  y mi alineamiento con este. Afortunadamente tras el  segundo Congreso, me recolocaron como adjunto de Nicolás en la Secretaría de Política Institucional, con el que trabajé muy a gusto, a pesar de que hice un informe valorando positivamente el Estatuto de los Trabajadores, lo que no cayó muy bien en algunos ámbitos del sindicato.

Cuando Nico dejo CCOO, asumió su responsabilidad Julián Ariza, con el que en esos años había estrechado una gran amistad, además de ser compañeros de fatigas en el equipo de Santiago Carrillo. Casi todas las mañanas desayunábamos juntos, Enedina Álvarez, Julián y yo y a veces Félix Pérez; y con frecuencia comíamos con Adolfo Piñedo.

Enedina, Julián y yo formamos un equipo humano-político, en constante ebullición intelectual, en el que yo aprendí muchísimo y por supuesto también nos equivocamos a veces y en el que Enedina fue decisiva.  

En esos años trabajando en la Secretaría de Política Institucional, junto con Montse Franco y Blas Agüera fuimos montando la participación en la Seguridad Social. Blas, un gran profesional y una divertida persona,  fue fundamental para enseñarme los recovecos del nuevo Sistema Nacional de Salud y algo mucho más importante, como comportarnos en la función de representantes del sindicato en las Instituciones del Estado, donde tan  importante, o más que criticar o controlar, era ser capaces de presentar propuestas y alternativas serias y rigurosas. Montse fue compañera y gran amiga y junto con Jordi Llorens compatibilizamos la militancia sindical con las cervezas en los locales de la movida, sobre todo en el “Ras” de Chueca  y en el “Rockola”.

Mi adscripción al carrillismo en lo político y al equipo de Julián en lo sindical, me situaron en uno de los lados del sindicato y cuando “perdimos” el Congreso de relevo de Marcelino, podía haberme supuesto consecuencias negativas.

José María Fidalgo fue nombrado nuevo responsable de Institucional. Cuando el debate y elaboración de la Ley General de Sanidad, 1984-85,  habíamos recorrido juntos casi toda España participando en numerosos actos del sindicato sobre la defensa de la Sanidad Pública. Nos habíamos compenetrado muy bien y lo único que no superaba era los largos viajes en tren en los que no paraba de hablar, sobre todo por las noches en los coches-cama sin dejarme  dormir.

José María nos reunió  a Montse  y a mí en la cafetería “Kon-tiki”, una tarde tras una reunión en el Ministerio de Trabajo y nos dejó claro que tenía la máxima confianza en nosotros y que nos consideraba su equipo; para demostrarlo a los pocos días me mandó a París a una reunión sindical internacional. Estuve seis años con Fidalgo  y solo tengo palabras de reconocimiento por lo bien que trabajé con él. Por razones de salud Montse se marchó y vino Blanca Villate con la que enseguida me entendí estupendamente y los dos compartíamos la misma visión  del trabajo institucional.

Aquellos seis años, aparte de claros avances en la participación institucional, contando con el apoyo en el otro lado de la mesa de Adolfo Jiménez, Secretario General de la Seguridad Social, fueron tiempos de numerosas y complejas negociaciones con los gobiernos socialistas, en los que no siempre compartí las posiciones oficiales del sindicato, entonces bastante influido y presionado  por la UGT de Nicolás Redondo, José María Zufiaur y Apolinar. Pero sobre todo para mí fueron los años en que descubrí la Unión Europea y todo lo que representaba. Los viajes a Bruselas y alguno a París, me impactaron a fondo y percibí que se estaba generando una nueva realidad de la que nosotros no éramos nada conscientes.

Un día de octubre de 1992, Matilde Fernández me citó en el Ministerio de Asuntos Sociales. La conocía desde que era Ministra y yo representaba a CCOO en la  Comisión Ejecutiva y en Consejo General del INSERSO y unos meses atrás habíamos hablado con tranquilidad con motivo de un viaje a Mallorca a la clausura del Programa de Vacaciones para la Tercera Edad. Me figuraba que Matilde quería conocer la opinión de CCOO sobre alguna iniciativa del Ministerio. Me dejó de piedra cuando me preguntó si aceptaría ser Director General del INSERSO, le dije que yo era de Izquierda Unida, aunque mantenía posiciones unitarias como buen seguidor de Carrillo. No le importaba, confiaba en mí y apostaba por la unidad sindical. Quedamos en que se lo preguntaría a mis responsables en el Sindicato y sobre todo a mi mujer.

Fidalgo y también Antonio Gutiérrez me animaron a dar ese paso; aunque antes de aceptar fui a ver a Marcos Peña, del que me fiaba mucho, en aquel entonces segundo del Ministerio de Sanidad con Pepe Griñán y me aconsejó que no lo dudara y que si no me iba con Matilde, ellos me cogerian para su Ministerio.

Los casi ocho años en el INSERSO/IMSERSO fueron la etapa de mi madurez profesional. Donde tanto trabajé, tanto aprendí, tanto sufrí y tanto disfruté. Un mundo absolutamente nuevo, en el que  mi primera metedura de pata fue hacer un viaje de trabajo a Salamanca a reunirme con todos los Directores Provinciales sin haber avisado previamente al Gobernador Civil, que se cogió un buen rebote por eso y por las declaraciones que hice a la prensa local por mi cuenta. Pero aprendí rápido,  que remedio. No desconectaba ni fines de semana ni en vacaciones, cuando cada dos por tres venía al pueblo un conductor del Instituto cargado de portafirmas y papeles para leer.

No me hubiera sido posible aguantar sin el apoyo político y los consejos de Matilde. Y por supuesto la ayuda de las decenas de excelentes profesionales que con gran entusiasmo y compromiso trabajaban allí. Por citar a tres, Encarna Blanco, Jesús Norberto Fernández y Cristina Rodríguez.

Pero el camino de un sindicalista por una administración pública que manejaba más de 500.000 millones de pesetas al año y tenía más de 14.000 trabajadores, no hubiera sido posible sin el estímulo crítico de mis propios compañeros de CCOO del INSERSO y en especial, Jesús, Miguel Ángel y Carlos, que me sacudían con todo cariño, pero me traían el pulso de lo que querían y pensaban los trabajadores. Y sobre todo la persona clave en esos años para poder nadar en las aguas procelosas de la administración fue Blanca García, exigente, crítica, estimulante, sincera, divertida y con ningún afán de protagonismo. Sin olvidar a Ana, María Luisa y Rosita que me aguantaron lo indecible, sobre todo los viernes a las 2 de la tarde cuando el trabajo parecía no tener fin y a Manolo, Máximo, Serafín, los conductores a los que traía locos con tantos viajes y reuniones.

En ese periodo negocié las transferencias a 10 Comunidades Autónomas. Fue un trabajo agotador y de enorme tensión política  y profesional, pero tuve la gran satisfacción de que años después un alto cargo del gobierno socialista me dijera que habían sido unas negociaciones modélicas y que ojala hubiera cundido el ejemplo. Con Matilde tenía amplia sintonía política, que se mantiene 20 años después; fue un desastre para las políticas sociales que Felipe González la cesara.


En marzo de 1996 cuando el PP ganó las elecciones,  Cristina Alberdi,  que me mantuvo en el puesto incluso en momentos muy complicados, lo que agradezco mucho, nos pidió a todo su equipo que preparásemos amplios dossieres de estado de situación de la gestión. Con un enorme fajo de papeles me fui a despachar con Amalia Gómez, nueva Secretaria General de Asuntos Sociales. Amalia agradeció la información y me pidió que siguiera. No daba crédito. Le propuse continuar hasta antes del verano, cuando ella hubiera aterrizado y pudiera disponer tranquilamente de repuesto. Me dijo que ya veríamos. Lo cierto es que enseguida encajamos de maravilla. Y también con Javier Arenas, inteligente, brillante y de gran simpatía.

Tras cada reunión semanal del Consejo de dirección del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales le preguntaba al Ministro que cuando me iba a relevar. Javier me decía, ¿tú estas a gusto?, le respondía que sí, y me contestaba que él también conmigo. Es evidente que en esa actitud influía mucho el guiño que Arenas dirigía  a CCOO, en unos tiempos en que el nuevo gobierno quería llevarse bien con nosotros.

Mi “cohabitación” con el PP fue interesantísima desde muchos puntos de vista. Vamos, para escribir otro libro. Algunos en el PSOE, bastantes en la UGT del INSERSO no lo entendieron. Curiosamente ni en IU ni en CCOO tuvieron pegas, o no me las dijeron.

Trabajar con Amalia era un aventura espacial, sabías mas o menos a que hora empezaban las reuniones, pero nunca a que hora podían terminar, lo que suponía a veces cenar pizzas a las doce de la noche o en su despacho o el Vips de López de Hoyos. El grupo humano de su equipo de dirección era muy variopinto, pero trabajábamos bien y encima nos reíamos mucho. Amalia disfrutaba cuando la acompañaba a hacer gestiones con altos cargos del PP de la Administración del Estado, de las Autonomías o de Ayuntamientos y me presentaba: “Este es mi director General del INSERSO, es comunista, pero buena persona”. Los viajes con ella, salvo los de avión que nos daban mucho miedo, eran deliciosos y no parábamos de hablar de todo lo divino y humano.

Fueron también años vertiginosos, muy marcados por la irrupción de la inmigración y la necesidad de dar respuesta a las terribles condiciones de Ceuta y Melilla. Lo sacamos adelante. Amalia se empleó a fondo y también Pimentel, cuando asumió el Ministerio y con el que humanamente era estupendo trabajar. Por supuesto que no todos, ni mucho menos, en los equipos de Arenas y Pimentel tenían ese talante. Pero he de reconocer que en esos cuatro años de convivencia jamás tuve una presión política, salvo las constantes peticiones de dinero o inversiones  del gobierno de CIU, que apoyaban y sobre todo chantajeaban desde fuera al PP.

Cuando se marchó Pimentel y después Amalia, yo ya no pintaba nada allí. El nuevo Ministro, Juan Carlos Aparicio, me pidió que siguiera pero ya había otros aires en el Ministerio y en la Secretaria de Asuntos Sociales.

La vuelta a CCOO me apetecía. Fidalgo era el nuevo Secretario General y en ese momento  había un buen clima en el sindicato. Los primeros meses de “mi descompresión” fueron duros sicológicamente, acostumbrado a la intensa gestión de los ocho años en una responsabilidad pública. El trabajo con Salvador Bangueses fue magnifico en todos los sentidos. El reencuentro, la colaboración y relación con Blanca Villate fue siempre fácil y tengo mucho que agradecerla por su exquisito trato en los ocho años en que ella representó a CCOO en la Comisión Ejecutiva y en el Consejo General del INSERSO, fue muy capaz de compatibilizar su posición de crítica y exigencia, como no podía ser de otra manera, con una actitud siempre constructiva y afable.

Esa fue la época de la movilización y después la negociación de la Ley de Dependencia, donde no siempre me encontré identificado con las posiciones que nuestra portavoz mantenía.

A finales del 2006 Salvador  me propuso irme de Consejero al Consejo de Administración de RTVE.

Casi cinco años de Consejero fue otra experiencia inolvidable. Tuve la gran suerte de trabajar con Luis Fernández, el mejor presidente de la historia de RTVE y a pesar de algunas discrepancias, puedo decir con orgullo que he vivido los mejores años de la RTVE. Me ayudaron, me estimularon y me sacudieron, por este orden, los compañeros y compañeras de la sección sindical, exigentes donde los haya. Me apoyaron de manera muy especial Marcel, Fernando Redondo  y Pilar, de los que aprendí mucho. Pero al final metí la pata por desconocimiento de un tema muy técnico aunque con claras implicaciones profesionales; mis compañeros de la sección sindical me pidieron la dimisión y lógicamente dimití de inmediato. Algunos de los que la pidieron o se pusieron de perfil, abandonaron poco después el sindicato tras haber perdido un congreso.

Cuando volví a la Confederación, enseguida noté que mi tiempo había pasado. Ya no estaban ni Fidalgo ni Bangueses y la mayoría de los dirigentes y de buena parte del personal eran de otras generaciones. Cuando iba a actos del sindicato por ahí fuera me presentaban como “un histórico”, me veía a mi mismo como un dinosaurio. Menos mal que tuve a Olga a mi lado y gracias a las charlas, cafetitos y risas con ella, las cosas resultaron mucho más soportables.

Pero la vida da sorpresas y Toxo, tras el 10º Congreso, me propuso trabajar como adjunto suyo y a la vez colaborar con la Secretaría de Carlos Bravo y ser miembro del Consejo Económico y Social. Ha sido un año y medio muy agradable y estimulante. He trabajado muy a gusto con Ignacio, con Pepe Campos, de nuevo con Ariza, con Carlos Bravo y Fernando Lezcano y desde luego contando con el apoyo de Rocío, de Mary José y Elena y también de Blanca y Enrique.

Trabajar con Toxo al final de mi vida profesional ha sido una gran suerte y satisfacción, que me ha hecho dudar mucho a la hora de tomar la decisión de jubilarme. En todo caso seguro que podré seguir colaborando de alguna forma en su ambicioso objetivo de renovar  a fondo el sindicato.   

Pero hay que jubilarse. Son 43 años de trabajo, la vista con incipientes cataratas, la vena aorta con una holgura muy justa, las manos y los tobillos con algo de artrosis. No hay que tentar la suerte.

En este larguísimo post de reconocimientos y agradecimientos, hay tres muy especiales. A mi mujer Elena, a mis hijos Javier y  Juan. Ellos se han llevado la peor parte en mi agitada e intensa vida laboral. Los que han sufrido mis notables carencias en la conciliación de la vida laboral y familiar. Las llamadas por teléfono a deshora, el trabajo los fines de semana, las reuniones hasta muy tarde, tantos viajes fuera y dentro de España, los cambios de planes… y un largo etc. A pesar de todo me han aguantado y lo más importante, me han querido.


Por último, no hubiera hecho lo que he hecho, si mis padres no me hubieran llevado a un Colegio decente, no me hubieran dado una educación abierta y tolerante, no me hubieran despertado inquietudes sociales y no me hubieran respetado, al igual que a mis hermanas Elisa y Charo, con harto dolor de su corazón, mis opciones políticas y profesionales, aunque ello les ocasionara sustos y preocupaciones durante bastantes años.

jueves, 18 de diciembre de 2014

CUBA: UNA OPORTUNIDAD DE FUTURO


El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos es un triunfo para la convivencia democrática entre los países, que muchos llevábamos largos años esperando. Y para las personas progresistas, más allá de sus simpatías mayores, menores o nulas con el régimen político de Cuba, tiene que ser un motivo de alegría.

Durante mucho tiempo la finalización del bloqueo comercial norteamericano a la isla ha sido una exigencia de la izquierda y aunque explícitamente no se ha acordado el levantamiento, va de suyo que este se va a producir y de hecho algo se había ido aligerando en los últimos tiempos.

Por ello resultan sorprendentes algunas reticencias o advertencias de personas de izquierdas sobre los peligros que a partir de ahora va a sufrir Cuba con el desembarco pacifico de los Yankees y sobre todo de sus empresas. ¿En que quedamos?

Da la impresión de que a algunos les gustaría conservar Cuba en una hornacina de cristal, incorrupta como una virgen y santa, para poder venerarla y eso sí que se joda la población cubana malviviendo. Tienen miedo de que la revolución termine como China o Vietnam. Que el Tío Sam la devore a golpe de Coca-Cola, películas de Hollywood y Burger King.

La izquierda solidaria con Cuba no podemos cerrar los ojos a la evidencia. El régimen tal y como está configurado es inviable política y económicamente. La ayuda económica de Venezuela o las inversiones en condiciones amistosas de otros países no pueden ni mantenerse indefinidamente ni sustituir el desarrollo económico propio de Cuba.

Y si económicamente el sistema tiene que evolucionar profundamente, políticamente cada día es más difícil de justificar ante unas nuevas generaciones que ya no sienten la misma identificación con la revolución y quieren un sistema democrático.

La clave de la transición cubana es compatibilizar el mantenimiento de los derechos y avances sociales y la paulatina y medida implantación de una economía de mercado y a la vez ir negociando con las fuerzas moderadas de la oposición un calendario de instauración del pluralismo político. El modelo no tiene porque ser ni China, ni Vietnam, ni los estados del Este de Europa, carcomidos por el neoliberalismo más feroz. El modelo puede ser Uruguay o Nueva Zelanda y hasta en un horizonte mas dilatado, las experiencias socialdemócratas del centro y norte de Europa tras la segunda guerra mundial. No es inevitable ni la colonización norteamericana ni la destrucción de las políticas sociales y los niveles de igualdad. Además la nueva situación puede favorecer medidas de ayuda y de inversión de la propia Unión Europea.

¿Que el proceso va a ser complejo difícil? Es más que evidente, pero no hay otro camino.

Una ultima reflexión. Para quienes han despreciado la figura de Obama y no digamos del Papa Francisco, tendrán que admitir su positivo papel en la resolución del contencioso y para quienes consideran que da lo mismo unos que otros, un Papa que otro, o un Presidente norteamericano que otro, aquí tenemos la prueba. ¿Cuál  habría sido la posición de Reagan y Juan Pablo II? Lo sabemos de sobra, el intervencionismo descarado en Polonia, el apoyo a Lech Walesa, lo hubieran querido para Cuba. Afortunadamente la actitud del Papa Francisco y de Obama y el mayor pragmatismo de Raúl Castro, han favorecido el dialogo y no la imposición.


Todo ello debe ser motivo de alegría y esperanza para los demócratas y los progresistas. 

lunes, 8 de diciembre de 2014

PODEMOS Y EL PSOE MAS CERCA: UNA BUENA NOTICIA


Parece que el panorama de la izquierda, poco a poco y no sin contradicciones, se va aclarando. El evidente giro a la izquierda de la dirección de Pedro Sánchez en el PSOE y la evolución hacia posiciones mas moderadas de PODEMOS, posibilitan en teoría un acercamiento y hasta un acuerdo de ambas organizaciones para un futuro. Pero vayamos por partes.

Tras largo tiempo en que las direcciones socialistas no se preocupaban mucho de los problemas de las clases trabajadoras, en las ultimas semanas se están sucediendo iniciativas y declaraciones que suponen un reencuentro con las aspiraciones de buena parte de su base social a la que habían ido abandonando, cuando no perjudicado directamente, La propuesta de derogación de la reforma laboral, de la negociación y aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores, la iniciativa parlamentaria sobre la proliferación de las horas extraordinarias frente a la creación de empleo o el compromiso de modificar a fondo la reforma del art. 135 de la Constitución sobre el limite del déficit presupuestario, son todas ellas ideas muy positivas.

Sí, es verdad que muchos desconfiarán, basándose en experiencias de incumplimientos pasados. Habrá que ser en su día muy exigentes con ellos, para que no se queden en el baúl de las promesas electorales. Pero los socialistas han visto tan cerca el precipicio de la catástrofe,  que quiero creer que esta vez van en serio.

En cuanto a PODEMOS, resulta muy hipócrita el espectáculo que están dando no ya los medios, fuerzas políticas o instituciones económicas de la derecha, que va de suyo, sino también quienes se consideran progresistas. Antes alegaban, y con bastante razón, que sus propuestas eran imprecisas, confusas, populistas o muy radicales. Ahora, cuando van concretando algo,  moderando bastante y mostrando voluntad negociadora con la sociedad civil, las organizaciones sociales, los agentes sociales (hasta hace nada denostados) y las instituciones, etc. les siguen poniendo a caldo o por no ser creíbles o por haberse pasado a la socialdemocracia tradicional, provocado, según argumentan estos críticos feroces,  por meros intereses electorales.

¿En que quedamos? ¿Preferimos un PODEMOS radical a un PODEMOS que se acerca con contradicciones, pero  de manera paulatina, a la socialdemocracia clásica?

No me entusiasman especialmente los dos economistas que han diseñado las líneas básicas del programa economico de PODEMOS, discrepo de ellos en numerosas e importantes cuestiones, pero han tenido la gran virtud de llevar al equipo de Pablo Iglesias al terreno de la compleja y diversa realidad de una economía desarrollada como la española en un mundo globalizado. Solo por eso se merecen mi respeto y reconocimiento.

Por supuesto que una parte de las propuestas, que me he leído, siguen siendo en muchos aspectos  todavía excesivamente  genéricas y en otros casos inviables. Pero ¿qué creíamos? ¿qué iban a hacer el camino de Damasco o su Bad Godesberg  o su XXVIII Congreso extraordinario (donde el SPD alemán y el PSOE renunciaron al marxismo), en unas semanas? ¡Demasiado trecho han recorrido en muy poco tiempo!

Habrá quien diga que el equipo de Pablo Iglesias son una panda de oportunistas o que son gente sin principios. Prefiero no descalificar y sí subrayar que ahora ya es posible identificar puntos de encuentro con ellos, que una parte de sus propuestas podrían ser asumidas por el actual PSOE y hasta dar lugar a un programa de gobierno más o menos compartido.

Por eso me parece un error de bulto que todavía haya sectores del PSOE con el hacha de guerra levantada contra PODEMOS o metiéndoles en el mismo saco que al PP. Me consta que no toda la dirección socialista comparte ese equivocado mensaje de situar a PODEMOS en la extrema izquierda. 

Es lógico que el PSOE critique a fondo a PODEMOS; es en estos momentos su mas directo competidor electoral y sería incomprensible que no se desmarcaran de ellos, mas aún cuando la dirección de PODEMOS sigue siendo implacable en sus ataques al PSOE y su inclusión en la casta. ¡Claro que los socialistas deben poner en cuestión y desmontar las contradicciones, ambigüedades y deseos irrealizables de PODEMOS!, pero desde el debate político e ideológico, nunca desde la descalificación de brocha gorda.

Además no hay que  “quemar las naves”. Si realmente queremos cambiar los gobiernos de las derechas, en España, en las Comunidades Autónomas y en las ciudades y pueblos, solo se podrá hacer contando con PODEMOS. Antes o después habrá que sentarse con ellos a discutir programas de gobierno y cuantas menos heridas haya de por medio, mejor que mejor.

Insisto: ya hay algunas bases de posible acuerdo. Intentemos a través de la crítica constructiva, rigurosa, documentada, científica, ir influyendo para que PODEMOS continúe su avance hacia posiciones razonables de centro izquierda. Y eso sí, no pongamos solo la lupa en el programa de PODEMOS, también los socialistas tienen mucho camino que recorrer en el diseño de un programa ilusionante y movilizador, de claro contenido socialdemócrata y ademas necesitan contar con unos candidatos, a todos los niveles, que sean creíbles y serios.

Me he abstenido en esta reflexión de cualquier alusión a la tercera pata de los necesarios pactos de gobiernos progresistas: IU. No la he mencionado por dos razones. No creo que vayan a ser un obstáculo a pactos de progreso (salvo en el improbable caso de que triunfaran las nefastas tesis de sus dirigentes extremeños) y en segundo lugar, esta organización, sumida en un notable trauma de identidad, está también en pleno proceso de redefinición y todavía no sabemos muy bien por donde van a decantarse las cosas. Tiempo habrá de comentarlo.



miércoles, 3 de diciembre de 2014

"JIMMY´S HALL": GRAN PELICULA DE KEN LOACH




Ken Loach es un director de cine muy politizado. Radicalmente de izquierdas. Algo bien conocido por cualquiera que haya visto alguna de sus numerosas películas. Ahora con 77 años acaba de estrenar su ultima obra, “Jimmy’s Hall”, sin duda una de las mas abiertamente comprometidas con el pasado y desde luego con el presente.

Aunque casi todas sus películas me han gustado, con la rotunda excepción de “Tierra y Libertad”, una tendenciosa interpretación de nuestra guerra civil muy condicionada por una visión trotskista, creo que “Jimmys Hall”  es de lo mejor que ha hecho en todos los aspectos: la historia, los interpretes, el guión, la fotografía, la música. Es además una película “bonita”, aunque eso sí  habrá bastante gente a la que no les guste nada o muy poco, ya que Loach no se anda por las ramas y es directo y opta por “los buenos” de manera inequívoca y sin concesiones a “los malos”.

Porque  es una película con claros rasgos épicos, situada en los primeros años 30 del siglo XX en un pueblo irlandés, donde se cruzan todas las contradicciones posibles de un país que acaba de lograr la independencia frente a al Imperio Británico. Independencia que no resolvió sus problemas estructurales y que no sirvió  para cambiar las condiciones de vida de los campesinos y de los trabajadores mas modestos. Las luchas y sacrificios que estos realizaron para echar a los ingleses y la represión que sufrieron, a la postre fue rentabilizada por los terratenientes y los ricos, con el apoyo de la nueva policía y el nuevo ejercito, ahora irlandeses, y el activo respaldo, cuando no incitación,  de la Iglesia Católica. A muchos nos sonara esta letra y esta música, tan actuales.

Hay quien ha criticado la película por considerarla maniquea. Efectivamente la película es en blanco y negro en el retrato de personas y situaciones, no así  la fotografía de los preciosos paisajes irlandeses. Pero desgraciadamente los hechos fueron los que fueron y han tenido que pasar muchos años para que las cosas empezaran a cambiar para las clases populares irlandesas y aún y así han sido victimas también de una grave crisis económica y de un rescate.    

Mas allá de esa profunda carga ideológica, la película es muy entretenida y vitalista y atrapa con las vicisitudes de un grupo de jóvenes y de sus familias que no se resignan a vivir en la incultura, en la marginación o en el aburrimiento; que quieren abrir sus mentes y a la vez divertirse, siempre amenazados por las diversas fuerzas conservadoras. Hay escenas de una gran emotividad y todo ello salpicado de una fantástica banda sonora combinación de jazz de los años 20 y 30 y el maravilloso folk irlandés, que invitan a los espectadores a ponerse a bailar como los actores de la película.

Loach que es británico, sin embargo en varias de sus películas se ha situado en Irlanda, demostrando una especial sensibilidad por la historia y los problemas de este país.

Así que mi recomendación ferviente. Disfrutareis y de paso aprenderéis interesantes momentos de la dramática historia de Irlanda, no tan lejana ni diferente a la nuestra.



jueves, 27 de noviembre de 2014

RENOVACION GENERACIONAL, CON IDEAS


Creo que hay una amplia coincidencia en considerar que nos encontramos en un momento decisivo en la historia de nuestro país, en que tenemos que afrontar de manera ineludible grandes retos políticos, económicos y sociales, que van  a condicionar para bien o para mal el desarrollo de nuestra sociedad en las próximas décadas.

La globalización, la salida de la crisis económica, la lucha contra el paro, la reducción de la desigualdad, el modelo de Estado (monarquía constitucional o república), las nuevas reglas de convivencia entre los pueblos de España, la consolidación de las políticas de bienestar social, la regeneración política…No son tareas fáciles y requieren ideas, voluntad, entusiasmo, capacidad de dialogo y pacto.

Todo hace pensar que la generación que protagonizó la modélica transición política de nuestro país y la inmediata posterior que consolidó el estado democrático, impulsó la políticas sociales y la plena integración en Europa, esta totalmente agotada y es incapaz de asumir esas tareas.

Hay por tanto que afrontar la renovación generacional, que en mi opinión debe ser profunda y generalizada, un cambio que es algo muy distinto a una mera liquidación por derribo o a una simple sustitución  de caras y edades, que sería un “quítate tu, que me pongo yo”.

Esta renovación generacional ha empezado ya de manera evidente. Ha cambiado el monarca, el Secretario General y la mayoría del equipo de dirección del PSOE, los máximos responsables de algunas de las mas grandes empresas del país, lo hubo en el PNV y han anunciado su marcha el coordinador de IU, el Secretario General de UGT y el líder de Anova, Xosé Manuel Beiras. Por no hablar del equipo de dirección de PODEMOS, aunque estos últimos para elaborar su programa económico ha echado mano de dos economistas no precisamente jovencitos. Y sin duda habrá más cambios, incluso en el propio PP.

Renovación generacional que debería situarse más bien por debajo de los 40 años, que por debajo de los 50 y que sin duda tenía que haberse empezado a preparar bastante antes y no esperar a que empiecen a crujir todas las costuras del sistema democrático.

Hay quien puede pensar que es un riesgo muy peligroso que problemas tan difíciles y complejos tengan que ser afrontados por gente joven con limitada experiencia y desconocida o insuficiente preparación. Pero no esta mal recordar que en 1977, con retos igualmente formidables, buena parte de la clase política, económica y sindical era joven o incluso muy joven, si bien hay que admitir que en 1977 hubo una excepcional combinación de jóvenes y maduros: Felipe, Suárez, Fraga, Carrillo y tantos otros y entre todos tejieron un consenso que permitió sacar nuestro país hacia delante.

Pero en mi opinión sería un grave error concluir que con bajar 20, 25 o 30 años la edad media de nuestros dirigentes políticos, económicos o sindicales ya tendríamos la solución. No es una cuestión de lifting o de imagen. Es imprescindible que lleve aparejada  la renovación de ideas, de propuestas, de programas.

Es cierto que hoy hay nuevas maneras de relacionarse y comunicarse, pero el debate de ideas no es asimilable a quien manda más o mejores tweets o wasaps. Y las ideas nos surgen de la nada ni de un momento  ocurrente que tenga alguien.

No necesitamos eruditos, ni coleccionistas de masters, sino personas preparadas, con formación sólida, con información rigurosa, con conocimiento de la historia de nuestro país y del mundo, con referencias ideológicas (algo muy distinto a ser meros recitadores de catecismos de izquierda o de derecha) y en la medida de lo posible con experiencia laboral y de gestión.

Gente que sepa que va a tener que gobernar uno de los estados más desarrollados y más complejos políticamente del mundo y que ello no se puede hacer con frases hechas, slogans o lugares comunes. No les va a ser nada fácil lidiar con los exportadores chinos, con la troika, con los poderes institucionales  de la Unión Europea, con las multinacionales, con los grandes fondos inversores internacionales, por no hablar de los altos cuerpos de la Administración del Estado, el poder judicial, los grandes medios de comunicación. Y no vale decir que movilizaran a la ciudadanía las veces que haga falta para vencer las resistencias y pensar que será así de sencillo.

No, no nos podemos permitir que un gobierno que encarne la renovación generacional sea apabullado, ninguneado o puenteado por poderes e intereses no democráticos. No podemos encaminarnos a pocos años vista a una frustración generalizada de expectativas de cambio, que seguramente capitalizarían los poderes más conservadores e insolidarios.

Por ello les tenemos que dar a los nuevos dirigentes jóvenes nuestro voto de confianza  sin reticencia alguna y a la vez exigirles que se preparen ellos y sus equipos desde ya para afrontar esas responsabilidades políticas, económicas, sindicales, sociales, etc. en las mejores condiciones posibles. Y ello exige, igualmente, que desde ya se les empiece a dar espacios de poder cada vez mas amplios y efectivos 

La renovación es buena, natural  e inevitable, pero mucho mejor que sea con ideas renovadas, sólidas, rigurosas, fundamentadas. Y en ese camino los viejos podremos y debemos echar una mano, siempre que sea necesario.

viernes, 21 de noviembre de 2014

¿CONSTRUIR UN NUEVO SINDICATO?




Ha habido en nuestro país diversos intentos de crear sindicatos. Desde los que protagonizaron sectores afines a la derecha nacionalista catalana, hasta los que en diversos momentos propició la derecha gobernante, primero la UCD y después el PP, incluso en fechas muy recientes. Los resultados están a la vista.

Ahora se habla de la construcción de un Sindicato, más o menos ligado a PODEMOS, como respuesta a lo que consideran deterioro del sindicalismo de CCOO y UGT. Ellos sabrán. Pero les convendría echar un vistazo a la historia del movimiento obrero.

Como es sabido, en España y en los países de nuestro entorno, construir un sindicato nunca ha sido tarea fácil ni mucho menos rápida. En la mayoría de los casos el soporte de opciones políticas ha sido decisivo, tanto en los sindicatos de origen comunista, socialista o democratacristiano; incluso en el caso de los sindicatos de orientación anarquista, contaron con el impulso de organizaciones libertarias. Desarrollar un sindicato ha requerido históricamente un tremendo esfuerzo militante, un lento y sistemático trabajo organizativo y unas referencias ideológicas básicas, que solo pudieron  ser impulsadas desde una sólida organización política. Por supuesto hay alguna peculiaridad, como es el caso de las Trade Unions británicas que fueron las que crearon el Partido Laborista.

A diferencia de la decisión de crear un partido político, que es una opción abierta dirigida al conjunto de la población, la creación de un Sindicato pasa inevitablemente por la implantación y el trabajo en las empresas durante largo tiempo.

Es verdad que la historia no tiene por qué repetirse miméticamente y que las circunstancias cambian, pero aun y así conviene recordar lo sucedido en nuestro propio país. Además de los dos grandes sindicatos históricos, UGT y la CNT, la única experiencia más reciente de construcción de un sindicato de masas, ha sido CCOO. Por supuesto existen tres sindicatos de carácter  nacionalista, ELA-STV,  LAB y CIG,  muy vinculados a opciones políticas nacionalistas y con exclusiva implantación territorial en el país Vasco y en Galicia respectivamente. Hay otra opción sindical, USO, de implantación muy reducida y pequeños sindicatos corporativos especialmente en las administraciones públicas.

Por mi edad y mi trabajo tuve ocasión de asistir al difícil proceso de construcción de las CCOO. Eran tiempos de ilegalidad, pero en sus orígenes la mayoría de los sindicatos se forjaron en la clandestinidad o en una tolerancia restringida. Es conocido que Comisiones Obreras fueron fruto del rechazo cada vez mayor a finales de los años 50 del siglo XX de la administración sindical falangista por parte de muchos trabajadores  y de la lenta aparición o reaparición de militantes comunistas en los grandes centros de trabajo. Las iniciales Comisiones Obreras no fueron obra exclusiva de los comunistas, participaron también cristianos con vocación social, falangistas desengañados o trabajadores sin adscripción ideológica, pero dispuestos a defender sus derechos. Sin embargo lo que dio continuidad, organización y coherencia a ese incipiente movimiento sindical fue el trabajo de los comunistas.

Fueron casi 20 años de trabajo y lucha en las empresas lo que permitió que en 1977 se pudiera dar el paso a la creación formal del sindicato. En ese tiempo unos muy pocos miles de activistas se dedicaron a defender sin tregua a l@s trabajadores. Recuerdo perfectamente cómo venían a los despachos laboralistas trayendo a compañer@s, a menudo con miedo y desconfianza, para reclamar unas horas extras, una sanción, un despido, unos pluses no pagados o una invalidez no reconocida. Cómo esos militantes obreros se empapaban y eran auténticos expertos en la legislación laboral para sacar el máximo provecho en la defensa de los intereses de sus compañero@s. Cómo estaban pendientes de cualquier problema para apoyarles, para plantearlos ante el empresario. Cómo sufrían las represalias laborales y desde luego policiales, por esa labor.

Y comprobamos que poco a poco los empresarios más espabilados  empezaron a aceptar que tenían que entenderse y negociar con aquellos militantes de CCOO, si querían que funcionara su empresa.

Sí, construir CCOO fue un camino muy laborioso, con mucho sacrificio, mucha constancia, al principio con frecuentes derrotas, pero que fue decisivo para lograr la democracia y el avance de los derechos laborales y sociales en España. Y después, ya en democracia, el trabajo sindical siguió siendo duro y complicado. El convenio colectivo se convirtió, como no podía ser de otra forma, en la espina dorsal de la acción sindical. Los Convenios son en definitiva la razón de ser del sindicalismo  clase y la vara de medir la utilidad y el papel del mismo.

Negociar un convenio colectivo y sobre todo lograr un buen convenio,  no es llenarse la boca o los panfletos de magníficas reivindicaciones. Requiere formación, información, experiencia, capacidad de saber hasta dónde se puede llegar y dónde no se puede ceder y eso no se aprende en los libros ni en las tesis doctorales. Conseguir un buen  convenio requiere una arraigada presencia en los centros de trabajo, para ir creando las condiciones que permitan que lo que se reivindique esté asumido por el conjunto de la plantilla y que los negociadores cuenten con el  respaldo de sus compañer@s.

Y también tiene todas las características de un Convenio Colectivo la negociación con las Administraciones Públicas, con los gobiernos, en materia de políticas sociales, económicas, laborales, fiscales, etc.

Esa es la experiencia real del sindicalismo hasta hoy.

Es cierto que hay un fuerte deterioro de la imagen de los dos grandes sindicatos y que hemos cometido errores de bulto. Es verdad que la acción sindical, tras siete años de crisis y seis millones de parados, es dificilísima y con resultados a menudo muy insuficientes. Como también es evidente que hay una fuerte, sostenida y relativamente exitosa campaña desde múltiples frentes contra el sindicalismo de clase, para asegurar que la salida neoliberal de la crisis se imponga sin cortapisas.

Es verdad. Los sindicatos de clase tenemos que hacer un profundo cambio para superar nuestras limitaciones y errores. Tenemos que adecuar nuestra acción sindical a las nuevas realidades de la globalización, de los cambios tecnológicos, de las transformaciones en las formas de producción y en las nuevas vías de comunicación y relación en la sociedad. Efectivamente tenemos mucho que hacer, pero sin olvidar que el sentido de nuestra función sigue estando de manera fundamental en nuestra labor cotidiana en los centros de trabajo.

En ese proceso de cambio que ya estamos empezando, sería muy bueno contar con el estímulo, las ideas y el trabajo de compañer@s vinculados o simpatizantes de PODEMOS.  Sería mucho más eficaz y efectivo que intentar montar un sindicato por su cuenta.



viernes, 14 de noviembre de 2014

LOS ARBOLES DEL 9-N Y EL BOSQUE DE LA CRISIS


Las derechas gobernantes en Madrid y en Barcelona están decididas a llevarnos a un callejón sin salida. Y mientras el mundo se mueve y se transforma por días, por horas, nosotros estamos absortos en una polémica propia del siglo XIX y nos mantenemos al margen de los grandes debates que se están dando sobre el panorama postcrisis o p.e. sobre el trascendental y muy complejo acuerdo que se está negociando entre la Unión Europea y los Estados Unidos, de enorme trascendencia para nuestra economía.

La movilización del 9-N fue muy importante por dos razones. En primer lugar porque sacar en torno a 2 millones de personas a la calle no es cualquier cosa, aunque se cuente con un impresionante y sostenido despliegue de apoyo gubernamental de la Generalitat y con la ayuda inestimable de la sucesión de torpezas del gobierno de Rajoy; pero siendo una grandisima movilización que sería un grave error minusvalorar, ha quedado lejos de ser mayoritaria. En segundo lugar porque pasarnos semanas y semanas debatiendo sobre qué hacer el 9-N, ha conseguido que ni en España ni en Cataluña la ciudadanía se entere de los presupuestos para el año 2015 y que el debate parlamentario sobre los mismos, el tema mas importante de cada año parlamentario, pase sin pena ni gloria o todo lo mas con las cuchufletas del Ministro Montoro. Presupuestos que en Cataluña van a tener una reducción de nada menos que 4.000 millones de euros.

Así que todos los que parten el bacalao en Madrid y Barcelona están contentos. Los que no deben estar tan contentos son los millones de parados de nuestro país, cuya situación esta en lista de espera dentro de las prioridades de los dos gobiernos neoliberales.

Y después del 9-N, Rajoy más de lo mismo y Artur Mas, ídem; viendo como pueden sacar tajada electoral del desastre que han provocado.

Tenía la ingenua confianza que el PP iba a moverse algo. Me había animado el razonable articulo conjunto de los exministros Josep Piqué (PP) y Jordi Sevilla (PSOE) publicado en El País y también me había sorprendido gratamente la moderación del portavoz de Societat Civil Catalana, José Ramón Bosch, al que tuve ocasión de escuchar hace unos días, oponiéndose a cualquier medida de judicialización de la consulta y llamando a la negociación política. Vanas ilusiones. Las cada día mayores incertidumbres de la recuperación económica, mas la ristra de escándalos de corrupción,  obligan a Rajoy a seguir poniendo el foco en el reto independentista.

¿Y la izquierda qué hacemos? Seguimos sin encontrar nuestro espacio diferenciado de unos y otros. El PSOE esta condicionado por su ambivalencia: por una parte el respaldo, en exceso legalista, a las posiciones del gobierno estatal y por otro el apoyo matizado a los socialistas catalanes. Pedro Sánchez intenta diseñar una posición mas autónoma de la que tenía Pérez Rubalcaba o a la que sigue teniendo Susana Díaz, pero no termina de tirar hacia delante. Es cierto que no son  nada fáciles los equilibrios de diversa índole que deben mantener los socialistas, pero tendrían que realizar una campaña mucho mas capilar y extensa en el conjunto del país, sobre como ven ellos la reforma constitucional, el modelo federal y el proceso de pronunciamiento de la sociedad catalana. Y los socialistas deben ser muy firmes en la oposición tajante a las querellas u otras medidas judiciales contra el gobierno catalán, eso sí sin caer en algunos excesos como los del expresidente Montilla y su declaración de amor a Artur Mas.

En cuanto a Izquierda Plural, lo primero que debería tener en cuenta son los resultados de la famosa consulta en el cinturón industrial de Barcelona, donde los nacionalistas han patinado cosa mala. Por mucho que se empeñen una parte de las cúpulas de ICV y de la CONC (UGT en Cataluña es un caso perdido para la sensatez) la clase obrera catalana no está por el independentismo y sobre todo no está por hacerle el caldo gordo al gobierno ultraliberal de Artur Mas. Es verdad que las tensiones internas en ICV y en la CONC bordean la ruptura interna, pero su ambigua postura no contribuye a dar la batalla ideológica al nacionalismo neoliberal y tampoco genera suficientes apoyos entre las clases trabajadoras catalanas,

¿Y que decir de PODEMOS? Seguimos sin saber cual es su propuesta al respecto, además de nadar y guardar la ropa.

Mientras, crece la desigualdad social en toda España, incluida Cataluña. Sigue cayendo la protección económica a los desempleados. La atención a la dependencia sigue atascada. El crédito no llega a las PYMES, los autónomos y las familias. No hay respuesta a las recomendaciones de organismos internacionales que nos dicen que hay que reducir la desigualdad salarial, pero a la baja. Los servicios sociales están desmantelándose. Los jóvenes de clase media siguen haciendo las maletas camino de la emigración.

Así que sigamos en el laberinto de Rajoy y Artur Mas, que ya otros decidirán por nosotros (y ahí si que no valen referéndums de ningún tipo) cual es el futuro que nos espera tras la salida de la crisis.








domingo, 9 de noviembre de 2014

IZQUIERDA UNIDA TIENE FUTURO....SI SE LO TRABAJA



Resulta una nefasta paradoja que una de las consecuencias de la irrupción de PODEMOS en la escena política de nuestro país esté siendo el profundo debilitamiento de IU, precisamente una fuerza política que a lo largo de muchos años ha luchado por el fortalecimiento de la democracia y por el desarrollo de las políticas sociales.

De esta realidad no hay que echarle la culpa a PODEMOS; ellos van a lo suyo y por cierto haciéndolo muy bien en función de sus objetivos. En la crisis que esta viviendo IU la mayor responsabilidad está en una parte de sus dirigentes y militantes que han entrado en un proceso de perdida de confianza en la viabilidad del partido y en la  dificultad  del sector que apuesta por la continuidad inequívoca de IU para difundir una propuesta convincente que justifique esa continuidad.

La banalización de los debates  políticos en la que estamos inmersos, unida a la urgencia por desplazar en las urnas a la derecha gobernante y el tremendo espejismo en los meses anteriores a las elecciones europeas, cuando muchos dirigentes y militantes de IU llegaron a pensar que íbamos a desplazar al PSOE y a convertirnos en el referente mayoritario de la izquierda española, nos ha conducido a un estado de nervios y a unas prisas irrefrenables.

Hay quienes ven como única solución imitar a PODEMOS. Los hay que corren detrás de cualquier movilización, se suman a todas las pancartas y se apuntan sin discriminar a todas las campañas. Todo ello nos esta impidiendo abrir una reflexión serena y rigurosa sobre el futuro de IU.

Vaya por delante que después de 47 años de militancia política, no sacralizo ni siglas ni partido. Pero desde luego tengo clarísimo que o la izquierda tiene sólidos y arraigados partidos, o no tiene nada que hacer frente a la derecha y sus diversas formas de ejercer el poder. Por supuesto que es muy importante ganar las próximas elecciones, pero hay que pensar en el día después y si IU se diluye u obtiene ínfimos resultados, para la izquierda será mucho más difícil trazar alianzas de gobierno y gobernar.

¿La izquierda en España necesita un partido como IU, con un programa transformador, con experiencia, con arraigo social? ¿o esa opción existe ya o se esta construyendo fuera del ámbito de IU? En mi opinión no existe. El PSOE es una opción de izquierda moderada, imprescindible y decisiva para el cambio político en nuestro país y con quien hay que entenderse si queremos realmente desplazar a la derecha. Pero es una opción distinta a lo que ha representado, representa y tiene que seguir representando IU. Y ¿PODEMOS? Todavía no sabemos, e imagino que ellos muy bien tampoco, cual va a ser el espacio político de esta nueva fuerza, que se presenta como ni de izquierdas ni de derechas, que quiere ocupar la centralidad del mapa político y que según reconocen aun les queda muchísimo camino por recorrer para consolidarse como un partido ¿socialdemócrata? ¿republicano radical? ¿azañista?

Que IU  en teoría sea necesaria y tenga espacio propio, no quiere decir que lo consiga y que sea capaz de evitar su descomposición.

La segunda pregunta que deberíamos hacernos es quienes y para qué necesitan especialmente la presencia y la acción de IU. Considero que son tres los ámbitos sociales a quienes deberíamos dirigirnos prioritariamente.

En primer lugar l@s trabajador@s y muy en especial l@s afiliad@s a CCOO y UGT. L@s mism@s que en buena medida no se sienten identificados con muchas experiencias negativas de los gobiernos socialistas, pero a quienes tampoco les convence el radicalismo de propuestas y gestos de algunos dirigentes y organizaciones de IU. Las reivindicaciones sociolaborales, de las condiciones de trabajo, del empleo, deben ser una de las grandes prioridades de IU y no es que en el papel no lo sean, pero en la práctica cotidiana con frecuencia se ven desplazadas por otras muchas pequeñas y coyunturales batallitas. El camino no es solo decir que se está de acuerdo con CCOO y UGT y que se asumen sus reivindicaciones o estar presentes en las manifestaciones.

La organización de IU, sus militantes y dirigentes deben visualizarse, y no solo en campaña electoral, en los centros de trabajo. IU ha desaparecido hace muchos años de los centros de trabajo, lo que no hizo el PCE cuando era clandestino. Hay que dirigirse a los cuadros de CCOO y UGT para intentar afiliarl@s. Resulta increíble que en la mayoría  de las direcciones de CCOO, a todos los niveles,  apenas hay afiliad@s a IU y no digamos en UGT. Las direcciones de IU deben marcarse como una prioridad organizativa su implantación en los sindicatos, donde además hoy por hoy no hay competencia.

En segundo lugar, IU debe dirigirse y trabajar con las ONGs del ámbito social y solidario. No los chiringuitos radicales, sino las grandes organizaciones implantadas en el ámbito de la cooperación al desarrollo, a la discapacidad, a la lucha contra la pobreza y la exclusión, al apoyo a las personas mayores, las organizaciones de profesionales de las políticas sociales (trabajador@s sociales, psicolog@s, terapeutas, gerontolog@s….). Con la inmensa mayoría de todos ellos IU puede compartir programas, valores, iniciativas. Sin embargo les tenemos olvidados, cuando no mostramos recelos. Sé muy bien que acercarnos a ellos, tras años de indiferencia no es nada fácil ni rápido, pero es imprescindible, eso sí descartando cualquier pretensión de manipulación o protagonismo. Y ojo o lo hacemos nosotros y ya, o lo hará PODEMOS, ahora que están en las cresta de la ola.

Y el tercer colectivo, son l@s catolic@s con vocación social y solidaria, que son much@s y muy activ@s y en algunos casos coinciden con los anteriores. La Iglesia Católica puede estar comenzando un proceso de renovación, del que la izquierda debe estar muy interesada que se desarrolle y consolide, mas aun en un país como el nuestro.

He tenido la ocasión muy recientemente de participar en un Congreso organizado por Caritas-Foessa. Todo lo que allí se ha dicho, podría caber en el programa social, económico y fiscal de IU. He visto decenas de jóvenes voluntari@s, de profesionales, incluso de religios@s, defendiendo una sociedad justa e igualitaria. ¿Por qué vamos a renunciar a encontrarnos y trabajar con ellos?

Yo que Cayo Lara o que Gaspar Llamazares hubiera mandado una representación de IU al referido Congreso y hubiera pedido inmediatamente después una entrevista con la dirección de Caritas para que nos explicaran el VII Informe sobre la Situación social de España, un documento formidable, ponernos a su disposición y colaborar con ellos para intentar  sacar adelante sus propuestas. Y lo mismo con Intermon-Oxfam.

Es evidente que para IU sería un cambio de chip notable dirigirse a este ámbito, pero con el tiempo, con inteligencia y sin afán manipulador, podríamos tener ahí un sector de confluencia más potente y real que algunas iniciativas convergentes que se airean por ahí y que no tienen nada por debajo. No olvidemos que el PCI de Enrico Berlinguer llegó donde llegó en los años 70 en buena medida por su apertura a los católicos italianos.

Si lográramos a medio plazo abrir un camino de relación y mutua influencia con esos tres amplísimos sectores sociales, el futuro de IU y sobre todo su utilidad política estaría asegurada. Como no lo estará es convirtiéndonos en la marca blanca de PODEMOS.





martes, 4 de noviembre de 2014

LOS GRANDES EMPRESARIOS EN HALLOWEEN: ¿"TRUCO O TRATO?"


El llamado Consejo Empresarial para la Competitividad, que agrupa algunas de las más grandes empresas de nuestro país, ha presentado un plan de reactivación económica, creación de empleo y reformas estructurales y presupuestarias. Da la impresión de que estos grandes empresarios se han dejado influir por el espíritu de “Halloween” y nos preguntan a la ciudadanía si “¿truco o trato?”.  Y tras haberlas leído mi impresión es que hay sobre todo “truco”. Veamos.

Lo primero que llama la atención es quienes protagonizan la propuesta. Entre otros los dos grandes Bancos, BBVA y Santander, que siguen cerrando el crédito a las familias, a los autónomos y a las pequeñas y medianas empresas. Y por supuesto Telefónica, que lleva años reduciendo sus plantillas y mandando a casa a personal muy cualificado en cuanto llegan a los cincuenta años.

Podríamos pensar que más vale tarde que nunca. Que ahora que tantos están pidiendo perdón por los desmanes que se han cometido a su alrededor, también las grandes empresas españolas se suman a este acto de contrición. Falsa percepción. Ni piden perdón, ni tienen penitencia, ni hacen propósito de la enmienda.

Resumiendo la propuesta, se puede decir que hay obligaciones y/o sacrificios para todos, menos para ellos. Ni una sola iniciativa de apertura del crédito bancario, de inversión en I+D+I, de asumir una presión fiscal equiparable a la que tienen las grandes empresas en los estados mas avanzados de la Unión Europea, de combatir las diversas formas de evasión de capitales o de camuflaje de beneficios.

Escriben una magnifica carta a los Reyes Magos que se concreta en la creación de nada menos que  2’3 millones de empleos de aquí al año 2018. Señalan en que sectores se podrían crear: aflorando 800.000 empleos sumergidos; mejorando el nivel educativo (200.00 empleos); desarrollando la economía digital y adlateres (130.000); apostando por la internacionalización de las empresas (700.000¿?); una política energética sostenible (100.000); aumentando el tamaño de las empresas y su productividad (400.000);  y para “redondear”, crecimiento económico en general (600.000). Ni el Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba hizo unas cuentas de este estilo. En todo caso esto sería la parte positiva,  “el trato” que proponen.

¿Y cómo  se pueden cumplir estos objetivos? Es entonces donde descubrimos el “truco”. P.e. en el sector energético, reduciendo la factura de las empresas y fomentando el “fracking”. Otro ejemplo, en la educación con un mayor control de las becas e introduciendo la competencia entre los centros educativos. También nos dan algunas pistas de cómo van a aumentar el tamaño de las empresas, p.e. con mayor flexibilidad laboral para el traslado geográfico o rebajas fiscales.

Pero lo sustancial del “truco” es la propuesta de reducir en 30.000 millones el gasto público, nada menos que el 3% del PIB. Y también dan claras pistas: implantación mas acelerada de la reforma de las pensiones, plan de privatizaciones para recaudar nada menos que 35.000 millones de euros y como ya queda muy poco sector público que privatizar, a lo mejor estar pensando en vender el Museo del Prado.

Igualmente hay propuestas de cambio en los ingresos fiscales, reduciendo los impuestos directos, que en principio son los más progresivos, y aumentando el IVA que pagamos todos por igual. Proponen la reducción de 17.500 millones de euros de gasto corriente del sector público, mediante la restructuración de las Administraciones Públicas, lo que en cristiano quiere decir echar a decenas de miles funcionarios y personal laboral a la calle.

Y no podía faltar, claro esta, la referencia a los falsos parados que defraudan, al simultanear el cobro de las prestaciones de desempleo y el trabajo en la economía sumergida.

Por supuesto hay llamamientos al control del fraude fiscal, a la lucha contra la economía sumergida y a que se cambien las actitudes frente al fraude. Pero en estas materias se quedan en la filosofía y no descienden a la letra pequeña.

A estas alturas de la vida no me gusta nada hacer demagogia y menos aun ser radical, pero con propuestas como estas, puras recetas neoliberales,  no cabe más que la indignación.

Luego dirán que los de PODEMOS no concretan su programa económico o que lo que dicen es inviable. Esto es verdad, como bien puso de manifiesto la entrevista de Jordi Evole con Pablo Iglesias hace unos días. Pero supongo que buena parte de la población española preferirá de lejos las propuestas de PODEMOS, antes que la nueva cura de caballo neoliberal que nos proponen algunos de los mayores responsables y beneficiarios de la crisis que estamos soportando.

En definitiva estos grandes empresarios, en lugar de apostar por el “trato”, por una negociación seria con los sindicatos y con los gobiernos, prefieren, una vez más, el “truco”. Este es el capitalismo que tenemos. Que nadie se asombre del cataclismo electoral que puede producirse.





  



martes, 28 de octubre de 2014

CORRUPCION: RAICES PROFUNDAS



Cualquiera puede llegar a la conclusión de que se mire hacia donde se mire el sistema político y económico de nuestro país esta podrido. Hoy las noticias de las diversas formas de corrupción son más tremendas que las de ayer, pero posiblemente menos que las de mañana. Y a la vez tenemos más de cinco millones de parados, un crecimiento de la desigualdad, cientos de miles de jóvenes en un exilio económico, casi un cuarto de la población en riesgo de pobreza….Y algo que no podemos olvidar: más del 20% de la economía de España, es decir más de 200.000 millones de euros, es economía irregular, lo que afecta a una parte no pequeña de la población.

Con este panorama, uno comprendería reacciones como la del personaje (“Bombita”) que interpreta magistralmente Ricardo Darin en la fantástica y altamente recomendable película argentina “Relatos salvajes”. Lo sorprendente es que la ciudadanía española va asumiendo la ración diaria de corrupción casi como algo que forma parte del paisaje del país. Aunque es verdad que hay una caída importante de la intención de voto al PP, al PSOE y a CIU, que existe un cabreo amplio con empresarios y sindicatos y un ascenso en flecha de PODEMOS y desde luego se vislumbra una amenaza de fuerte abstención. 

Y no valen las justificaciones de que ya se ha superado la corrupción y que ahora lo que esta saliendo es el pasado y además  muy ligado al boom de la construcción. Esta es una parte de la historia, pero ni mucho menos la única o la fundamental. Tampoco vale, aun siendo cierto, que la corrupción cuantitativamente es muy pequeña en el conjunto de la actividad económica del país; porque cualitativamente es una agresión  a la inmensa ciudadanía honesta y un pésimo mensaje fuera de nuestras fronteras.

Pero más allá de esas lógicas reacciones cabría hacer una reflexión de fondo ¿Qué ha pasado y qué esta pasando para que un país con tan solo 35 años de democracia se haya sumergido en esta espiral de corrupción?

Intentare esbozar algunas ideas sobre lo que en mi opinión son las raíces de la corrupción. 

En primer termino hay que relacionarlo con la todavía muy superficial capa democrática de nuestra sociedad y por supuesto de nuestras clases dirigentes.

España, es obvio recordarlo, pero hay que hacerlo, es la sociedad occidental que ha tenido  una experiencia mas traumática en su pasado reciente. Una guerra civil de casi tres años con cientos de miles de muertos en los dos bandos, con una larga posguerra de terrible represión, que sin duda deshizo o impidió la creación de vínculos de solidaridad, honradez, responsabilidad, de pertenencia colectiva a un objetivo de nación común…Se generalizaron sentimientos de “sálvese quien pueda”, de “buscarse la vida cada uno por su cuenta”.

Cuarenta años en los que solo una pequeña, muy pequeña, minoría luchó contra esa situación y que por razones diversas, que no es el momento de desarrollar, fue apartada de un protagonismo de gobierno al conseguir la democracia. Y llegaron al Consejo de Ministros, a los gobiernos Autonómicos o a las Corporaciones Locales, quienes poco o nada habían luchado por la democracia, por supuesto con puñados de notables excepciones. Y se encontraron con mucho, mucho poder, que aunque se lo dieron los ciudadanos, a ellos les cayó del cielo. En otras palabras la clase política de la nueva democracia, junto a indudables, numerosos y valiosos logros, junto a muchos políticos honestos, eficaces y laboriosos, ha tenido en su seno  muchos que pensaron que la política era una forma de hacer negocio propio.

Pero sería muy injusto decir que la corrupción es resultado exclusivo de la actuación de una parte de la clase política. En mi opinión, y seria la segunda raíz de la corrupción, el notable y rápido enriquecimiento de la sociedad española tiene mucho que ver con la práctica o la tolerancia de la corrupción.

España ha pasado en pocos decenios de ser un país al borde del subdesarrollo a uno de los estados mas desarrollados del mundo; procesos que en otros países se han extendido a lo largo de muchas décadas en el nuestro se ha comprimido muchísimo. Todavía recuerdo cuando era adolescente cómo se celebró que nuestra renta per capita había llegado a los 1.000 dólares por habitante y en pocos decenios lo hemos multiplicado por mas de 30; es cierto que los dólares de los años 60 no son los dólares de hoy, pero refleja muy bien el cambio experimentado. Y esta impresionante transformación,  de la que debemos estar orgullosos el conjunto de la sociedad española, sin embargo ha tenido otras vertientes muy negativas.

Así, cuando antes de la crisis cruzábamos la frontera descubríamos con asombro que el parque automovilístico español era de mucho mayor nivel que el francés, que el italiano e incluso que el alemán. Por no hablar de la multiplicación de las segundas y terceras residencias o algo tan pedestre pero tan ilustrativo como ser uno de los países del mundo con mas operaciones de cirugía estética o cómo eclosionó el turismo masivo de los españoles, que empezaron a ir al Sudeste Asiático, a cruceros por los fiordos o de luna de miel a las Islas Maldivas.

Nos hemos convertido en muy poco tiempo en un país con hábitos y actitudes de nuevos ricos. No todos por supuesto, ni mucho menos, porque seguíamos con un paro y una pobreza estructural que no desaparecieron ni en los mejores años del boom económico. Nuevos ricos que en muchos casos participaron o toleraron o disculparon las diversas formas de corrupción y corruptelas.

Hay una tercera cuestión que ha favorecido la corrupción: la inoperancia de la Administración de la Justicia hasta fechas muy recientes, creando una amplia sensación de impunidad. A la cárcel iban los chorizos, los camellos y los inmigrantes;  los delincuentes de corbata eludían la sanción penal y por supuesto la cárcel.

Un cuarto factor a tener en cuenta es la constatación de que lo sustancial de la corrupción ha estado vinculado a las Administraciones precisamente mas cercanas a la ciudadanía y que se consideran un instrumento de mayor democratización del Estado: las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales. Y sin embargo han fallado los instrumentos públicos y sociales de control y sus políticos y gestores han sido mucho mas permeables a la corrupción que los de la Administración General del Estado. Y sin caer en la recentralización como ha hecho el gobierno de Rajoy con la reforma de las Administraciones Locales, habrá que afrontar profundas medidas de control y transparencia en el funcionamiento de los poderes autónomicos y locales.

Un quinto aspecto a considerar es la no beligerancia de la jerarquía de la Iglesia Católica española con la cultura de los nuevos ricos y con la corrupción. Obsesionados con los gays, los divorciados o con la legislación del aborto, han hecho la vista gorda con el pecado de la avaricia. Solo Caritas y otras Instituciones religiosas de semejante perfil, han predicado año tras año en el desierto sobre la desigualdad y la injusticia de nuestra sociedad. Y si la Iglesia no excomulgaba a los ladrones de guante blanco, pues no sería algo tan malo.

Por ultimo hay que admitir que aunque la derecha gobernante, en sus diversas acepciones, ha sido principal responsable y beneficiaria de la corrupción, también hay mucho que criticar a los gobiernos socialistas que durante sus largos años de gran poder no se preocuparon en fortalecer los valores democráticos ni en la escuela ni en los medios de comunicación, ni en la creación cultural y permanecieron pasivos ante el crecimiento de la ideología del individualismo, más aun, dijeron cosas como que “España es el país donde uno se puede hacer rico más rápidamente” (Carlos Solchaga), o aquello de “blanco o negro lo importante es que el gato cace ratones” (Felipe González).

En todos esos caldos de cultivo es donde ha crecido la corrupción.  

Así las cosas, muchos pueden pensar, y es muy comprensible,  que esto solo lo arregla el tsunami PODEMOS. Ojala fuera así de sencillo. La corrupción esta arraigada y diversificada. No será fácil acabar con ella. Las fuerzas políticas y sociales, tendremos que reformar a fondo nuestro sistema político, el funcionamiento de nuestra economía y de las administraciones públicas y por supuesto nuestro modelo educativo y audiovisual.